Turismo

La tasa turística, aún a la espera en Andalucía

En Andalucía, la implantación de un impuesto que grave las pernoctaciones de los viajeros que visitan la comunidad es una propuesta aún muy lejos de convertirse en realidad

El sector lo rechaza porque entiende que tendrá un efecto disuasorio y afectará a las llegadas aunque los datos de Baleares, una de las dos regiones pioneras junto a Cataluña, demuestran que, ni de lejos, supone un freno

En Baleares, las llegadas han crecido un 30% con respecto al año previo a su implantación. El gremio reclama que no vaya a gastos corrientes

Turistas en el Centro de Málaga, este pasado mes de enero.

Turistas en el Centro de Málaga, este pasado mes de enero. / Álex Zea

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

Málaga no implantará la tasa turística a corto plazo y tampoco parece probable que sea una propuesta con vistas a desarrollarse con vistas a un futuro más lejano.

Este impuesto, que ya se aplica en las comunidades españolas de Baleares y Cataluña, junto a un sinfín de ciudades europeas -Berlín, Bruselas, París, Lyon, Atenas, Ámsterdam, Edimburgo, Roma, Venecia, Lisboa, Oporto, Ginebra, Praga, Budapest o Kiev, entre otras muchas- grava la estancia en un alojamiento turístico por persona y por noche, con el objetivo de que la recaudación repercuta en la mejora de los servicios públicos de la localidad así como que contribuya a amortiguar la huella contaminante de una industria que mueve tantos recursos como es el turismo.

En la capital malagueña, aunque el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, se ha mostrado siempre abierto a estudiar el gravamen con el objetivo de buscar un turista de mayor poder adquisitivo, eso sí, siempre que sea consensuado con el sector, lo cierto es que la ciudad está aún muy lejos de esta iniciativa, así como en el resto de las localidades andaluzas.

Esto es así porque la implantación de la tasa requiere de un marco normativo que tiene que elaborar la Junta de Andalucía como administración competente. Un paso que el Gobierno andaluz no está dispuesto a dar, como dejó meridianamente claro esta semana el consejero de Turismo, Arturo Bernal, al afirmar que los responsables del sector turístico andaluz «no quieren oír hablar de la tasa turística».

La interposición de tasas, de impuestos, de grávamenes especiales, solamente suponen una solución coyuntural a un problema mucho mayor que tiene que ser resuelto por parte del Gobierno de España a través de la correcta financiación de las entidades locales

Por tanto, mientras no haya margen para la negociación, Turismo no avanzará en la implantación de una tasa turística que, según Bernal, no puede ser la solución al problema de infrafinanciación local, especialmente en los municipios turísticos. Y en este punto, el consejero de Turismo lanzaba la piedra sobre el tejado del Ejecutivo central: «La interposición de tasas, de impuestos, de grávamenes especiales, solamente suponen una solución coyuntural a un problema mucho mayor que tiene que ser resuelto por parte del Gobierno de España a través de la correcta financiación de las entidades locales».

Efecto disuasorio

Al respecto, consultados por este periódico a los principales exponentes del sector turístico malagueño, el rechazo a este impuesto es unánime y rotundo. Los principales argumentos son que generará un efecto disuasorio para los turistas así como que los hoteles estarán en desventaja.

«La tasa turística es una forma de solucionar en el corto plazo un problema de financiación que tienen los municipios turísticos a costa solamente del sector hotelero», señala el presidente de la patronal hotelera Aehcos, José Luque, que reconoce que los ayuntamientos sostienen una carga poblacional extraordinaria en temporada alta, para loque requerirían una financiación específica pero que no debe venir de la tasa turística. «El sector hotelero ya es una mínima parte del alojamiento en la provincia de Málaga. Las viviendas con fines turísticos representan 350.000 unidades, nosotros 100.000 en Málaga. Ellos tienen tres cuartos de la capacidad alojativa y son, hasta cierto, punto los causantes de una sensación de cierta masificación que provoca que los servicios públicos municipales se tengan a veces que multiplicar».

«Es verdad que está implantada en muchos países, en Europa sobre todo, pero creo que es una imposición más y cuanto más nivel impositivo tenemos, más difícil es hacer que los destinos sean asequibles. Creo que hay que estudiarlo en profundidad», valora Esperanza González, consejera delegada del Patronato de Turismo y Planificación de la Costa del Sol.

«El turismo que tenemos hoy en día es ya de un turista con poder adquisitivo y eso se debe lógicamente porque la subida de calidad de los hoteles es enorme, que ha hecho que suban los precios y ha hecho que la calidad del turismo mejore», señala Francisco Villafaina, presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de Málaga y de la Federación Andaluza. «Habría que estudiarlo mucho y habría que pensarlo, vamos a dejarlo para más adelante».

«La opinión que hemos tenido siempre es que ponerle una tasa al turismo no es adecuado porque puede hacerte menos competitivo que otros sectores y sobre todo cuando la tasa turística quizás lo que persigue es disuadir al turista», apunta el presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), Javier Frutos, que apunta a una mejora en el reparto de la recaudación por IVA en los municipios como nueva vía de financiación. «Se suele hacer en municipios cuando se cree que puede haber algún problema con el tema turístico, a día de hoy no estamos de acuerdo, no sé si a futuro con otro planteamiento quizás sí».

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Turistas en la Costa del Sol. / Álex Zea

El caso de Baleares

Baleares cuenta con una tasa turística implantada desde 2016. Aunque se la conoce popularmente como «ecotasa», ya que nació con el objetivo de minimizar el impacto del turismo en las islas, sobre papel se denomina Impuesto del Turismo Sostenible (ITS).

La tarifa oscila entre uno y cuatro euros por persona y día de estancia, en función de la temporada turística del año y la tipología del alojamiento. Así, un turista -o mallorquín, ya que no excluye a residentes- que se hospede en un hotel de cinco estrellas pagará la noche a cuatro euros, a tres euros en un apartamento turístico de tres llaves de categoría o a dos euros si se aloja en un hotel rural o si atraca en un crucero.

De hecho, no son solo los hoteles los que deben cobrar esta tasa. Según la ley que regula la ecotasa -Ley 2/2016, de 30 de marzo, del impuesto sobre estancias turísticas en las Illes Balears y de medidas de impulso del turismo sostenible-, el gravamen lo cobran hoteles urbanos y rurales, apartamentos turísticos, «viviendas turísticas de vacaciones», pensiones, posadas, campings, albergues, refugios y cruceros, por lo que no discrimina a ningún segmento.

Actualmente, la tasa está totalmente asumida en la comunidad pese a que siguen existiendo ciertos choques con el gremio, en especial, por el destino de lo que se recauda a través del impuesto.

«No estamos a favor de un impuesto que grave las estancias pero, si existe, que sea para el fin [por el que se creó el gravamen]», señalan a este periódico fuentes de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca.

«Este año se ha aprobado con el nuevo gobierno que la recaudación del ITS se destine a fines relacionados con la sostenibilidad, en concreto, mejora del ciclo del agua. [Antes] iba a gasto corriente y los empresarios turísticos noestábamos en los órganos decisorios para decidir a qué se destinaban esas partidas».

Por otro lado, la patronal hotelera de Mallorca recalca que la ecotasa «no ha afectado a la pretensión de que viniesen menos [turistas]», que es precisamente uno de los temores del sector malagueño.

De hecho, la Encuesta de Ocupación Hotelera del Instituto Nacional de Estadística (INE) confirma que el turismo no solo no se ha resentido sino que ha seguido en aumento en el archipiélago balear. Basta comparar los resultados de 2023, un año en el que llegaron 11.542.942 viajeros , con el balance de 2015, año previo a la implantación del tributo y en el que llegaron 8.833.485de turistas. Por tanto, un 30% de incremento en las llegadas a esta comunidad en los años en los que ha estado funcionando la ecotasa.

En los presupuestos de 2024, el Govern prevéque el Impuesto de Turismo Sostenible facilite hasta 136,07 millones de euros en inversiones de las que más de la mitad se destinará a inversiones en agua y medio natural y, en concreto, para la conservación de la Menorca Reserva de la Biosfera.

En la misma línea y en el caso de Andalucía, por ejemplo, la recaudación de este impuesto se podría destinar a financiar las obras hidráulicas que se están proyectando ahora para combatir la grave sequía que atraviesa la comunidad, teniendo en cuenta que el gasto de agua de un turista puede llegar a triplicar el de un residente.

En cualquier caso, en la comunidad andaluza este debate deberá esperar.

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