De lo último que uno espera encontrar cuando se adentra en esta vivienda de la calle Pintada es una imagen que casi alcanza el techo del salón. Impresiona. Bastante. Y es que aunque nos acercamos a la casa de Pilar Herrero para ver de cerca cómo es el rostro de la Virgen María Auxiliadora de Nerja, lo que no acertamos a imaginar es el tamaño. Y aún menos que junto a este pequeño altar casero puedan pasar todas las semanas muchas personas para rezarle.

Lo certificamos en primera persona. Desde hace más de década y media, a los santos de Nerja se les puede adorar a domicilio. Pilar, de 87 años, recuerda cómo terminó María Auxiliadora en su salón. Al reformarse la iglesia de El Salvador allá por la década de los noventa, «el cura repartió algunas imágenes porque iban a quedarse sin sitio. De todas formas es que él tampoco era muy partidario de que hubiese tantos santos», dice. El préstamo que iba ser temporal, con la intención de que los santos no permaneciesen almacenados y «cogiendo polvo» en los salones parroquiales, se convirtió finalmente en una cesión sin fecha de caducidad.

Esta feligresa desde entonces no tiene que bajar al templo del paseo Balcón de Europa para encomendarse a la Virgen. «Aquí vienen muchas personas que le tienen mucha fe a María Auxiliadora. Y en la familia todos le tenemos mucha devoción. Algunas amistades vienen con mucha frecuencia y le rezan, aquí mismo en el salón», indica. Pilar también la adora: «¿Cómo no voy a hacerla si la tengo puesta en el sitio donde todos los días paso horas y más horas sentada? Yo siempre acudo a ella. Creo que por eso a mí me ha ido bien en todo y que también se encarga de cuidar a toda mi familia». Y, acerca de cómo es el balance personal desde que la acoge en su hogar, es rotunda: «Estoy muy contenta con ella».

San Antón, de regreso a la Iglesia. Bajamos hacia la parroquia nerjeña más céntrica y hallamos a un integrante de la familia que en calle Cristo ha conservado durante décadas a San Antón. Nos explica que a requerimiento de la comunidad eclesiástica de El Salvador, justo con motivo de la festividad de este otro santo, trasladan esta otra imagen hasta su localización originaria.

«El nuestro es un caso único, en lo de devolver a San Antón, porque en otras casas de aquí también se pueden visitar imágenes de María Auxiliadora, San Pancracio o Santa Gema, sin que nadie las pida». Nos comunica que prefiere mantener oculta su identidad, aunque sí nos remite a otra vivienda: «En esa puede que sí os expliquen lo ocurrido de mejor forma».

Alcanzamos el número 15 de la calle Diputación. Muy cerca del Centro de Mayores de Nerja nos abre otra familia de tradición religiosa. «Aquí todo viene de nuestra madre, que falleció hace años. A Eduarda Cereto se la conocía por la fe tan grande que tenía en Dios y en los santos. A nuestra casa vino con el San Pancracio que tenemos en la tienda y también con la imagen de Santa Gema que luego le entregó a otra familia, que vive en un pasaje de la calle Pintada», señala una hija de Eduarda.

La lista de santos que allá por los años 90 hallaron cobijo a las obras en los domicilios es extensa. Esta última familia recuerda que la difunta Eduarda tuvo antes en el salón «desde una Virgen del Perpetuo Socorro a un Corazón de Jesús». Hasta podría elaborarse una ruta patrimonial de casa en casa.