Teatro | Alberto Cortés Director y dramaturgo

"No hago teatro para transmitir un mensaje"

El director y dramaturgo malagueño actuará mañana en el Teatro Echegaray

Alberto Cortés durante 'El Ardor'

Alberto Cortés durante 'El Ardor' / 99 Páginas

Manuel Aguayo

Alberto Cortés regresa a su ciudad natal con 'El Ardor', un discurso para inmortalizar a las comunidades marginadas. La pieza se presentará en el Teatro Echegaray a las 20.30 horas. El precio de las entradas es de 15 euros.

El director y dramaturgo ya está trabajando en nuevos proyectos, como su nueva obra 'One Night at the Golden Bar' y la publicación del texto de 'El Ardor' en formato editorial.

¿Cómo definiría 'El Ardor'?

No es fácil pero supongo que es una especie de discurso que bebe de esa literatura maldita y la teoría queer que se convierte en un viaje personal. Es muy complejo de explicar con palabras y todo lo que diga puede resultar insuficiente.

La pieza contiene referencias a Hakim Bey, William Burroughs, Arthur Rimbaud, Boris Groys, Nietzsche o el Libro de Job. ¿Qué le inspira de estos autores?

En ‘El Ardor’ hay una mirada hacia el malditismo, hacia lo incendiario, lo terrorista. Estos autores tienen en común que son bastante incendiarios, con discursos peligrosos, y eso me motivaba porque en ‘El Ardor’ necesitaba ese tipo de energía. Cada uno de ellos aporta cosas distintas, pero me daban ese impulso. Aunque el texto es mío, hay citas de ellos que he transformado para la pieza.

¿Qué mensaje quiere transmitir con esta pieza?

No pretendo transmitir un mensaje, no hago teatro para eso. Planteo sobre el escenario una serie de cuestiones y reflexiones en un paisaje lleno de dudas con el objetivo de que el público participe conmigo en esa reflexión, que se emocionen o que se incendien.

¿Hacia qué público está dirigida?

Creo que a todo el mundo. No caparía este discurso a nadie. Son unas palabras que todo el mundo podría escuchar. No me imagino a niños escuchando esta pieza, pero a lo mejor me equivoco e incluso podrían disfrutarla y coger cosas de ella.

¿Cómo incentivaría al público para que acuda al Teatro Echegaray?

No busco motivar al público a que venga, quiero que tengan ese impulso de levantarse de sus sillas si les parece interesante o sienten curiosidad y quieran encontrarse con alguien que está delante de ellos a lo torero. ‘El Ardor’ es una pieza a quemarropa, cara a cara con el público.

¿Qué significa para usted regresar a su ciudad?

Llevo sin actuar en el Teatro Echegaray desde 2014. Volver me supone un reencuentro con compañeras, amigas, familiares, profesionales del sector y público que sigue mi trabajo después de mucho tiempo. Ya ni siquiera recuerdo cómo era actuar en Málaga. Esta función tiene ese factor especial del reencuentro con mi ciudad natal. Pero es el sitio en el que más me cuesta trabajar, porque tiene además una gran carga emocional.

Tras ganar el premio al mejor espectáculo en el Festival Fitt Nuevas Dramaturgias de Tarragona 2019, ¿cree que ‘El Ardor’ está teniendo una buena acogida?

Sí está teniendo una buena acogida; de hecho, ese premio se ganó con el proyecto sin terminar aún. El año pasado estuvo nominado en los Premios Escenarios de Sevilla por el propio texto. Pero más que por los premios, me interesa la acogida del público. Por ahora tengo muy buena sensación.

Antes de ‘El Ardor’ vinieron ‘Masacre en Nebraska’, ‘Hollywood’, ‘La última rave’ o La Trilogía de la Casa Vacía. ¿Cuál es la obra que tiene un significado especial para usted, su predilecta de alguna manera?

No me puedo quedar con una obra, cada pieza corresponde a un periodo personal de mi vida. Ahora estoy aquí, con 'El Ardor' pero también creando otra pieza nueva, 'One Night at the Golden Bar', que será una declaración de amor super cursi, cómo hablamos desde una perspectiva queer de la fragilidad de sentirnos enamorados.

Han pasado 3 años desde el estreno en 2018 de ‘Masacre en Nebraska’ hasta 2021 con la llegada de ‘El Ardor’. ¿Cómo le ha afectado a nivel profesional la pandemia?

Tuve suerte en la pandemia. Durante el confinamiento estuve con el proceso creativo de ‘El Ardor’, en el que me encerraba en un espacio en Barcelona y pude trabajar en la pieza. Además me llegó trabajo para hacer una pieza online con el Teatro de la Abadía llamado ‘Estación espacial’, con Álex Peña y Rosa Romero, y fue bastante bien. Dentro de lo malo que es la pandemia, y sabiendo que muchas compañeras lo han pasado mal, tengo que reconocer que tuve suerte.

Hablemos de los talleres, todos ellos con alusiones a los 10 Mandamientos: ‘No robarás’, ‘Santificarás las fiestas’, ‘No levantarás falsos testimonios’ y ‘No cometerás actos impuros’. ¿De dónde procede esta inspiración cristiana?

Yo tuve un pasado religioso-católico-cristiano, que se quedó ahí como foso y como caldo de cultivo creativo y de evolución personal. Y ahora mirando hacia atrás me gusta rescatar esa sabiduría bíblica que tuve y experimenté en ese momento. Esa inspiración cristiana también se va a ver en ‘El Ardor’.

¿Con cuál de estos talleres está más satisfecho?

Al igual que las obras, cada taller ofrece cosas nuevas. Es verdad que ‘No levantarás falsos testimonios’ fue un taller muy emotivo porque estás guiando y tutorizando creaciones de gente que quiere hacer algo sola, que está empezando con proyectos personales. Pero todos los talleres tienen su propia identidad.

¿Se considera una inspiración para aquellos actores y bailarines que han participado en los talleres?

Habría que preguntarles a ellos. A mí el concepto de ser una inspiración o ser un modelo me colapsa un poco porque no sé hasta qué punto quiero ser el referente de nadie. Me gusta que haya gente que pueda valorar mi trabajo y que se reflejen en él, pero yo mismo lo hago con otros artistas también.

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