Cine | Jorge Naranjo Guionista

"Jota Linares me invitó a un universo que a priori me era ajeno pero que ha acabado siendo íntimo"

Hablamos con Jorge Naranjo, coguionista de 'Las niñas de cristal', que se estrena hoy en Netflix

El guionista Jorge Naranjo

El guionista Jorge Naranjo / C. Garrido

Eduardo Parra

Lo que el Festival de Málaga une que no lo separe el hombre. Ese podría ser el leitmotif de algunos profesionales del sector audiovisual y del propio Jorge Naranjo. Acaba de estrenar Las niñas de cristal en Netflix donde ha trabajado como coguionista junto a nuestro malagueño adoptivo Jota Linares. Naranjo no solo es un guionista bien considerado en el sector, también ha dirigido obras interesantes como 'Casting', con la que consiguió dos Biznagas de Plata.

'Las niñas de cristal' se presentó en la Sección Oficial a Concurso del pasado Festival de Málaga pero no es esta tu primera toma de contacto con el certamen. 

Al Festival de Málaga me unen muchas experiencias, todas preciosas. Aquí ya presenté un cortometraje en 2007 y, años después, en 2013, ganamos las dos Biznagas de Plata con mi primera película como director, 'Casting'. También aquí he colaborado como jurado en la sección de cortometrajes y vengo siempre que puedo. Le tengo mucho cariño al festival y es inevitable recordar todo lo que vivimos con 'Casting', una ópera prima realizada por un grupo de gente absolutamente desconocida en el sector pero que se acabó alzando con esas dos Biznagas de Plata para todo el reparto masculino y femenino. Ten en cuenta que era un trabajo que se rodó con 6.000 euros en un verano sin saber lo que acabaría pasando con ese material, y casi dos años después compartíamos Sección Oficial con gente tan admirada como Isabel Coixet, Daniel Calparsoro, Gracia Querejeta… Un sueño, y una realidad que demuestra el gran interés del festival por el descubrimiento de nuevos talentos emergentes. 

Netflix ya contó con Jota Linares para '¿A quién te llevarías a una isla desierta?' y en esta ocasión el director gaditano cuenta contigo para un proyecto tan diferente a los demás. ¿Cómo llegaste a trabajar con Jota?

A Jota Linares lo conocía por sus cortos y también porque teníamos amigos comunes como Roberto Pérez Toledo. A él le gustó mucho mi película 'Casting' y siempre mostró mucho cariño hacia mi trabajo. En cierto momento hablamos sobre la posibilidad de hacer algo juntos y me propuso escribir con él un guion de largometraje para probarnos y empezamos a modelar una historia previa a 'Las niñas de cristal'. Escribimos ese texto sin saber ni siquiera si cobraríamos algún día por esa labor, pero lo hicimos porque la idea era apasionante y ese trabajo juntos acabó convirtiéndose en una de las cosas más bonitas que me podían pasar porque, de alguna manera, aquello me ayudó también a nivel personal, no solo profesional. Esa historia en la que trabajamos nos dejó a ambos muy satisfechos, y pocos días antes del confinamiento quedamos para tomar un café y me propuso escribir juntos otra película, esta vez, para Netflix, y que acabó convirtiéndose en 'Las niñas de cristal'. Por supuesto, dije que sí, y creo que ha sido un experiencia muy enriquecedora que ha acabado afianzando no solo nuestra relación profesional sino también nuestra amistad, y alcanzar eso es muy bonito.

En 'Las niñas de cristal' somos testigos del funcionamiento interno de una compañía de ballet y de como sus bailarinas están sometidas a presiones tremendas. La que iba a ser primera bailarina de la compañía acaba suicidándose y es reemplazada por otra a la que nadie da un voto de confianza. Una historia así a cuatro manos tenía que ser a priori complicada de crear. 

He trabajado en series, programas y películas, y para mí escribir con alguien como Jota es un privilegio. Desde los inicios quedó muy claro que no tendríamos reparos en tachar, borrar o lo que hiciera falta intentar mejorar (siempre desde un criterio absolutamente subjetivo, claro) cualquier escena que hubiera escrito el otro. Y claro, eso para cualquier guionista es un regalo porque te da libertad absoluta y eso engrande la confianza entre los guionistas. Lo que ha pasado en Las niñas de cristal es que Jota me había invitado a entrar en un universo que, a priori, no tenía nada que ver conmigo, pero que poco a poco y gracias a esa generosidad y a esa libertad que me da para trabajar se acabó convirtiendo en algo mucho más propio, íntimo y personal. Digamos que yo también he acabado volcando el corazón y mis propios miedos y experiencias en la historia, por lo que algo en principio ajeno se ha terminado convirtiendo en una parte muy importante de mí. No lo puedo decir con total seguridad, pero es posible que yo, como autor independiente, nunca hubiera imaginado escribir una historia así, pero a través de los ojos y la pasión Jota Linares he acabado formando parte de ese mundo, todo gracias a la confianza que tenemos el uno en el otro. 

Pero detrás de este acto de generosidad y profesionalidad creativo se esconde algo de técnica.

Y sobre todo, trabajo. Además, hay que recordar que nosotros estábamos confinados: yo, en el Puerto de Santa María, en Cádiz, y Jota en Madrid. Y lo que en un principio podría haber dificultado la labor, creo que nos permitió concentrarnos con más facilidad. Todos los días hablábamos mucho, muchísimo, de la historia…. Empezamos a hacer escaletas, sinopsis, e incluso llegamos a crear unas fichas de personajes muy completas que recogían desde la biografía de los personajes hasta sus gustos musicales, literarios o culinarios, e incluso su número de eneagrama. Y hasta que no tuvimos todo eso no empezamos a escribir el guion. Nos organizamos bastante bien desde el inicio, y decidimos que Jota empezara a escribir una primera versión del primer acto completo. Este guion es bastante particular porque está estructurado en dos actos, una estructura que transcurre en paralelo al libreto de 'Giselle', que también posee dos actos y está tan presente en toda la película. Así que nuestro método de trabajo era que cuando él terminaba de escribir ese primer acto, me lo pasaba y luego yo lo reescribía mientras él empezaba con el segundo, y después nos lo volvíamos a reenviar y lo volvíamos a reescribir. Y así varias veces hasta tener una primera versión bastante firme. 

La cuestión, por lo tanto, era respetar el espacio creativo de cada uno, ¿verdad?

Sí, eso una dinámica de trabajo circular en la que los dos teníamos una visión del proyecto muy clara. Todo el proceso fue mejorando hasta llegar a las últimas versiones donde ya sí podíamos estar juntos físicamente y reunirnos en Madrid para trabajar en el proyecto y, entonces sí, ir puliendo secuencia por secuencia, diálogo por diálogo. Ese tramo final fue muy bonito y fundamental porque fue donde logramos afinar el guion. Cuando te encuentras con alguien como Jota, que no se conforma y exige lo mejor todo el tiempo, lo que ocurre entre los guionistas alcanza otra dimensión. Descubres cosas tuyas que desconocías por completo. Creo que, en algunas escenas, Jota ha logrado sacar mi mejor versión como guionista, y no es nada fácil encontrar a alguien que te invite a entrar en sus universos personales con esa confianza y generosidad que él siempre me ha demostrado. 

En tu proceso creativo es muy importante la música pero en un película como Las niñas de cristal ha tenido que ser difícil dejar algo de espacio para alguna otra cosa que no fuera 'Giselle'. 

La música es muy importante para mí. Mientras escribo en casa, suelo tener la guitarra al lado y, en los descansos, cuando acabo alguna escena importante, suelo agarrarla y tocarla un poco para descansar la mente. Está demostrado que la música es de las pocas disciplinas que, cuando estás interpretándola, ocupa prácticamente toda la actividad del cerebro, por lo que tiene algo casi zen. Y sí, en mi obra la música ocupa un lugar privilegiado porque forma parte de mi manera de entender el mundo, pero las canciones son elecciones muy personales y Jota ha hecho muy bien esa selección, por no hablar del inmenso trabajo del compositor de la película, Iván Palomares, que ha hecho una banda sonora memorable e inolvidable.

Y por fin podemos ver la película en Netflix. ¿Cómo crees qu será recibida una película tan particular?

Hemos recibido comentarios de amistades de la profesión que la han visto y todos han sido buenos. Se estrenó en Málaga y las sensaciones fueron estupendas, pero ya sabemos que el público del festival es muy agradecido. Estrenar allí te permite recibir unas dosis de cariño y comprensión por tu trabajo incomparables con otros escenarios. Eso solo pasa en Málaga, donde el público está tan entregado. Yo intento no leer las críticas, pero siempre hemos sido conscientes de que es una película que generará divisiones porque es arriesgada. Aun así, sí creo que hay aspectos prácticamente incuestionables como la excelente dirección de Jota, la fotografía de Gris Jordana o el trabajazo que ha hecho todo el elenco, desde María Pedraza, que creo que ha hecho algo que está al alcance de muy pocas actrices, al último figurante. De todos modos, la película se estrena a nivel mundial y desde ya pertenece al público, que es quien tiene la última palabra y quien decidirá si entrar o no en ejse universo. Ojalá que sí. 

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