Cantaor

Una joven promesa malagueña del flamenco

Ángel Rayo Guerrero de 9 años toca la guitarra desde los 6 y canta desde aprendió a hablar. El joven cantaor, pese a su temprana edad, tiene claro que quiere continuar con el linaje familiar de artistas. Ángel Rayo de 9 años estará en la semifinal del Cante de las Minas el 3 de agosto

Ángel Rayo Guerrero junto al guitarrista Andrés Cansino

Ángel Rayo Guerrero junto al guitarrista Andrés Cansino / arancha tejero. málaga

Arancha Tejero

Puede que sus pies apenas toquen el suelo cuando se sienta a cantar, aunque no le hace falta para demostrar el enorme talento que encierra dentro y que le han llevado hasta la semifinal del Festival Internacional del Cante de Minas, uno de los certámenes más reconocidos del flamenco.

Ángel Rayo Guerrero tiene tan solo 9 años, pero la seguridad propia de un artista de primer nivel al defender su deseo de continuar el legado familiar de cantaores. No es ninguna casualidad que su cantaor favorito sea Barquerito de Fuengirola, su mayor referente a la vez que abuelo.

«Tiene delirio por su abuelo», explicó su madre, Isabel Guerrero, también cantaora. El vínculo entre nieto y abuelo es muy estrecho y especial. «Va cada tarde a recogerlo a la puerta del colegio y le tararea algún cante que el día siguiente Ángel ya se ha aprendido», relató Isabel, a lo que Ángel añadió orgulloso que todos los días le hace un cante a su abuelo. Sin duda, el amor por el flamenco corre por las venas de la familia y es lo que hace que «Ángel, desde que se levanta hasta que se acuesta, esté cantando».

Su madre expresó la sorpresa que fue para todos que, desde tan pequeño, se aprendiese los cantes con tanta facilidad y se enamorase también de ese arte que ocupa un hueco tan especial en la familia. «Ha sido un regalo precioso que pueda estar en un grandísimo festival como es el Cante de las Minas, que además tiene un significado especial para nosotros por mi padre», destacó la hija del famoso cantaor que logró una ‘Lámpara Minera’, además de otros 18 premios del festival, lo que lo convierte en el cantaor con más premios del certamen, como bien se encargó de aclarar la joven promesa.

Ángel se mostró con la timidez propia de un niño de nueve años al ser entrevistado por una desconocida, pero que rápidamente se transformaba en seguridad y desparpajo al explicar su amor por el cante. «La música ayuda a expresarse de una manera que no podría lograrse hablando».

«Me gusta estar en el Cante de las Minas para seguir el legado de las minas de mi abuelo y de mi madre, si dios quiere». Es imposible no enternecerse ante las razones que llevaron al joven malagueño a querer participar en el festival. El pasado febrero, Ángel quería hacerle un regalo especial de cumpleaños a su abuelo, por lo que decidió aprenderse unas mineras y tarantas para cantárselas en su día.

A partir de ahí, empezó por iniciativa propia a investigar la historia del cante de las minas y todo lo que su abuelo había aportado y significado para el cante. Hasta que llegó un momento en el que le comunicó a su madre que él también quería estar ahí. Y, aunque ella le advirtió de lo complicado que era, y que llevaba varios años retirada de los concursos, no pudo resistirse a cumplir el sueño de su hijo: cantar en el mismo escenario que su madre en el Cante de las Minas, con su abuelo viéndoles entre el público. «Me dijo que quería estar ahí conmigo y vivir ese gran momento juntos», confesó Isabel con orgullo, haciendo hincapié en que, pasase lo que pasase ya habían tenido «el mayor de los regalos».

Un sueño que nadie se imaginaba que alcanzaría Ángel a la temprana edad de 9 años, quien, además, aseguró estar «muy orgulloso y contento» de lo que había hecho. En la semifinal apostará por cantar unas mineras y tarantas propias de la tierra, a pesar de su complejidad. Su madre remarcó que fue Ángel quien insistió en ello. «Yo a esos cantes le tengo un cariño que no le tiene cualquiera porque, cuando los cantes, se me viene a la cabeza mi abuelo», sentenció Ángel.

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