Protagonista

Isabel Royán despunta en el arte de la banda sonora

La compositora malagueña afronta proyectos audiovisuales cada vez más ambiciosos en su ilusionante carrera. El último, poner la música a Olvido, un filme sobre la riada de Valencia en 1957 

Asegura la autora que la música es «la prolongación emocional» de las imágenes

Isabel Royán ha compuesto para numerosas películas, cortometrajes, videojuegos y espectáculos en directo

Isabel Royán ha compuesto para numerosas películas, cortometrajes, videojuegos y espectáculos en directo / ALVARO PARADA

Laura Rubio

Isabel Royán es uno de los nombres propios de la banda sonora para cine, televisión y videojuegos que está despuntando en la industria nacional. Su más reciente reto, la partitura para Olvido, de Inés París, un filme que se ambienta en la riada valenciana de 1957 y para la que la compositora malagueña afrontó un tremendo reto: poner la música de una gota fría, de ese sonido sordo del agua al caer sobre la calzada, los truenos pero también el del destrozo que deja la tromba.

Royán siempre supo que lo suyo era la música.

«Cuando estaba estudiando [Composición Musical, en el Conservatorio Superior de Música de Málaga]empecé a plantearme al ver películas que esa música la tenía que hacer alguien. Ahí empecé a descubrir el mundo de las bandas sonoras y decidí enfocarme por ahí», recuerda la compositora.

Ha compuesto la banda sonora de largometrajes de ficción y documentales, series, cortometrajes y videojuegos. «Ése ha sido para mí ha sido el mayor reto, aprender a hacer música que colabore con el mensaje de otros, ser parte de un proyecto global donde hay tantos elementos que dan información», relata Royán.

Un desafío al que dedica gran parte de su tiempo, ya que se involucra en la mayor parte del proceso, «demasiado, diría yo». «Me encanta trabajar en equipo pero disfruto mucho de cada parte del trabajo. Me gusta participar en las mezclas, y estar en cada eslabón del proceso y conocerlo. Cuando trabajas en proyectos más grandes, aunque puedas delegar parte de ese proceso, me gusta ser el 50% de cada eslabón o estar metido de lleno», cuenta. Y es que uno se fija en el currículum académico de la malagueña y se percata de inmediato de que posee una curiosidad y un nivel de perfeccionismo innatos: aparte de licencia en Composición Musical lo es también en Periodismo, ha completado las enseñanzas profesionales de piano y ha realizado formación especializada en composición para cine en el Pacific Northwest Film Scoring Program (Seattle Film Institute, Washington), bajo la tutela del premiado compositor Hummie Mann, entre otros. Es máster en Composición para Audiovisuales y Videojuegos (Centro Katarina Gurska) y máster en Patrimonio Musical/Etnomusicología y Flamenco (Universidad Internacional de Andalucía), habiendo obtenido matrícula de honor en ambas tesinas.

Una imagen de la compositora malagueña Isabel Royán. | LA OPINIÓN

Una imagen de la compositora malagueña Isabel Royán. / L. O.

Jornadas intensivas

Normalmente dispone de mes y medio por película, un periodo relativamente corto repleto, eso sí, de jornadas intensivas que cuenta con tres fases. «Primero tomas contacto con el proyecto, conectas con él desde el principio: el guión, el arte, las localizaciones, personajes… y a partir de ahí construyes cómo va a sonar la historia».

Tras esto la compositora elabora unas maquetas, para generar entre los 20 ó 30 cortes de los que dispone una película. «Una vez te aprueban las demos, viene el proceso de escribir la música completa, grabarla, mezclarla, editarla e insertarla en el montaje de la película».

Isabel disfruta de cada una de estas etapas, creando melodías a las que aporta su estilo personal, que define como «música onírica», en la que le gusta experimentar partiendo de la base de sus conocimientos del mundo clásico. «Disfruto experimentando, pero siempre necesito tener algún tipo de guía, no me gusta ser caótica me gusta partir de alguna premisa», explica la malagueña.

De todos los géneros audiovisules si se tuviera que quedar con uno siempre elegiría el relacionado con la fantasía, el terror y el realismo mágico: «Todo en lo que se tope el mundo real con lo abstracto es lo que más disfruto. Hacer sonar mundos que solo estaban en la imaginación de otros es imponente pero muy mágico», expresa Royán.

En esas imágenes, más sugerentes, más fascinanes, es donde el poder de la música se puede desarrollar al máximo. «La música es un filtro muy potente. El espectador interpreta lo que ve en función de la banda sonora que oye. Una escena protagonizada por un niño puede darte miedo, ternura o risa según la música que se haya incluido. Al entrar de forma emocional más directa hace que retengas la historia. En realidad, la banda sonora es una prolongadora emocional de la historia que cuentan las imágenes, el guión. La música ermite que la experiencia de la película sea más intensa y perdure en tu memoria hasta el punto de que hay películas de las que lo que más recuerdas es su banda sonora».

Trayectoria jalonada por premios

El trabajo bien hecho de Isabel Royán no sólo se refleja en un portfolio cada vez más impresionante sino también en su lista de premios. Ha recibido las nominaciones a los Jerry Goldsmith Awards 2017 por El glóbulo de Bok y por La Verónica. También ha recibido la nominación a los premios PlayStation Talents por su trabajo en el videojuego Night and Day. Asimismo, ha ganado junto a NoOBo Games el único premio otorgado por la AEVI en la Idea Game Jam 2019. Y los que seguirán llegando, seguro.

Suscríbete para seguir leyendo