Circo del Sol

‘Alegría’, la magia de volver a ser un niño

El espectáculo más icónico del Circo del Sol regresará a Málaga del 31 de mayo al 30 de junio completamente renovado y dispuesto a enamorar, una vez más, a una nueva generación

La producción más icónica de la compañía canadiense sorprenderá desde los más pequeños hasta los más escépticos con sus extravagantes acrobacias, su emocionante banda sonora y sus grandes dosis de humor

Arancha Tejero

Arancha Tejero

Habrá quien lo recuerde por ser el primer espectáculo que vio del Circo del Sol. Quien se acuerde incluso por ser el show que le hizo enamorarse de la magia del circo. Pero esta vez dará igual si conoce la función o si acude por primera vez. El resultado seguirá siendo el mismo: volverá a sentirse como un niño.

En un mundo dominado por las pantallas y los efectos especiales, parece que la capacidad de sorprender al público ha quedado relegada a una insólita hazaña que muy pocos alcanzan. Aunque si alguien es capaz de conseguirlo es, sin duda, ‘Alegría’, el espectáculo que llevó al Circo del Sol a lo más alto y que regresa a la Gran Carpa, treinta años después de su estreno, completamente reinventado y dispuesto a enamorar, como la primera vez, a toda una nueva generación. 

Aquel que lo vio en su momento sabrá reconocerlo, pues la esencia del show se mantiene intacta, especialmente la melodía y la trama. Sin embargo, cada detalle ha sido minuciosamente revisado y actualizado hasta convertirlo en toda una nueva experiencia, basada en los recuerdos y la nostalgia. Tras pasar 19 años de gira por todo el mundo, en 2013 el circo decidió ponerle fin. Sin embargo, la gente no estaba dispuesta aún a renunciar a él y siguió reclamándolo. De manera que, en 2019, coincidiendo con la celebración de su 25º aniversario, la compañía canadiense decidió reestrenar una versión actualizada, que llegará a Málaga el próximo 31 de mayo, tras pasar por Estados Unidos, Canadá, Japón y Londres, donde La Opinión tuvo la oportunidad de adentrarse en el backstage y ser testigo de este mundo de colores, fantasía y piruetas, antes de que la compañía inicie su gira de doce meses por España. 

Representación de ’Alegría’ en el Royal Albert Hall en Londres, número de Telas Aéreas

Representación de ’Alegría’ en el Royal Albert Hall en Londres, número de Telas Aéreas / Anne Marie Forke

Las imágenes de Pavarotti, David Bowie o Adele, que decoran los pasillos del imponente Royal Albert Hall, auguran que uno está a punto de asistir a un acontecimiento excepcional que, efectivamente, no defrauda. El murmullo de casi 5.000 personas, desaparece en cuanto se apagan las luces. La música hace retumbar el teatro y los artistas invaden el escenario. Y, a pesar del conocido dicho de que lo mejor se reserva para el final (sin ser esta una excepción), el espectáculo mantiene el más alto nivel desde el minuto uno.

En busca de la esperanza

‘Alegría, bajo una nueva luz’ narra la historia de un reino que ha perdido a su rey, y en el que se desata una lucha de poder entre el viejo orden y la juventud de la calle que busca lograr el cambio y traer alegría al mundo, mientras el bufón de la corte intenta torpemente hacerse con el trono. No obstante, el corazón del espectáculo no es su trama, sino sus extravagantes números e imponentes acrobacias ante las que es imposible no contener la respiración.

Representación de ’Alegría’ en el Royal Albert Hall en Londres

Representación de ’Alegría’ en el Royal Albert Hall en Londres / Anne Marie Forke

Trapecistas que bailan en perfecta sintonía desde el aire. Acróbatas que retan a la gravedad en cada salto y que provocan varios gritos ahogados con sus espectaculares piruetas sobre las barras. Contorsionistas que realizan movimientos que hacen cuestionar que sus cuerpos sean humanos. Los bailes entre llamas, aros que parecen que giran solos, volteretas impresionantes y saltos aparentemente imposibles de realizar, hacen que uno no quiera siquiera pestañear por miedo a perderse la magia que parece que se esconde detrás de cada pirueta. Cada número es tan único, hipnótico y sorprendente, que logra que las dos horas de función pasen sin que uno se dé cuenta de ello.

Payasos españoles

Pero no se puede hablar de un verdadero circo sin sus payasos, que en este periplo no faltan y que encima son encarnados por dos españoles: Pablo Gomis y Pablo Bermejo, que acaban convirtiéndose en los grandes protagonistas de la noche. No dan grandes saltos ni volteretas, pero con su soberbia mímica esta peculiar pareja logra arrancar verdaderas carcajadas al público sin necesidad de diálogo, más allá de algún ‘monsieur’ o insulto (esos sí, en español). 

La química entre ambos es, sin duda, la clave de su éxito, la cual no es de extrañar teniendo en cuenta que se conocen desde hace más de dos décadas, cuando coincidieron en la Escuela Superior de Arte Dramático de Murcia y acabaron montando su propia compañía ‘Les Bouffons’. «Para este nuevo Alegría nos propuso el director artístico de ‘La Nouba’ (otro espectáculo de la compañía). Tuvimos que crear desde cero los números. Los personajes son nuevos y hay más presencia del payaso. Antes eran tres y ahora dos, pero con más protagonismo», explican Bermejo y Gomis, sobre quienes acaba recayendo el peso de la historia, a la que logran dotar de un toque más humano con su comedia física y emocional. Sus números son un disparate exagerado, pero funcionan con la misma perfección que las acrobacias más extraordinarias. 

Pablo Gomis y Pablo Bermejo durante la representación de ’Alegría’ en el Royal Albert Hall en Londres

Pablo Gomis y Pablo Bermejo durante la representación de ’Alegría’ en el Royal Albert Hall en Londres / Anne Marie Forke

Otro elemento fundamental de esta peculiar pareja es el acordeón que los acompaña como una sombra, sin que el espectador llegue a averiguar quién guía a quién. Curiosamente, al frente del mismo se encuentra también otra española, la gallega Sara Formoso, que se unió a ‘Alegría’ a tres semanas de su estreno, debido a que, en el último momento, se decidió incluir un acordeonista. La joven de 29 años asegura estar cumpliendo un sueño, pues confiesa que se enamoró del Circo del Sol cuando era tan solo una niña. «Así que es muy bonito que al espectáculo que haya llegado haya sido este», afirma con una sonrisa horas antes de la actuación.

Banda sonora

La banda sonora, nominada al Grammy y que inunda cada centímetro del teatro con la poderosa voz de sus dos cantantes, es uno de los elementos más nostálgicos y evocativos, al mismo tiempo que uno de los más modernizados al incluir un ritmo más pop-rock con guitarras eléctricas, batería y percusión, que ayudan a que crezca la tensión que acompaña al emocionante suspense de cada balanceo. En definitiva, la grandiosa puesta en escena, los descomunales juegos de luces y los vestuarios surrealistas, logran que ‘Alegría’ sea una experiencia completamente inmersiva en la que uno revive la ilusión de la infancia.

Representación de ’Alegría’ en el Royal Albert Hall en Londres

Representación de ’Alegría’ en el Royal Albert Hall en Londres / Anne Marie Forke

Aunque el Royal Albert Hall es un escenario fantástico, los artistas admiten preferir su tradicional Gran Carpa, que les permite crear un ambiente más íntimo al estar más cerca del público. Una experiencia inolvidable que no tardará en desembarcar en el Recinto Ferial de Málaga, donde permanecerá hasta el 30 de junio para demostrar por qué este es el circo más famoso del mundo, donde lo imposible se vuelve posible. 

La vida nómada del mundo circense

El elenco que da vida a esta increíble exhibición está compuesto por 64 artistas, procedentes de 19 países diferentes y que hablan 14 lenguas distintas. Muchos son atletas profesionales, aunque también hay quien proviene de una larga estirpe de familia circense, pudiéndose encontrar incluso octavas generaciones que fueron criadas entre bambalinas. Pablo Gomis reconoce que la vida nómada puede ser complicada, sobre todo por echar de menos a la familia, pero destaca que «es bonito viajar y ver mundo», aunque para ello necesiten 85 camiones con los que transportar las más de 2.000 toneladas de equipamiento que les acompaña allá donde vayan, desde los mástiles y decorados, hasta las pelucas y vestuario. 

El espectáculo cuenta con 150 trajes  hechos a mano en Montreal y diseñados a medida para el cuerpo de cada acróbata. El extravagante vestuario se acompaña de una treintena de diseños de maquillajes diferentes, que se aplican cada día los propios artistas,  y de voluminosas pelucas, que requirieron de 50 horas de trabajo cada una, pues los pelos se añadían a mano uno a uno. En total, entre técnicos, cocineros, montadores o incluso fisioterapeutas, el equipo crece hasta las 120 personas.

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