Juegos Olímpicos París 2024

La lucha de la boxeadora Laura Fuertes hasta los JJOO: "Duele más un insulto machista que un golpe"

La primera boxeadora española en la historia que competirá en unos Juegos Olímpicos relata su pelea contra el estigma

Laura Fuertes.

Laura Fuertes. / EPC

Francisco Cabeza

Hay un momento en la charla en que Laura Fuertes (Gijón, 1999) es capaz de trasladar su torrente emocional al entrevistador. No hay manera de descifrar si ríe o llora. O si, en realidad, ríe llorando. Al periodista le pasa lo mismo. La contradicción siempre acompañó al boxeo. Tan estigmatizado. Tan duro y sórdido para algunos, tan bello e inspirador para otros. La mejor literatura deportiva de siempre se escribió a pie de ring.

La primera boxeadora española que competirá en unos Juegos Olímpicos (París 2024) habla con la inocencia de quien se topa de repente con un reconocimiento que nunca intuyó cercano. Porque, mientras youtubers, streamers y tiktokers llenan estadios con sus guantes recién estrenados y poniendo cara de malo, Laura Fuertes se acostumbró al sacrificio silencioso. Al dolor paralizante en el cuello después de cada combate. A la tensión. A echar de menos a una familia que siempre estuvo de su parte. Pero también a soportar las sospechas, los insultos de quienes aún no entienden que una mujer alce el mentón. "Me dicen que soy una niña, que me destrozarán la cara". Laura traga saliva.

Si le dicen que el boxeo es un deporte de hombres, ¿qué contesta?

Que para nada. Quizá antes sí lo era, porque las mujeres no podíamos hacer muchas cosas y estaba todo mal visto. Pero actualmente no hay deportes para chicos ni deportes para chicas.

¿El boxeo arrastra aún trazos muy machistas?

Te dicen lo típico: 'Con lo femenina que eres y la carita de niña que tienes, no pensé que harías boxeo'.

Todo eso lo ha escuchado siempre.

Sí.

¿Qué responde?

De la mejor manera posible. Y bueno... No quiero ser desagradable con la gente.

¿Duele más un golpe o un insulto machista?

Duele más un insulto machista. Participé en un podcast hace tiempo y entré después a ver los comentarios. Había gente que se sorprendía, que te halagaba por los triunfos. Pero otros comentarios eran... Y me puse a leer: 'Para ver boxeo femenino no veo nada'. O cosas muy fuertes, como que las mujeres sólo interesan en el porno. O que para ver un combate de mujeres prefieren uno de barro. Intento no darles mucha visibilidad porque sólo intentan destrozar el trabajo que hacemos a diario para desmitificar que el boxeo es un deporte masculino, que es violento... Y ese tipo de comentarios, duele. Entreno igual que mis compañeros, las mismas horas, hago los mismos sacrificios. ¿Por qué su deporte, que es igual que el mío, no es lo mismo para ellos?

Laura Fuertes, durante un combate.

Laura Fuertes, durante un combate. / EPC

Se crió en Monteana, Asturias.

¡Es súper pequeño! Apenas una urbanización con casas. Pertenece a Gijón. Es el típico sitio donde todo el mundo se conoce. Al menos tiene el colegio donde yo estudié desde los tres hasta los 12 años. Nos juntaban en las clases porque éramos muy pocos niños. El profesor primero daba clases a unos y luego a otros según la edad.

¿Cómo era de niña?

Madre mía. Era tan inquieta... En el colegio siempre hacía deporte, jugaba a fútbol en el recreo. También nos llevaban a la piscina. Lo importante era pasar las tardes ocupadas. Luego también me puse con el tenis. Pero era muy pequeñita, había muy pocas niñas de mi edad, y lo acabé dejando. Prefería otros deportes.

¿Traviesa?

Un poco [ríe]. Mis padres me reñían, sobre todo por ser inquieta. Porque buena sí era. Pero me gustaba mucho hacer el mono. Me encaramaba a los sitios... Una vez me rompí un brazo. Me subí a un tobogán de aquellos de merendero de plástico. Y salté desde arriba al suelo. Como no pasó nada, repetí. Hasta que acabé cayéndome con el tobogán encima. ¡Me rompí el cúbito y el radio! Tendría ocho años. 

¿Cómo descubrió el boxeo?

Siempre me habían llamado la atención los deportes de contacto. Estuve mucho tiempo nadando en el Club Natación Santa Olaya. Llegó un momento en que me quemé. Ya no me gustaba ir a entrenar. No me motivaba. No estaba contenta... Así que empecé con el kárate. Donde yo veraneaba, en un cámping de Sanabria, había un maestro de kárate que me dijo que lo probara. Lo hice en la Escuela de kárate Magadán de Gijón. Y cómo son las cosas... Mi madre, Ana, es cocinera en el Cañaveral, el bar del pueblo. El hijo de su jefe hacía boxeo, y me llevó a ver una velada. Incluso vi boxear a una chica. ¡Y me gustó muchísimo! Yo tenía 15 años, y hasta entonces yo nunca había hecho nada de boxeo. Aquel día también vino mi madre.

¿A ella no le asustó que te interesara ese mundo?

Me llevó a ver la velada por si al ver los golpes en directo me asustaba un poco... Pero pasó lo contrario. Me apunté al gimnasio Asturbox. Salió una oferta de tres meses y me dije... 'Voy a probar'. Mi padre, Manolo, que trabaja en una fábrica de carretillero, se apuntó conmigo. Pero duró poquito. Mi hermana Sara, en cambió, hacía gimnasia rítimica y baile. Muy diferente a lo mío...

¿Nadie en su pueblo criticó su afición por el boxeo?

Que yo sepa, no. Siento muchísimo su apoyo. Cuando gané la medalla de bronce en el Mundial (2022), llegué a mi casa y mucha gente vino a recibirme en el pueblo. Me hicieron una fiesta para celebrarlo. Siempre, en Facebook, que es donde más seguidores tengo, me felicitan. Están pendientes de mis combates... Siento mucho su apoyo. Incluso hay un pequeño gimnasio que me dejen utilizar.

¿Hay algo que le dé miedo? ¿O en el boxeo no se puede tener miedo?

Sí se puede tener miedo a muchas cosas. Aunque nunca por la rival. Eso nunca. Pero puedo tener miedo, por ejemplo, a las lesiones. Alguna vez que no sabía bien lo que tenía, sí tuve miedo a la incertidumbre.

Hace trabajo con psicólogos.

Me ayuda mucho a concentrarme en lo bueno.

Se le intuye muy optimista. ¿El lado oscuro trata que no se vea? 

En general soy muy alegre. Me gusta estar siempre de buen humor. También hay días de bajón, que no te apetece nada. Estoy lejos de mi familia y hay días en que los echo de menos.

Laura Fuertes, con su entrenador.

Laura Fuertes, con su entrenador. / EPC

¿El cuerpo duele?

Después de un combate, por la tensión, por los golpes, normalmente me duele mucho el cuello. La espalda. Los hombros. Sí tienes dolor general de cuerpo. Pero el fisio nos ayuda muchísimo. Somos un equipo, con Rafael Lozano como director técnico. Y todos aportamos algo.

Ganó el bronce bronce en los Juegos Europeos (-50kg) y va a ser la primera mujer española en boxear en unos Juegos Olímpicos.

Y lo que lloré... Lloré mucho. En el segundo asalto [frente a la portuguesa Rita de Pinho Soares] yo ya sabía que había ganado. Tras cada asalto vas sabiendo las puntuaciones. Había ganado el primero, también el segundo. Si no lo hacía muy mal en el tercero, el combate era mío.

No combatiría llorando.

[Ríe, aunque la voz se le entrecorta por la emoción]. Podía haber perdido si me hubiera salido muy mal. Pero cuando terminé y escuché el veredicto... Uf. Me dije, ya está. Mi cabeza no lo estaba cuadrando todo hasta que levantaron mi mano. Entonces... Ahí ya no pude más. Bajé del ring llorando. Cuando me dieron el pase olímpico, lloraba aún más. También en la entrevista de después. Cuando me abrazó mi compañera... No paré de llorar.

Laura Fuertes tras conseguir la plaza olímpica.

Laura Fuertes tras conseguir la plaza olímpica. / EPC

¿Una boxeadora puede ganarse la vida con esto más allá de las becas?

No. Sin duda alguna. Es un deporte minoritario, no tenemos los patrocinadores de un futbolista. Vivimos gracias a las becas. Pero de momento puedo dedicarme a esto a tiempo completo. No necesito un trabajo paralelo para poder vivir, y no me quejo. El boxeo profesional, en cambio, depende de cómo vendas tu imagen.

¿Qué le parece que la gente se interese por espectáculos como las veladas de Ibai que los puristas no consideran boxeo?

Tengo una opinión contradictoria. Me parece muy bien que se hagan este tipo de eventos. Ibai llenó un estadio de fútbol [el Metropolitano de Madrid] con su tercera velada y hubo más de tres millones de visualizaciones en Twitch [3,4 millones]. Al final, es un buen avance para el boxeo porque se le da visibilidad aun siendo combates de youtubers y streamers. Pero, por otra parte, me da un poco de rabia, la verdad. Que tenga tanto público gente que se prepara el combate en cuatro meses... Yo entreno casi 365 días al año, más de cuatro horas diarias, doy mi vida por este deporte, y no se me conoce... Los combates de boxeo los ve la gente que le gusta este deporte, los familiares, y los amigos. La realidad es ésta. Si yo hago una velada, no vendrán ni mil personas, y no llenaré un estadio con 60.000 personas, como hizo Ibai. Lo bueno sería hacer una mezcla. Que se celebren esos combates de streamers, que es lo que llama al público, pero también incluir boxeo 'de verdad'.

¿Iría a una velada de 'streamers' si la invitaran?

Sin duda alguna. Pero pelearía con alguien de mi nivel, sino sería un poco raro. Me parecería buena idea. Darías a la gente lo que le gusta, verían a dos influencers o tiktokers pegarse, y luego un combate de boxeo. En mi caso, olímpico.