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La modernidad de Pardo Bazán se agranda al paso de cien años

El enorme legado literario de la escritora gallega se mantiene indeleble y acrecentado al cumplirse cien años de su fallecimiento. Biblioteca Castro reedita los dos primeros tomos de sus obras completas que concentran lo mejor de su narrativa

Emilia Pardo Bazán.

Emilia Pardo Bazán. / Javier García Recio

Que a los cien años de haber muerto la huella de tu paso por el mundo siga, no ya viva en el recuerdo de muchos, sino que haya crecido, enraizado y alcanzado la fuerza de lo indeleble mas allá del tiempo, es casi un privilegio de dioses que pocos logran.

Le alcanzó de lleno a Emilia Pardo Bazán, de ahí que ahora, a los cien años de su fallecimiento en Madrid, celebremos su enorme legado literario, cultivado en el campo del ensayo, tan querido para ella, de la poesía, la novela, los artículos e incluso el teatro y logrado a fuer de su gran talla intelectual, su erudición infinita, su talante transgresor y su infatigable capacidad para abarcar cada día un paso mas que el anterior, romper barreras y, en definitiva, dar toda la magnitud posible a su enorme talento y saber, y siempre superando las enormes dificultades que tuvo para ser aceptada en su ambiente por ser mujer.

Conocer a una escritora es conocer su obra, acercarse a ella, pues ahí está su legado al mundo. Biblioteca Castro, que ya editó en su momento los 12 tomos que componen sus obras completas, ha reeditado ahora los dos primeros, que contienen lo más señero de su obra novelística. Lo hace bajo el minucioso trabajo de Darío Villanueva, anterior director de la Real Academia Española (RAE) y de José Manuel González Herrán, profesor en la Universidad de Santiago de Compostela y uno de los mayores estudiosos de la obra de Pardo Bazán.

Aunque se inició en la escritura muy joven, lo hizo a través del ensayo, que consideraba mas acorde para la difusión de sus ideas. A la novela no llegó hasta los 28 años. Se estrenó con ‘Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina’, que ella luego desdeñó. En el periodo que va de 1879 a 1885, Pardo Bazán escribirá cuatro novelas, que representan la puesta a punto de su oficio narrativo y el rodaje necesario para pergeñar después su obra maestra, ‘Los Pazos de Ulloa’.

Ella consideró pronto que ‘Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina’, pertenecía a una etapa muy superada después de la revolución de La Gloriosa de 1868. Le sigue ‘Un viaje de novios’, donde marca distancias entre el provincianismo de la protagonista viajera y el cosmopolitismo mundano de Biarritz o París, que la escritora conoce bien.

Ya bajo los primeros influjos del naturalismo francés publica ‘La tribuna’, de enorme repercusión y polémica, por tratar abiertamente una serie de temas tabúes socialmente y por el protagonismo que da a la clase obrera, especialmente a las mujeres trabajadoras de la fábrica de tabaco. Con ‘El Cisne de Vilamorta’, Pardo Bazán marca el territorio de los espacio literario en los que se desarrollará su narrativa: la Galicia urbana de Santiago y La Coruña, que ella transmuta en Marineda; y el escenario rural, donde ambientará sus grandes obras.

En esta primera etapa de sus novelas iniciales, Pardo Bazán no descuida el aspecto histórico que siempre establece como gran escenario de las mismas. De manera especial el escenario que mas refleja es el de los convulsos años que giran en torno a la revolución de 1868, con los últimos años de monarquía de Isabel II, La Gloriosa, el fugaz reinado de Amadeo de Saboya, la instauración de la República y la Restauración monárquica con Cánovas de gran mullidor.

Aunque, como decimos, doña Emilia descubrió tarde la novela, en favor del ensayo, se entregó con fervor a su escritura cuando descubrió, especialmente en sus continuos contactos con Francia, la posibilidad de retratar un realismo contemporáneo, para «describir lugares y costumbres que nos son familiares, y caracteres que podemos estudiar en las gente que nos rodea».

A la par, la joven Emilia va buscando y perfilando su propio estilo narrativo, algo esencial en una escritora que se precie; su punto de observación desde el que narrar con ambición su mundo novelesco. Lo hace recurriendo a la tercera persona de un narrador que tiene libertad para trazas realidades distintas.

Todo ello conlleva un esfuerzo por un aprendizaje novelístico que Pardo Bazán va asimilando en sus cuatro primeras novelas y perfilando el camino de ese ideario naturalista que culminará en 1886 con su obra maestra, ‘Los Pazos de Ulloa’ y su continuación ‘La Madre Naturaleza’.

‘Los Pazos de Ulloa’ fue considerada desde muy pronto como su mejor obra, «una auténtica obra maestra», en palabras de Benito Pérez Galdós, ya entonces su gran amigo. En ella Pardo Bazán supo convertir en gran protagonista de su narrativa la influencia de la naturaleza salvaje y rural en los comportamientos humanos más rudos, como los del falso marqués Pedro Moscoso, o de Primitivo, frente al refinamiento a menudo débil de los urbanitas, como el capellán, Julián Álvarez.

Los Pazos de Ulloa retrata con sordidez y realismo los conflictos sociales y sensuales del campo gallego. Un microcosmos en torno a la gran casa señorial de Ulloa, dibujando el primitivismo violento de sus personajes, el caciquismo, y los intentos vanos del joven sacerdote por dar un barniz de sensatez a aquel escenario, que sucumbe en el fracaso.

Emilia Pardo Bazán, ante su máquina de escribir

Emilia Pardo Bazán, ante su máquina de escribir

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Alfonso Vázquez

Con motivo de los cien años de la muerte de la coruñesa Emilia Pardo Bazán (1851-1921), Ediciones del Viento ha recuperado la biografía que de la eminente escritora realizó la filóloga hispánica, profesora y traductora Eva Acosta, publidada originalmente por Lumen en 2007, tras un trabajo de investigación de diez años.

Reaparece ‘Emilia Pardo Bazán. La luz de la batalla’, reordenada y actualizada con nuevas notas y con una soberbia portada del ilustrador Fernando Vicente. Como recuerda Eva Acosta, cuando inició su investigación sólo existía una biografía de Pardo Bazán del año 62, con lo que esta obra suple muchos años de vacío que parecen evocar los que durante toda su vida padeció quien se ganó por derecho propio el nombre de Doña Emilia, sin más.

Porque esta biografía lo que sin duda evidencia es la lucha titánica, plagada en ocasiones de victorias pírricas, de una escritora inteligente y moderna en un mundo exclusivo de hombres. En él, la figura de una mujer que cogiera la pluma era algo pintoresco y casi irrisorio, sin olvidar que la literatura para mujeres también estaba medida y compartimentada, pese que a la gallega negara con causticidad la existencia de una literatura femenina «que trasciende a brisas de violetas» y otra masculina «que apesta a cigarro».

Con un sólido aparato documental, el libro recorre año a año la insólita figura de una mujer que en la España tradicional en la que nació decidió forjarse una sólida carrera literaria, vivir separada de su marido, mantener relaciones extramatrimoniales con Benito Pérez Galdós -el gran amor de su vida- y que no cejó de participar en las disputas literarias y foros más diversos, pese a la animadversión de enemigos pertinaces como el marido de Rosalía Castro (la autora le elimina el ‘de’) o Leopoldo Alas ‘Clarín’. Figura llena de matices y contradicciones, fue carlista furibunda en la juventud y siempre ejerció de católica, apostólica y romana sin que fuese obstáculo para publicar la primera novela obrera de la literatura española (’La tribuna’) o para defender con vigor en los artículos agrupados en ‘La cuestión palpitante’, los postulados del descarnado y ‘escandaloso’ naturalismo. 

Además, entre sus grandes méritos destacó el haber sido la introductora en nuestro país de la pujante narrativa rusa, desconocida a este lado de los Pirineos. Asidua de los salones de la intelectualidad francesa, fue amiga de Zola y Goncourt y en España tuvo entre sus íntimos a Francisco Giner de los Ríos y Antonio Cánovas del Castillo.

Sin duda, estamos ante una gran intelectual que, concluye con tino la biógrafa, habría alcanzado muchas más cotas de reconocimiento en la España de su época y en Europa de haber sido varón. En este sentido, uno de los desplantes más mordaces fue la reiterada negativa de la Real Academia Española para admitirla en su seno, con la excusa de su condición de mujer, incluso cuando, bien entrado el siglo XX, era ya una figura indiscutible de la narrativa española. 

Biografía de Emilia Pardo Bazán.

Biografía de Emilia Pardo Bazán.