Fórcola

Las aventuras rusas de un fascista español

‘Cuadernos de Rusia. Diario 1941-1942’ (Fórcola, 2022), de Dionisio Ridruejo, vuelve a las librerías para dejar testimonio del disparate que fue la División Azul

Dionisio Ridruejo en un acto de Falange.

Dionisio Ridruejo en un acto de Falange. / José Luis G. Gómez

José Luis G. Gómez

«La víspera de la declaración de guerra de Alemania a Rusia, nos reunimos a comer en el Ritz Ramón Serrano Suñer, Manuel Mora Figueroa -¿acaso otra persona más?- y yo. Serrano expresó del modo más concreto su decisión de formar un grupo expedicionario de voluntarios para pelear contra Rusia en el mismo momento en que la guerra estallase». Ridruejo abre así estos ‘Cuadernos de Rusia’ (Fórcola, 2022), cuya tercera edición está ahora en las librerías. Aquel almuerzo en el Ritz, el 4 de julio de 1941, supuso el entusiasta y elitista nacimiento de la División Azul, a la que Ridruejo se alistó antes de llegar a los postres –él mismo confiesa en este diario lo mucho que deseaba que llegara ese momento-.

Ese afán de aventuras anticomunistas de unos pocos privilegiados fascistas españoles se cobró la vida de unos 3.000 divisionarios y de cerca de 10.000 soldados soviéticos.

El mejor testimonio del desastre militar y moral que fue la División Azul quizá se encuentre en estas páginas, que deben ser leídas con cierta distancia y escepticismo. Pero que nadie se equivoque: este diario de la aventura rusa de Dionisio Ridruejo (1912-1975) no es una denuncia ni una disculpa. Esta es la obra de un fascista convencido de la necesidad histórica de la atrocidad en la que participa y protagoniza, y lo que deja es un inacabado libro de viajes formado por notas de la vida diaria; se trata de anotaciones brillantes surgidas de una viva capacidad de observación y escritas con un estilo que atrapa por su sutileza y su rica capacidad descriptiva. No todos nuestros fascistas eran analfabetos, también sufrimos a Dionisio Ridruejo.

Quizá el mayor viaje en la vida de Dionisio Ridruejo no fue el que describe en ‘Cuadernos de Rusia’, sino el viraje ideológico que se le supone y del que él siempre quiso dejar buena muestra. Porque el que fuera uno de los primeros miembros de la Falange, al que se le deben dos versos del ‘Cara al sol’, que fue exitoso jefe de la Propaganda del bando nacional en la Guerra Civil y que se convirtió en crítico decepcionado con Franco por su escaso fascismo, terminó sus días aplaudido como demócrata y ejerciendo de visible opositor de un Régimen que él mismo ayudó a levantar.

Pero más allá de sus viajes y dudosas vinculaciones políticas e ideológicas, Dionisio Ridruejo es uno de los grandes escritores españoles de la primera mitad del siglo XX, uno de los puntales de aquellos fascinantes Poetas de la Falange, y su obra merece ser leída y estudiada. A eso ayuda una buena edición como la preparada por Xosé M. Núñez Seixas para Fórcola, que además ha contado con un interesante prólogo de Jordi Gracia. Leamos a Dionisio Ridruejo, pero sabiendo bien quien fue.