Premio Formentor 2022

Liudmila Ulítskaya: La estirpe de la gran novela rusa

Llega a España ‘Una carpa bajo el cielo’, una de las grandes obras, la más ambiciosa sin duda, de Liudmila Ulítskaya. Un magistral relato del devenir de la disidencia rusa tras la muerte de Stalin. Un alegato del poder subversivo y libertador de los libros y la Literatura

Liudmila Ulítskaya

Liudmila Ulítskaya

En estas mismas páginas hemos renombrado a Liudmila Ulítskaya como la Tolstoi del presente, la escritora que de manera mas ambiciosa ha heredado, por méritos propios, la tradición de la gran novela rusa a esa que encarnan también Dostoievski, Bulgakov, Nabokov, Pasternak y el duro realismo de Solzhenitsyn. Tras treinta años de una magistral, extensa y premiada carrera literaria que comenzó con su hermosa ‘Sóniechka’, en 1992, su camino hacia el Premio Nobel está culminado. Solo queda que la Academia sueca lo reconozca.

Ulítskaya que viene de obtener el Premio Formentor 2022 «por la magnificencia índole de sus personajes», según destacaba el jurado, llega de nuevo a España con ‘Una carpa bajo el cielo’, una de sus grandes obras, quizá la más ambiciosa, la que sin duda recoge toda su valía literaria. En ‘Una carpa bajo el cielo’, que publica la editorial Automática, está toda Rusia y está toda Liudmila Ulítskaya. Ella ha escrito páginas de gran belleza en ‘Sóniechka’, ‘Mentiras de mujeres’ o ‘Sinceramente suyo’, pero, amigo lector, si quiere volver a respirar el aliento de la gran literatura rusa, tendrá que acercarse a las páginas de ‘Una carpa bajo el cielo’ y zambullirse en ellas. Ahí , de la mano de la mano de Liudmila Ulítskaya podrá comprobar el poder subversivo de los libros. 

La historia comienza anunciando la muerte de Stalin, en 1953, y acaba con otra muerte, la de poeta ruso exiliado Joseph Brodsky en 1996. Cuatro décadas en las que de la mano de sus tres protagonistas, Iliá, Sania y Misha, recorremos desde la muerte de Stalin, el deshielo de Nikita Jrushchov, los juicios de la era Brezhnev, la expulsión de Solzhenitsyn, el exilio de Sájarov… Es también el retrato de la intelectualidad y la disidencia rusa en esos duros años que siguen a la muerte de Stalin, donde Ulítskaya nos muestra esa atmósfera sofocante en que malvive la disidencia moscovita, que no era homogénea pues solo les unía el odio a Stalin. Tiene por ello un valor histórico y literario significativo y entrelazado.

Los protagonistas, Iliá, Misha y Sania, amigos desde la escuela primaria, van conformando los hilos de esta historia a medida que crecen. Iliá se convierte en una figura activa en el movimiento samizdat, el de los escritos clandestinos; Sania hace de la música su gran universo, pero un accidente le obliga a retirarse y después a exiliarse; Misha encuentra su vocación como profesor de lengua, pero es denunciado por un colega al KGB y se une también al movimiento samizdat.  

Antes, Ulítskaya pone sobre este tablero de hostilidad social el gran poder liberador y subversivo de la literatura. Llega a la escuela Víctor Shengueli, que inculca a los jóvenes la pasión por la Literatura y los va forjando de manera que ésta se convierta también en un modo resistencia pasiva o activa. «La Literatura es lo único que ayuda al hombre a sobrevivir y a reconciliarse con su tiempo», les alecciona Shengueli. Bajo sus auspicios crean el LURS (Amantes de las Bellas Letras Rusas). Cada miércoles Shengueli los llevaba a una excursión literaria por las calles de Moscú y llegaban hasta el inmueble donde Maiakóvski se había pegado un tiro, visitaban la plaza Pushkin, paseaban por la calle Gorki y otros lugares simbólicos donde el profesor les introducía en vena la pasión por la poesía y los grandes relatos rusos. «La Literatura es el único alimento del alma y depende solo de vosotros crecer y convertiros o permanecer en un estado animal». Ulítskaya sitúa así al profesor y a sus enseñanzas literarias como una de las autoridades morales de la novela. Son esas enseñanzas las que convertirán la amistad de los tres jóvenes en una verdadera unión de almas y mentes que perdurará mas allá de los años, del exilio y la obligada dispersión. En definitiva el mensaje de Ulítskaya es claro y esperanzador: La literatura, incluso cuando estamos rodeados de amenazas y miedo, nos anuncia que hay cosas, como la poesía y la prosa, que pueden unir a las personas; cosas por las que vale la pena vivir. 

Una carpa bajo el cielo

Una carpa bajo el cielo

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Una carpa bajo el cielo

 Editorial: Automática

Traducción: Yulia Dobrovólskaya / José María Muñoz 

Precio: 32 €

Pero como esos grandes relatos rusos como Guerra y Paz o Doctor Zhivago, en esa enorme carpa de Ulítskaya junto a los tres amigos camina todo un fresco de personajes y de personajes que sirven a la escritora para sumergirnos en ese gran Moscú que lucha por la supervivencia. 

Ulítskaya no solo describe magistralmente el alcance y la complejidad del movimiento disidente de las décadas de 1960 y 1970, principalmente a través de las experiencias de Iliá y Misha, retratando las principales formas en que el gobierno trató a los disidentes: prisión, campos penales, exilio forzoso y emigración, sino que su naturaleza de escritora universal queda claro cuando su preocupación está primero en la descripción de la vida cotidiana del ciudadano moscovita.

Los describe hacinados en sus apartamentos comunales, compartiendo cocinas y baños comunales; caminando por las calles de Moscú; viajando en metro o autobús; a los veteranos de la guerra luciendo sus medallas en sus ajadas chaquetas.

En resumen, ‘Una carpa bajo el cielo’ es un digno continuador de esa larga tradición de grandes novelas rusas. La mejor novela rusa de este siglo XXI y la demostración de que Liudmila Ulítskaya es, como señalamos al principio, la Tolstoi de nuestro tiempo. 

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