Kotaro Isaka: Tres asesinos y una venganza

El escritor japonés Kotaro Isaka (Matsuda, 1971) lleva más de 20 años escribiendo novela negra con gran éxito en su país. Fue el estreno el año pasado de la película ‘Tren Bala’ (inspirada en uno de sus relatos y protagonizada por Brad Pitt y Sandra Bullock) la que ha propiciado ahora las primeras traducciones para el mercado español de la mano de editorial Destino. Si la citada ‘Tren Bala’, publicada coincidiendo con su émulo cinematográfico, nos servía un adrenalítico thriller donde varios sicarios jugaban al ratón y al gato en el tren de alta velocidad que cubre el viaje de Tokio a Kioto, ahora llega ‘Tres asesinos’, otra endiablada historia que entrecruza a tres verdugos a sueldo en el camino de un hombre que busca venganza. No obstante, hay que advertir que esta novela fue escrita y publicada en Japón años antes que ‘Tren Bala’, por lo que en realidad podríamos hablar de que funciona como una precuela cerrada de la misma.

Tiene la escritura de Isaka ciertos aires tarantinianos por aquello de combinar mucho diálogo de sus personajes (a veces a través de monólogo interno) con espirales crecientes de tensión que acaban en escenas de violencia desatada. No es un secreto, ya que el propio autor se reconoce seguidor de cineastas como Tony Scott, los hermanos Coen, o el citado Tarantino, por no mencionar referentes europeos como Jean-Luc Godard.

En todo caso, los personajes de Isaka son claros exponentes de esa cosmovisión japonesa que tanto fascina al mundo occidental: el particular carácter estoico de los nipones, su meticulosidad en el trabajo, su férreo código de honor, su sentido de pertenencia al clan o ese hermetismo emocional que muchas veces preside sus relaciones familiares y sociales. El éxito del cine, el manga o el anime llegado de Japón durante las últimas décadas da muestra de ello. Quizá sea precisamente la literatura, Murakami al margen, el campo artístico donde ese influjo cuenta con menos referentes conocidos por el gran público, al menos en España, aunque figuras del thriller nipón como los de Hideo Yokoyama o Natsuo Kirino (pseudónimo de Mariko Hashioka) sí hayan contado en años anteriores con excelentes traducciones al castellano.

Volviendo a Isaka y a ‘Tres asesinos’, el libro presenta las desconcertantes peripecias en las que se ve sumido Suzuki, un joven profesor de matemáticas cuya esposa ha muerto atropellada por el hijo de un gángster y que, en busca de venganza, se infiltra en la organización criminal a la espera de impartir su propia justicia. Sin embargo, sus planes se ven alterados una noche con la aparición de tres pintorescos asesinos profesionales, los mejores de la profesión, cada uno de ellos con sus propias motivaciones aunque todos igual de letales. Por un lado, uno a quien llaman «La Ballena», especializado en arrastrar a sus víctimas al suicidio a través de la dialéctica. Luego está «La Cigarra», experto en el uso de las armas blancas aunque demasiado impulsivo; y por último «El Empujón», un asesino silencioso que mata a sus objetivos empujándolas por sorpresa a las calles atestadas de tráfico en Tokio. 

Kotaro Isaka, autor superventas y ganador de varios premios en su país, entre otros, el Shincho Mystery Club, el Mystery Writers of Japan y el Japan Booksellers’ Award, sabe sin duda atrapar la atención del lector con unos personajes magnéticos, impactantes por su peculiaridad. También por el modo en que presenta los acontecimientos, ya que aunque el protagonista es Suzuki, el libro responde a relato coral, donde en cada capítulo la voz narradora en tercera persona alterna entre los distintos personajes, con el nombre o alias de cada uno encabezando el capítulo. De esta forma, asistimos a escenas narradas varias veces, pero desde distintos puntos de vista, lo que aumenta la tensión del lector, que sabe lo que va a ocurrir antes que el propio personaje.

En cuanto al uso y tratamiento de la violencia, cabe destacar que Isaka exhibe una visión ciertamente pesimista de la naturaleza humana, con personajes dispuestos a infligir dolor sin pestañear y nulos remordimientos de conciencia, pese a que uno de los asesinos, ‘La ballena’, sí reciba de forma insistente la visita de los fantasmas de sus víctimas en forma de alucinaciones. La maldad y la crueldad en ‘Tres asesinos’, no obstante, es más sugerente que explícita, y son los caústicos diálogos de algunos personajes los que permiten vislumbrar al lector hasta dónde podrían ser capaces de llegar. Menos mal que el autor sabe tirar de cuando en cuando de ciertas gotas de humor que oxigenan la trama. Como Tarantino, dicho sea de paso.

Suscríbete para seguir leyendo