Diario de Lecturas

Hoy como ayer, la necesidad de conocer

Stanislaw Lem.

Stanislaw Lem. / L. O.

Tengo en la mesa donde acumulo los libros que de verdad voy a leer, que en realidad es un carrito muy cuco y multicolor, a dos autores muy opuestos y cada uno con dos tomos muy a tener en cuenta. Por un lado, me acaban de llegar los dos volúmenes de ‘Radiaciones’ (Tusquets, 2024), que reúnen los diarios de la Segunda Guerra Mundial de Ernst Jünger. Y por el otro, casi enfrentados al ejercicio de memoria del que fuera oficial alemán de enlace con el mundo cultural en el París ocupado –se refirió en su vejez a ese periodo como un pecado de juventud pese a tener entonces más de cuarenta años-, están los dos primeros tomos de ‘Tiempo no perdido’ (Impedimenta, 2024), una trilogía que se nutre de los textos en los que Stanislaw Lem dio buena cuenta de los terribles sucesos que sufrió durante la ocupación nazi de su ciudad natal, Leópolis. ¿Se encontrará alguien con semejante situación dentro de ochenta años? ¿Se publicarán en España las memorias de un oficial israelí o aún estaremos gobernados por un partido político empeñado en echar gasolina en fuegos ajenos e implantará alguna censura contra los ciudadanos de Israel? Yo no quiero esperar ochenta años para poder leer lo que de veras está sucediendo en Gaza hoy mismo, y espero que alguien que lo esté sufriendo pueda escribirlo aunque sea en el cartón de los envíos de la Cruz Roja.