Urbanismo

El hormigón se impone en el 60% de la costa de Málaga

La falta de sedimentación por la falta de aportes naturales provoca que se desdibuje la línea de playa

Una ola se abalanza sobre un espigón en la capital. | JORGE ZAPATA/EFE.

Una ola se abalanza sobre un espigón en la capital. | JORGE ZAPATA/EFE. / ANA I MONTAÑEZ. MÁLAGA

Ana I. Montañez

Ana I. Montañez

«Málaga es un ejemplo, sobre todo en la parte de la costa occidental, de lo que no se debe hacer en cuanto a construcción en el litoral», resume Juan Jesús Martín, del Aula del Mar.

Y, además, lo explica con cifras contundentes: el 60% de la costa de la provincia de Málaga está construida.

Si a esto se le suma la falta de sedimentación de las playas por los aportes naturales procedente de los ríos, ahora controlados por las presas, el resultado es un cóctel perfecto para la erosión del litoral malagueño, que avanza en cada temporal.

«Desde el Rincón de la Victoria hasta Torremolinos solo tenemos dos suelos vírgenes, uno es Arraijanal y el otro es el que está prácticamente en la zona de La Araña. Todo lo demás se ha urbanizado y construido», agrega el director del Observatorio de Medio Ambiente Urbano (OMAU), Pedro Marín.

«El problema de hacer una playa artificial es que como las causas que hicieron desaparecer la playa siguen ahí luego hay que reponerlas, y cada vez que se repone hay un impacto ambiental a parte del coste económico», apunta el biólogo del Aula del Mar.

Pérdida de biodiversidad

Estos procesos de regeneración periódicos para mantener las playas artificiales afectan gravemente a la biodiversidad de los ecosistemas costeros, provocando la desaparición de las especies autóctonas.

En la capital malagueña, una de esas especies afectadas es la coquina. «Hace 40 años todos los malagueños se acuerdan de que cogíamos coquinas, hacíamos un boquete en la orilla y se cogían. Ahora casi no hay en ninguna playa», expone Juan Jesús Martín, que indica que estos moluscos no pueden vivir a más de 10 metros de profundidad.

«Eso es debido sobre todo a esa regeneración artificial de playas que no deja reponerse los bancos de coquinas», añade.

De la misma forma ocurre en el entorno de la desembocadura del Guadalhorce hasta el barrio de la Cizaña, según la asociación ecologista Ciriana, que alerta de la pérdida de flora y fauna endémica en esa franja litoral.