Residentes británicos

La vida después del brexit

Ayuntamientos y hasta empresarios hosteleros intensifican su labor de asesoramiento a británicos que forman parte de la sociedad malagueña

Imagen de archivo de pasajeros del aeropuerto de Málaga.

Imagen de archivo de pasajeros del aeropuerto de Málaga. / Álex Zea

Fran Extremera

Fran Extremera

Vida después del brexit. Cómo palpitan los miles de británicos que residen en la Costa del Sol, empadronados o no, tras un mes de enero en el que por primera vez en décadas se vuelven a sentir extranjeros en España. Basta con peinar urbanizaciones y conversar con portavoces públicos para saber de su enorme preocupación.

Nos adentramos en el casco urbano de Mijas pueblo y, en la céntrica avenida Virgen de la Peña, pasan minutos de las nueve de la mañana y nos recibe el propietario del MM Bar González, Martín Gómez, consciente de la incertidumbre entre la población británica del municipio, que ahora se eleva a unos 9.300 ciudadanos empadronados. «Aquí en nuestro establecimiento, además de la ayuda que reciben en el Ayuntamiento, nosotros mismos les asesoramos», expresa.

Confía en que los gobiernos se pongan de acuerdo y aclaren cómo va a ser la relación burocrática para quienes aún no están censados. Así destaca lo que representan para la Costa del Sol y, más concretamente, para Mijas: «Más de la mitad de nuestros clientes son británicos. Es importantísimo para todo el tejido empresarial que ellos se empadronen. Son una parte muy importante para nuestra economía».

En plena pandemia, este hostelero reconoce el duro trago que en estas fechas pasan muchos británicos con segunda residencia en Mijas y que, de momento, no pueden regresar a la Costa del Sol. «A ellos les gusta mucho nuestra cultura, nuestros bares, son nuestros clientes de a diario, porque aquí se sienten muy cómodos», alega.

Para la edil de Extranjeros en el Ayuntamiento de Marbella, Remedios Bocanegra (PP), nada hace presagiar, pese a la situación en la que se encuentran ahora aquellos británicos que no han dado el paso de empadronarse, que vayan en un futuro próximo a cambiar de hábitos. «Habrá que buscar fórmulas con las que ambos países podamos facilitar ese sueño que mantienen miles de residentes, de pasar vacaciones o su jubilación en nuestra tierra».

Ni el brexit ni el confinamiento perimetral han impedido que a la hora del aperitivo encontremos ciudadanos ingleses y de otros rincones del Reino Unido en terrazas de Mijas o del litoral marbellí. Hay quienes reconocen que desde este mes de enero se han sentido como en una especie de «limbo jurídico», el mismo término que usan en el litoral axárquico los residentes en viviendas rurales por regularizar en términos urbanísticos.

Ciudadanos británicos, en una terraza antes de la pandemia. | URQUÍZAR

Ciudadanos británicos, en una terraza antes de la pandemia. | URQUÍZAR / FRAN EXTREMERA

Para empezar, quienes no estén empadronados tienen que demostrar desde el 1 de enero que poseen un domicilio en España y que disponen de suficientes recursos económicos para poder continuar en el mismo. Las exigencias que pesan sobre el resto de extranjeros no comunitarios. Pero hay más. El residente foráneo deberá certificar que posee cobertura sanitaria para hacer frente a cualquier imprevisto.

En plena crisis sanitaria, con la consiguiente dificultad para disponer de mayores recursos económicos, la embajada del Reino Unido en España ha reconocido que hay británicos con dificultades para justificar ingresos o acceder al seguro privado.

La edil mijeña de Extranjeros, Arancha López (Cs), destaca la figura de los británicos: «Son parte fundamental de nuestra sociedad. Están asentados y tienen raíces. Sus colectivos sociales, además, realizan importantes aportaciones para ayudar a otros». Tal arraigo podría pesar incluso, para solventar ese limbo, en la propuesta sobre una posible «doble nacionalidad».