Tribuna

Presente y futuro de los antiguos terrenos de Repsol

Pedro Francisco Sánchez, de la Plataforma Ciudadana Bosque Urbano Málaga, desgrana sus argumentos a favor de reservar los antiguos terrenos de Repsol como una gran zona verde

Imagen de los terrenos de la antigua Repsol.

Imagen de los terrenos de la antigua Repsol. / Arciniega

Pedro Francisco Sánchez / Plataforma Bosque Urbano Málaga

Mucho se ha escrito y se sigue hablando del destino que tendrá finalmente la parcela que en su día ocuparan diez grandes tanques de almacenamiento de hidrocarburos que la empresa Repsol tenía en la ciudad de Málaga. Todo apuntaba a que estos terrenos seguirían el mismo destino que tuvieron los suelos que albergaron los depósitos de la Campsa, y en cuyo espacio podemos disfrutar hoy del parque del Huelin. Pero la especulación inmobiliaria y un modelo de ciudad alejado de las necesidades reales de la vecindad, que ven en el urbanismo una fuente de ingresos y de negocio, mantienen más de 20 años después del desmantelamiento de los depósitos la incertidumbre y el debate en la sociedad malagueña sobre el destino de estos suelos.

El PGOU vigente los integra dentro de la «nueva centralidad urbana» que se ha diseñado aprovechando el soterramiento de las vías del tren, y que contempla en su entorno, más de 3.200 viviendas en el actual polígono San Rafael, cerca de 1.000 viviendas en las cocheras de la EMT, además de los cuatros grandes rascacielos, centro comercial y viviendas que se prevén en los antiguos terrenos de Repsol.

Esta operación urbanística, sin embargo, se ha quedado sin el plan de movilidad que el propio instrumento de planeamiento ha diseñado para dar entrada y salida a todo el tráfico que se generara en la zona, y que no es otra que la conexión del Bulevar Adolfo Suárez con la MA-20.

En una respuesta remitida por el director general de Carreteras a una pregunta de la Plataforma Ciudadana Bosque Urbano Málaga, sobre dicha conexión, este confirmaba que la misma incumplía la normativa vigente y que por lo tanto esta necesaria y fundamental vía de comunicación para absorber el tráfico que generara todas esas construcciones no se puede hacer.

Este hecho, por sí solo, debería servir para plantear una modificación y rediseñar todo el planeamiento urbanístico para adaptarlo a las infraestructuras reales con las que contara la zona, pero al equipo de gobierno municipal parece que poco le importan los problemas de movilidad que sufrirán los vecinos y los usuarios de esas nuevas construcciones.

Así que continúan con sus planes de venta de los aprovechamientos urbanísticos que el Ayuntamiento tiene en los antiguos terrenos de Repsol. Es significativo que el ente municipal haya renunciado a la venta de estos derechos en un solo ‘lote’ apostando por la división de los mismos en más de cuatro, uno por cada una de las tres torres y otro más por la zona comercial.

Llama también la atención las declaraciones del concejal de Urbanismo a La Opinión de Málaga del pasado 20 de mayo, cuando asegura que «Hay fondos que nos han dicho que están interesados en hacer varias plantas de una torre, cinco o seis, de oficinas y el resto de residencial» y afirma que «el pliego, por tanto, se irá moldeando según los intereses que detecta Urbanismo en el mercado».

Hay que recordar al responsable de Urbanismo que en la parcela hay presencia de hidrocarburos tanto en el freática como en los suelos debido al uso industrial que tuvo en el pasado, y que actualmente hay un procedimiento abierto, ante la Junta de Andalucía, de declaración voluntaria de suelos contaminados. De la tramitación de dicho expediente podemos sacar ya varias conclusiones atendiendo al informe preliminar emitido por el Servicio de Protección Ambiental de la Delegación Territorial de Desarrollo Sostenible en Málaga.

La primera de ellas es que no se pueden cambiar los usos que se han remitido a dicho departamento para la realización del dictamen, es decir, los compradores de los aprovechamientos urbanísticos se tendrán que adaptar y hacer lo que está actualmente previsto en dichos terrenos, o se tendría que volver a cuantificar el riesgo que existe por la contaminación de la parcela para los nuevos usos.

La segunda de las conclusiones es que los compradores de los diferentes lotes deberán afrontar de forma conjunta la descontaminación de la parcela, trabajos que en el mejor de los casos durarían unos 36 meses, y que, a la finalización de estos, deberán confirmar que los suelos y el freático han quedado limpios de contaminantes.

Este colectivo propone la creación de una zona arbolada en la totalidad de la parcela, un gran pulmón verde que ayude a mitigar los efectos del cambio climático, proporcione un espacio para uso y disfrute ciudadano en el corazón de la ciudad

Un pulmón verde para Málaga

Pero la ciudadanía malagueña se resiste a perder la gran zona verde que durante años se les prometió que se haría una vez desaparecieran los bidones.

A la reivindicación histórica de la vecindad, de crear un gran parque en esos terrenos, se les ha sumado desde hace más de cinco años la propuesta de la Plataforma Ciudadana Bosque Urbano Málaga.

Este colectivo propone la creación de una zona arbolada en la totalidad de la parcela, un gran pulmón verde que ayude a mitigar los efectos del cambio climático, proporcione un espacio para uso y disfrute ciudadano en el corazón de la ciudad que nos permita estar en contacto directo con la naturaleza, un oasis donde pasear en las duras tardes y noches de terral, un sumidero de CO2 que purifique y filtre los contaminantes de nuestra atmósfera, un ‘aire acondicionado’ para nuestra ciudad que ayude a regular las consecuencias de la ‘isla de calor’; en definitiva, un lugar abierto a la naturaleza que nos ayude a mejorar nuestra salud física y mental, nuestra calidad de vida.

Desgraciadamente estos argumentos no parecen convencer al actual equipo de gobierno municipal, que haciendo oídos sordos a los informes de los expertos de Naciones Unidas que nos advierten de que se nos acaba el tiempo para frenar el calentamiento global y que en esta batalla es fundamental el compromiso de las corporaciones locales, siguen priorizando el negocio a la salud de los vecinos y de nuestra ciudad.

Cerca de una decena de colectivos sociales, vecinales, ecologistas, de consumidores y sindicales hicieron pública la propuesta de incluir, en la candidatura de Málaga a organizar la feria internacional del 2027, la iniciativa de hacer un Bosque Urbano en los antiguos terrenos de Repsol.

Desde el ámbito vecinal y social, se defiende que esta sería la mejor carta de presentación para una ciudad que pretende organizar una feria internacional titulada ‘La Era Urbana: hacia la ciudad sostenible’.

Esperemos que los responsables locales y nacionales de organizar y presentar la candidatura de Málaga 2027 así lo entiendan también, y que, aunque solo sea por conseguir el mandato de organizar dicho evento y los pingües beneficios económicos que ello traería, los malagueños podamos disfrutar por fin de ese gran pulmón verde que la especulación urbanística y unos malos gestores municipales nos quieren robar.