Crónicas de la ciudad
Recordar a Pablo Picasso con planchas de tercera
Persisten en Málaga las planchas en el suelo que señalan los lugares picassianos y que al momento terminan ilegibles por la condensación y la suciedad
El pasado domingo, la sección Mirando Atrás se hizo eco de una noticia que, aunque conocida, por alguna extraña razón nunca se había popularizado. Se trata de que en la calle Comedias, de la mano del estudio de Salvador Moreno Peralta se había rehabilitado, para convertirlo en hostel, el edificio que albergó el Colegio de San Rafael, en el que estudiaron Pablo Ruiz Picasso y Blas Infante -aportación esta del historiador malagueño Víctor Manuel Heredia de 1997-.
La rehabilitación incluía realzar el patio central del edificio, que no era otra cosa que el recreo de los colegiales, así que entre estas columnas jugó el pintor más famoso del siglo XX.
El inmueble en realidad son dos, aunque de fachada idéntica; el primero, el del patio, obra de 1877 de Eduardo Strachan, el autor de los edificios de calle Larios y el segundo, la ampliación de 1895.
El caso es que en el suelo tiene una de esas planchas señalizadoras de los lugares picassianos que evocan a un espía de John Le Carré, porque pasan totalmente desapercibidas.
Nuestro Consistorio sigue abonado a un modelo que lleva años demostrando que es una forma eficaz de tirar el dinero de todos. Se trata de las planchas de metacrilato o similares que, siempre en teoría, tienen un propósito informativo o sirven para ver lo que hay en el subsuelo.
Ya se vio su absoluta inutilidad en la Acera de la Marina a la hora de mostrar los restos arqueológicos del Castillo de los Genoveses y otras hierbas. Siguiendo el dicho de «es más antiguo que la humedad», otro fenómeno arcano -la condensación- deja estas planchas perladas de gotas y ni con el mejor oculista se puede vislumbrar algo más que manchas, aunque debajo esté el arca de Noé.
Como era de esperar, la evidencia de que no funcionan no sirvió de nada, por eso nuestro Consistorio quiso homenajear en un lateral de la plaza de la Merced, el del desaparecido cine Astoria, a los vecinos más destacados de la plaza. Como saben, al poco tiempo las planchas con sus nombres terminaron deslucidas, arrancadas o ilegibles.
El mismo camino sigue ya la que recuerda al ‘picassiano’ Colegio de San Rafael en el suelo de calle Comedias, con el agravante de que nada se dice de Blas Infante.
Proponía el historiador Víctor Manuel Heredia que o bien el Ayuntamiento o bien la propiedad recordara los tiempos colegiales de Picasso y Blas Infante en una placa ‘visible’. Confiemos en que el Consistorio tome nota y aparque de una vez la inútil y gastosa ‘señalización picassiana’.
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