Crónica de la ciudad

Fanny de Carranza: 43 años de servicio a Málaga

La arqueóloga y jefa de sección del Patrimonio Histórico-Artístico de Málaga se despide hoy como funcionaria. Hace unos días recibió el homenaje de sus compañeros

Algunos de los asistentes al almuerzo homenaje, con Fanny de Carranza en el centro.

Algunos de los asistentes al almuerzo homenaje, con Fanny de Carranza en el centro. / L. O.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

Los políticos en España han colonizado hasta tal punto las administraciones, que un caudal de altos puestos que antes ocupaban funcionarios de carrera, ahora los ocupan cargos electos y cargos de confianza -para los partidos gobernantes, más de fiar que profesionales ajenos a la política y con las oposiciones ganadas-.

Afortunadamente, hasta la fecha no ha sido el caso de la jefatura de sección del Patrimonio Histórico-Artístico de Málaga, a cargo de una funcionaria que en sus 43 años de carrera ha visto pasar a cuatro alcaldes: Luis Merino, Pedro Aparicio, Celia Villalobos y Paco de la Torre.

Se trata de la arqueóloga Fanny de Carranza, que hace unas semanas recibió un (inesperado para ella) almuerzo homenaje en El Pimpi de muchos de sus compañeros, organizado por Salvador Escalona.

Fanny, por cierto, es familiar de un servidor (su madre, Fanny Sell, era tía abuela de quien escribe). Por eso, más que atender a lo que pueda decir el firmante, que quizás no suene objetivo, lo mejor es hacerse eco de muchas de las personas que han trabajado con ella y que resaltan su energía, entusiasmo y determinación en la defensa del patrimonio municipal, fruto de una profunda vocación.

A cualquier hora del día o de la noche era posible ver a Fanny de Carranza supervisando una escultura, alertando de los daños en un monumento, adoptando decisiones imaginativas con las que capear el paupérrimo presupuesto del año destinado a ‘tantas piedras vetustas’ -cimientos de la exitosa Málaga turística y cultural, por cierto-.

El pasado noviembre cumplió su sueño de bajar a los dos profundos pozos Airón, el de la Alcazaba y Gibralfaro, aprovechando que un grupo de bomberos realizaba ejercicios de rescate. Eran los dos únicos rincones que le quedaban por conocer del conjunto monumental.

El Ayuntamiento pierde a una funcionaria excepcional, que además luchó porque Málaga tuviera un Museo del Patrimonio Municipal que hoy toma un rumbo por completo distinto.

Es una pena que se marche con un caudal de conocimientos que no ha podido transmitir a la ignota persona que le suceda en el cargo. Sea quien sea, tendrá el listón a la altura de la Torre del Homenaje de una fortaleza, la de la Alcazaba, cuyos secretos ha desvelado en una reciente publicación (‘Alcazaba de Málaga’, editorial Ciudad del Paraíso), revisión y ampliación de una obra anterior.

Trabajar por tu ciudad desde 1978 no es poca cosa. Hoy, día 30, es su último día en el Ayuntamiento. Gracias de corazón.