IGUALDAD | 8 de marzo

Malagueñas que rompen el techo de cristal

A pesar de que en las aulas el 50% son mujeres, este dato parece disiparse en el ámbito laboral. El acceso femenino a las cúpulas empresariales sigue siendo el gran reto de la sociedad, una situación de desigualdad que viene dada debido al gran peso de la conciliación, que recae sobre las mujeres. Solo el 29% de empresas andaluzas cuentan con al menos una mujer en puestos directivos, un techo de cristal y una brecha salarial que se han agudizado con la pandemia

Lourdes García, presidenta de la Audiencia de Málaga.

Lourdes García, presidenta de la Audiencia de Málaga. / chaima laghrissi rochdi. málaga

Chaima Laghrissi

Chaima Laghrissi

El 8M está a la vuelta de la esquina, pero el eterno debate de la igualdad está presente los 365 días del año. La desigualdad social, económica y laboral ha colocado a España en el sexto puesto del Índice Europeo de Igualdad de Género.

Según el estudio del Instituto Europeo de Igualdad de Género (EIGE) harían falta casi tres generaciones para alcanzar la igualdad de género en la Unión Europea, una lucha que se ha ralentizado debido a la pandemia. Una desigualdad que se traduce en brechas salariales, en techos de cristal y la poca presencia de mujeres directivas.

En Andalucía, las mujeres cobran 5.136,15 euros anuales menos que los hombres y solo el 29% de empresas andaluzas cuentan con al menos una mujer en puestos directivos.

Con estos datos desalentadores existen malagueñas que desafían esta desigualdad. Silvia Olivero, Rocío García, Isabel Jiménez o Lourdes García son algunas de las profesionales que luchan por romper ese techo de cristal, dejando claro que las mujeres también ocupan altos cargos en nuestra sociedad.

Una igualdad que comienza en la educación: «La educación es un arma para romper con todos los estereotipos y crear así nueva cultura», afirma Isabel Jiménez, vicerrectora de Igualdad, Diversidad y Acción Social en la UMA.

La labor de Jiménez, como vicerrectora de Igualdad en la institución malagueña, se basa en desarrollar políticas universitarias en materia de igualdad, diversidad y acción social. Una acción que comienza en las aulas.

A pesar de que en ellas más del 50% sean mujeres, este dato parece disiparse en el ámbito laboral: «Hay un problema muy serio, no hay una paridad equitativa. Hay titulaciones muy feminizadas y otras muy masculinizadas, las titulaciones equilibradas son menos. Eso es un reto que aún tiene la sociedad, porque se sigue manteniendo estructuras y elementos condicionantes», asegura.

«Son muchas generaciones en las que hemos estado en segundo plano, la educación es fundamental», subraya Rocío García. Ella es la actual presidenta de Amupema, la Asociación de Mujeres Profesionales y Empresarias de Málaga, y como directiva vive, en primera persona, las adversidades a las que se enfrentan las mujeres cuando ocupan altos cargos.

El primer reto es el llamado síndrome del impostor: «Hay que superarlo, lo sufrimos porque no nos terminamos de creer que valemos», dice.

Hecho en el que coincide con Silvia Olivero, compositora y directora de orquesta. Para Olivero, este trastorno va más allá: «Cuando ves que no hay mujeres piensas que por algo será, y realmente solo se debe al síndrome del impostor. Nosotras tenemos que esforzarnos mucho más, no tenemos derecho a la mediocridad. El hombre sí tiene derecho a ello, mientras que las mujeres tenemos que ser perfectas en todo», denuncia.

Pero, los retos no acaban ahí. Cuando las mujeres ocupan altos cargos, las barreras aumentan, como la brecha salarial y el famoso techo de cristal. Del 85% de las excedencias por motivos de cuidado están solicitadas por mujeres, frente al 15% que piden los hombres.

«Se mantienen muchos roles, el más importante el de los cuidados. Las mujeres están muy condicionadas por el trabajo de cuidados, con esas famosas triple jornadas que nos han responsabilizado a las mujeres», indica Isabel Jiménez.

De esto sabe mucho Lourdes García, la primera mujer en ser presidenta de la Audiencia de Málaga.

A pesar de que en la actualidad el número de mujeres juezas es superior al de hombres, un 55% más, aún hay «muy pocas» en el Tribunal Supremo:«Aún queda mucho camino por recorrer. Sigue siendo importante promover la remoción del déficit de presencia equilibrada de mujeres, en los cargos de nombramiento discrecional realizados por el Consejo General del Poder Judicial. Así como en actividades docentes y en puestos de relaciones internacionales», aclara Lourdes García.

«Existen muchos sesgos y barreras que están muy normalizadas. Ejercemos machismos que no sabemos y debemos estar alerta. Por ejemplo comentarios, de ser mandonas o tener mal carácter, solo por defender con ímpetu algo en lo que creemos», asevera la vicerrectora de Igualdad.

Malagueñas que rompen el techo de cristal

Malagueñas que rompen el techo de cristal

El problema de la conciliación

Otra de los eternos dilemas es la conciliación familiar. Un tema que sigue siendo de mujeres y es causa principal de la brecha salarial, ya que las mujeres acaparan el 75% de los contratos parciales, como consecuencia de esta conciliación.

Hecho que se ha agravado con la pandemia, ya que la renuncia laboral ha sido muy mayoritariamente de las mujeres.

A pesar de que los datos revelan un emprendimiento igualitario entre hombres y mujeres, el tejido productivo está en manos del 65% y solo el 35% en la de las mujeres: «Esto se debe a que las mujeres aparcamos el proyecto por maternidad. Hay que reivindicar la conciliación y responsabilidad porque sin eso no habrá mujeres en puestos directivos», denuncia la presidenta de Amupema.

Para Rocío García, la conciliación es una gran asignatura pendiente para la sociedad: «Hay que reivindicar la conciliación y responsabilidad», subraya.

Como presidenta de la Audiencia de Málaga, a Lourdes García también le ha sido «difícil combinar la profesión con la vida familiar».

Uno de los retos a los que se tuvo que enfrentar en su carrera laboral fue la conciliación: «Cuando llegué al puesto de presidenta de la Audiencia, el reto fue compaginar el trabajo de gestión, tarea gubernativa, las funciones de representación junto con el trabajo jurisdiccional. Seguir celebrando juicios y dictando sentencias y todo ello combinado con las tareas y obligaciones familiares», confiesa.

«Aunque la situación va mejorando poco a poco con distintas normas, como la regulación actual, destaco la importancia que tiene la educación en igualdad y el compromiso e implicación de los hombres en las labores de la casa y en los cuidados de los familiares», sostiene.

Por otra parte, Jiménez asegura que «un paso muy importante hacia la desigualdad sería si los hombres se incluyesen en los cuidados. Los cuidados no pueden ser un demérito, deben ser un mérito». Para la vicerrectora la solución es la «conciliación corresponsable», pero no solo de los hombres y mujeres, sino también «responsabilizar a instituciones»

La importancia de tener referentes

La representación femenina es importante. Tener referentes es clave para impulsar la demanda tanto educacional como laboral: «Crecí sin referentes. Mi espejo eran todos hombres, a pesar de que las compositoras existen. Pero, han borrado a la mitad de la humanidad. Si lo hubiese sabido, hubiese tenido otro espejo y otra realidad», asegura Silvia Olivero.

Un espejo femenino fundamental para las generaciones venideras: «Mientras más se nos vea, más chicas verán que es normal que las mujeres estén en primera línea; y no seguir pensando que el hombre es el protagonista de la historia», recalca Rocío García.

El feminismo aún se enfrenta a ciertos retos, a pesar de que existen leyes de igualdad los obstáculos relacionados con las mujeres siguen latentes.

«Por muchas leyes de igualdad que haya, si la sociedad no tiene conciencia igualitaria no sirve. Se necesita una igualdad efectiva», insiste Olivero.

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