Málaga se mueve en récord de afiliados pero con un escenario general de bajos salarios

El dinámico mercado laboral malagueño ha recuperado ya los niveles habituales de empleo que manejaba hace dos años, cuando arrancó la pandemia, firmando incluso niveles récord de afiliación a la Seguridad Social, aunque todo ello queda empañado, como denunciaron ayer de nuevo los sindicatos en la celebración del Primer de Mayo, por una tasa de paro instalada en el 20% de la población activa y por unas rentas medias del trabajo que siguen en el furgón de cola del país, debido sobre todo a la preponderancia del sector servicios (donde habitualmente los salarios son inferiores) y la intermitencia de muchos trabajos de carácter estacional.

La situación se ha agravado en estos últimos meses con la escalada de la inflación (el último dato en Málaga, a cierre de marzo, arroja una subida del IPC del 10,1% interanual), lo que ha restado poder adquisitivo a las familias dado que la subida de los sueldos el pasado año fue en muchos casos mínima.

Recapitulando, las previsiones del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones reflejan que la provincia podría haber cerrado el mes de abril con más de 650.000 trabajadores cotizando, una cifra que marcaría un nuevo tope histórico en la provincia, aunque sin olvidar que unas 3.600 personas, pese a estar de alta, siguen incluidas en Expedientes de Regulación Temporal Empleo (ERTE).

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En cuanto al paro , Málaga tiene ahora mismo algo más de 152.000 parados inscritos en las oficinas de empleo del SEPE y del SAE, un nivel todavía algo por encima de la prepandemia. La cuestión sigue siendo sangrante porque, al margen de que ya se están retomando las cifras preCovid después de que se superaran los 200.000 en los peores momentos de la crisis sanitaria, todo el mundo coincide de que la provincia tiene un desempleo excesivo.

La Encuesta de Población Activa (EPA), que es el otro gran medidor del mercado laboral, mostraba hace unos días que la cifra de desempleados a cierre del primer trimestre es de 162.500 con un tasa de paro del 20,16%, un nivel ligeramente superior a la media andaluza (19,43%) y seis puntos y medio por encima de la media nacional (13,65%). El hecho de que el sector servicios, con el turismo a la cabeza, viva entre enero y marzo su tradicional temporada baja (la Semana Santa ha caído ese año en abril) influye en que el arranque de 2022 haya sido algo anodino.

Los sindicatos CCOO y UGT vienen reclamando desde hace años un cambio de modelo productivo donde ganen peso sectores con un empleo más estable y mejor retribuido. Las centrales sindicales afirman que, pese al enorme salto que está dando la Málaga tecnológica, la realidad es que la economía de la provincia sigue dependiendo en un 80% del sector servicios y de un segmento turístico donde la temporalidad es muy alta.

La buena noticia a este respecto es que la nueva reforma laboral está propulsando de manera significativa la firma de contratos indefinidos. De los 63.400 contratos que se firmaron en marzo en Málaga, un total de 19.457 fueron fijos, es decir, un 30,6% del total, algo que no se recuerda en la provincia, dado que lo habitual en los últimos años es que se moviera en torno al 8%. En el conjunto del primer trimestre de 2022 se han suscrito ya más de 37.100, un 21% del total, casi el triple que en el mismo periodo del año anterior.

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Bajos ingresos medios

En todo caso, y aunque el mercado laboral de Málaga es uno de los más pujantes del país, los ingresos medios anuales declarados por rentas del trabajo están en el furgón de cola de las provincias españolas, un hecho que por desgracia se repite año a año. Así quedó de nuevo reflejado en las últimas estadísticas del «Mercado de Trabajo y Pensiones en las Fuentes Tributarias», publicadas por el Ministerio de Hacienda y Función Pública y correspondientes a 2020.

A partir de los datos de la Agencia Tributaria, se comprueba que las más de 631.000 personas que presentaron rentas del trabajo en Málaga exhibían un salario medio anual de 16.946 euros, una cifra entre las más bajas en el ranking nacional, concretamente en el puesto 37 de 48 (se incluyen todas las provincias, ciudades autónomas y comunidades uniprovinciales a excepción de Navarra y de las tres provincias vascas, con otro régimen fiscal). Málaga sólo tiene una renta media anual superior a Jaén (14.230), Huelva (14.670), Badajoz (15.503), Granada (15.547), Cádiz (15.595), Cáceres (16.609), Tenerife (16.490), Almería (16.514), Las Palmas (16.764) y Alicante (16.897).

La estadística de la Agencia Tributaria necesita de alguna matización, ya que no se refiere a los sueldos que se cobran mes a mes sino que se extraen, por tramos, de las rentas anuales declaradas por los empleadores mediante la Declaración Anual de Retenciones e Ingresos a Cuenta sobre Rendimientos del Trabajo, contando exactamente por igual a las personas que trabajan los doce meses del año como a aquellos que sólo lo hacen en momentos determinados. Eso produce un sesgo a la baja del salario en comparación con otras estadísticas.

Los números también están condicionados por el hecho de que hay personas que pierden el trabajo a lo largo del año y pasan a cobrar el desempleo o trabajadores que se jubilan en un determinado mes y acceden a una pensión, lo que provoca que sus retribuciones salariales sean, a efectos estadísticos, más reducidas.

En todo caso, las cifras sí reflejan ciertas tendencias del mercado laboral, caracterizado por la precariedad laboral (empleos a tiempo parcial, una tónica de bajos salarios o el hecho de que un gran número de personas sólo trabaja en los meses de temporada turística).

Las rentas de trabajo en Málaga se sitúan 3.557 euros por debajo de la media española (que es de 20.503 euros anuales por persona). La mala posición se suele achacar al mayor peso del sector servicios en Málaga y a la carencia de un segmento industrial de peso, que suele tener salarios más elevados. Sea como fuere, la brecha salarial de Málaga con España se ha agrandado en los años posteriores a la crisis económica de 2008, pese al repunte económico de los últimos ejercicios hasta la llegada del Covid. En 2007 la diferencia era de un 13,5% y ahora está en el 17,4%.

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