La Victoria

Los sanfermines también dan el chupinazo en Málaga

En el bar restaurante Nerva se reúnen decenas de malagueños aficionados a los toros y a la fiesta grande de Navarra para seguir los encierros cada mañana, ataviados como pamplonicas. Cuando finaliza el encierro les aguarda un sólido desayuno con huevos, chistorra navarra y una premiada ensaladilla rusa

Agustín y Joaquín Fernández con el presidente del Colegio de Médicos, el presidente de la Fundación Bidafarma y otros clientes ataviados para los sanfermines, con el cartel de 2019 pintado por Clemente Blázquez y un desayuno pamplonica.

Agustín y Joaquín Fernández con el presidente del Colegio de Médicos, el presidente de la Fundación Bidafarma y otros clientes ataviados para los sanfermines, con el cartel de 2019 pintado por Clemente Blázquez y un desayuno pamplonica. / Alex Zea

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

 7 de julio, San Fermín, 7.45 de la mañana. No sólo bulle Pamplona. En el bar restaurante Nerva de Cristo de la Epidemia, 55 faltan asientos y los clientes, la mayoría uniformados con camisa blanca y pañoleta roja, están preparados para disfrutar del primer encierro del día. En el aire, claro, se escucha la famosa canción Uno de enero.

«Siempre coincidíamos a la misma hora los clientes habituales y un año, hacia 2010, ya decidimos hacer una cosa más formal que con los años ha tomado un carisma popular», cuenta Agustín Fernández, fundador en 1986 del bar restaurante Nerva, establecimiento que el pasado miércoles recibió del presidente de la Diputación el distintivo de Sabor a Málaga. A su lado está Emilio Hidalgo, vecino del barrio y veterano de estos sanfermines malagueños.

A las 7.58 se apaga la música, se hace el silencio y todas las miradas se concentran en la pantalla del televisor en el momento en que aparecen los toros protagonistas del primer encierro de los sanfermines.

Los asistentes siguen el encierro.

Los asistentes siguen el encierro. / Alex Zea

La salida en tromba retiene el aliento de los pamplonicas pero también de los malagueños del Nerva, que no se pierden un detalle y alguno echa el cuerpo hacia adelante cuando llega la curva de calle Estafeta. Pese al suspense, los toros alcanzan la plaza sin más incidentes que un par de revolcones. No ha habido heridos.

«Han sido 2 minutos y 43 segundos de encierro, es que tengo de ‘corresponsal’ allí a mi hijo, que ha ido a pasar los sanfermines», cuenta el farmacéutico Leandro Martínez, presidente de la Fundación Bidafarma. Enfrente, también vestido de blanco y con la pañoleta roja se encuentra el pediatra Pedro Navarro, presidente del Colegio de Médicos de Málaga. Los dos amigos comentan que llevan cerca de diez años acudiendo al Nerva en sanfermines. «Es una tradición afectiva y de amigos, un ritual de amistad de inicio del verano», destaca el médico, al tiempo que resalta que ambos son aficionados «a las tradiciones españolas y esta es una de ellas».

Padre e hijo, con el distintivo de Sabor a Málaga delante de un mural de Chicano.

Padre e hijo, con el distintivo de Sabor a Málaga delante de un mural de Chicano. / Alex Zea

Tras el encierro, Joaquín Fernández, el hijo de Agustín, que ha sucedido a su padre al frente del Nerva empieza a repartir el ‘desayuno pamplonica’: dos huevos con chistorras y cebolla caramelizada, además de una baguette con ensaladilla rusa, la misma receta con la que este restaurante ganó el premio a la mejor ensaladilla rusa de Málaga en 2017. Y para maridar, un anís muy taurino: Machaquito.

Tras dos años sin sanfermines en el barrio de la Victoria, ayer, 7 de julio, en el Nerva se vivió la alegría del reencuentro.

Imagen de San Fermín en el Nerva.

Imagen de San Fermín en el Nerva. / Alex Zea