Entrevista | Vania de la Fuente-Núñez Directora de la campaña mundial contra el edadismo de la OMS.

"Los mayores con una actitud negativa hacia la vejez tienen un 20% más de probabilidades de morir"

Puede afectar a cualquier grupo de edad pero tiende a hacerlo más a la gente mayor y a la más joven, comienza muy temprano, alrededor de los 4 años, y hay un tipo de edadismo, el institucional, que se evidenció claramente durante la pandemia cuando se asumía que personas mayores de una cierta edad no iban a acceder a las UCI o a hospitales. La experta de la OMS contra los estereotipos y prejuicios por la edad reivindica la creación de leyes nacionales e internacionales para luchar contra el edadismo y advierte de que este fenómeno está asociado con conductas de riesgo para la salud

Vânia de la Fuente-Núñez, directora de la Campaña Mundial contra el Edadismo de la OMS.

Vânia de la Fuente-Núñez, directora de la Campaña Mundial contra el Edadismo de la OMS.

Ana Blasco

Vania de la Fuente (A Coruña, 1988) comenzó Medicina en la Universidad de Santiago de Compostela y la completó en la Humboldt de Berlín y en Cataluña. Tiene un máster en Filosofía, Política y Economía de la Salud en el University College de Londres. Es una de las figuras más relevantes en el alzhéimer en todo el mundo y directora de la campaña de la OMS contra los estereotipos, prejuicios y discriminación por edad. Sus esfuerzos se centran ahora en abrir los ojos de la gente sobre ello.

¿Qué es el edadismo?  

Definimos edadismo incluyendo tres dimensiones diferentes: nuestra forma de pensar, que son los estereotipos; nuestra forma de sentir, que son prejuicios; y nuestra forma de actuar, que es la discriminación tanto hacia los demás como hacia nosotros mismos, en función de la edad. Es importante tener en cuenta las tres porque se influyen mutuamente. Muchas veces se habla de edadismo como si fuera equivalente a discriminación y es más.

Según las cifras de la OMS, una de cada dos personas somos edadistas. Luchar contra eso es mucho trabajo.  

Exacto. Es la mitad de la población. Y también hay la percepción de que es un problema solo de Occidente o de países más desarrollados y, en realidad, los datos indican que es un problema de todo el mundo y que tiene las tasas más altas en países de ingresos bajos o medio-bajos.

Al estar tan extendido, ¿por dónde se empieza a luchar contra el edadismo?  

El año pasado publicamos un informe muy importante, liderado por la OMS y en colaboración con otras agencias de la ONU. Hablamos de la prevalencia y del impacto en nuestra sociedad, pero también, por primera vez, sabemos qué funciona para eliminarlo. Esto es muy importante porque podemos aconsejar líneas de acción en base a la evidencia. Son básicamente tres: la política de la legislación, las actividades educativas y las intervenciones intergeneracionales. Lo ideal es implementar estas tres estrategias juntas para maximizar su impacto. En relación a las políticas legislativas, deben ser tanto nacionales como internacionales y nos pueden ayudar a abordar la discriminación y la desigualdad por motivos de edad. Pueden ayudar a garantizar que no se perjudique sistemáticamente en acceso a servicios, en el sistema legal, en los medios de comunicación, en el empleo, en recursos financieros como acceso a préstamos...

Uno de los últimos ejemplos en España fue la petición del Gobierno a la banca para que no discrimine a los mayores.  

Exacto. Puede ser una ley o una medida política. En la segunda estrategia hablamos de las actividades educativas, que nos ayudan a disipar conceptos erróneos sobre otros grupos de edad, a reducir los prejuicios al dar información precisa y a mejorar la empatía. Se pueden incluir todos los tipos y niveles de educación. El edadismo empieza muy temprano. Alrededor de los 4 años los niños ya son conscientes de los estereotipos que existen en su cultura basados en la edad y los empiezan a usar para las interacciones que tienen con otras personas y consigo mismos.

¿Y en qué consisten las medidas intergeneracionales?  

Se juntan personas de diferentes edades para compartir o realizar algo. Pueden ver películas, hacer talleres de lectura, cantar en un coro, jardinería o incluso vivienda compartida. Un foco muy importante empezó en Oporto. Había falta de alojamiento para estudiantes a un precio asequible y propusieron juntarlos con personas mayores que, a lo mejor, vivían solas y querían tener compañía o pequeñas ayudas. Tuvo bastante éxito y se ha expandido a otras ciudades en Europa. Lo bueno es cuando se hace en diferentes edades, porque hay más personas mayores que nunca, pero estamos más segregados por edad que nunca. No hay oportunidades para tender puentes entre diferentes grupos, lo cual es una lástima y acaba generando el edadismo.

Estamos hablando mucho de los mayores, pero el edadismo afecta a todas las edades, ¿no?   

Este es otro de los conceptos erróneos. Sí, el edadismo puede afectar a cualquier grupo de edad y tiende a hacerlo más a la gente mayor y a la más joven. Hay dos polos. En el entorno laboral tenemos evidencia de que alrededor de los 29 y de los 59 hay picos muy grandes. En la entrada al mundo laboral y cuando ya te fuerzan a salir. Puede afectar de diferentes formas, pero es edadismo igualmente: se categoriza a alguien por su edad y, en base a eso, se crean desventajas. En relación a gente joven, vimos claros ejemplos de edadismo en el acceso a la política. Se cuestiona que puedan tener una voz, se asume que no tienen nada que aportar y se intentan invisibilizar.

Aseguran desde la OMS que «el edadismo llega a empobrecer la salud física y mental de los mayores y reducir su calidad de vida». ¿Cómo?  

Es muy nocivo en relación a nuestra salud y bienestar y muy costoso. No solo por nuestra salud mental. También está relacionado con una muerte más temprana.

¿Por qué?  

Hay estudios que demuestran que las personas mayores que tienen actitudes negativas hacia el envejecimiento tienen casi un 20% más de probabilidad de morir durante un periodo de seis años que aquellas con autopercepciones más positivas. Hay una asociación con peor salud física y mental: aparición de enfermedades crónicas y depresión e incluso hospitalizaciones. Además, aumenta el aislamiento social y reduce nuestra calidad de vida. El edadismo puede ser institucional, interpersonal o autoinfligido. En el primero vemos que la edad sí puede influir en el tipo de tratamiento o procedimiento al que puedes acceder. En la pandemia lo vimos. Independientemente de la capacidad intrínseca de las personas, se asumía que personas mayores de x edad no iban a acceder a las UCI, no se derivaban a hospitales... Esto tiene un impacto directo en la salud. En el autoinfligido nos vamos exponiendo a una serie de estereotipos a lo largo de nuestra vida de forma repetitiva y lleva un punto en el que los interiorizamos. Afecta en lo que pensamos de nosotros mismos, pero también en lo que hacemos y lo que no. Llegan a generar expectativas que actúan como profecías autocumplidas. Si creemos que la vejez es un periodo de enfermedad, podemos adoptar conductas de riesgo en relación a nuestra salud, como no tomar los medicamentos. El edadismo está asociado con conductas de riesgo para la salud como no ir al médico, no tomar una alimentación saludable, beber alcohol, fumar.

Los factores que pueden agravar el edadismo están en todas partes, como en la inteligencia artificial.  

El edadismo impregna muchas instituciones y esferas de la vida. Las que reflejamos en informes son aquellas en las que hay evidencia, pero están también en otros ámbitos que no se han explorado todavía. La tecnología, incluida la inteligencia artificial (IA), es una de esas esferas. Si no se controlan pueden perpetuar el edadismo existente en la sociedad o introducirlo. Eso socava la calidad de la atención a estas personas.

Ahora hay muchas herramientas basadas en la Inteligencia Artificial.  

Y cada vez va a haber más porque abre un abanico de oportunidades muy grande. Pero, si no se hace un seguimiento, van a perpetuar el edadismo, igual que otras formas de discriminación. Hay una tendencia de diseñar para las personas mayores en lugar de con ellas, lo que acaba en el desarrollo de tecnología que no se usa porque parte de ideas preconcebidas y falsas sobre ellas y sus necesidades.

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