La Málaga musulmana renace con arte y un bolígrafo

La historia comenzó en los restos de la torre de la Puerta de Buenaventura, que puede verse integrada dentro de la Librería Proteo. 

«Llevé a mi mujer a ver los restos, que no conocía», cuenta el malagueño Miguel Banderas, un jubilado de 80 años que trabajó de tornero y que fue dueño de una papelería. Como explica, «como tenemos algo de azúcar, el médico nos recomendó que paseáramos mucho»; así que Miguel Banderas y su mujer, Clara Gálvez, vecinos de la Cruz de Humilladero, aprovecharon sus paseos para ir conociendo las principales huellas de la Málaga musulmana. 

«Un día nos fuimos al Castillo de Gibralfaro, a la Alcazaba, al Convento de la Trinidad donde estuvo el campamento de Isabel la Católica e iba apuntando cosas en un papel con un lápiz porque me picó la curiosidad para hacer algo», destaca.

La ocasión se presentó para Miguel Banderas el 14 de marzo de 2020, cuando se declaró el estado de alarma por la pandemia. A partir de ahí, comenzó a dibujar una recreación de la Málaga musulmana que, como explica, realizó pegando papeles de propagandas varias, como soporte. 

«Se me daba bien dibujar», explica este antiguo alumno de la escuela de Formación Profesional de San José, la que los jesuitas tenían en calle Pozos Dulces. 

La realización

Con la ayuda de regla, cartabón, lápiz, goma y bolígrafo fue recreando la Málaga de 1487, la de la conquista de los Reyes Católicos, en un gigantesco plano, una tarea que le llevó 11 meses. 

¿Cuáles fueron sus fuentes?, además de las notas que fue tomando, folletos, datos en internet y la tesis doctoral realizada por María Jesús Otaola, la hija del gerente de la propia librería Proteo y un compañero, en la que recrearon las murallas y puertas de Málaga y el plano de 1791 de Carrión de Mula. 

Manuel muestra con satisfacción en su obra la Mezquita Mayor, los campamentos de los Reyes Católicos, el Castillo de los Genoveses, la Torre Gorda, la disposición de la flota cristiana... 

El resultado gustó tanto a Jesús Otaola, gerente de Proteo, que le pidió una copia en blanco y negro que exhibió junto a los restos de la puerta de Buenaventura. «Pero con el incendio de Proteo, los bomberos la echaron al foso, se hizo un guiñapo y Jesús me pidió otra», cuenta. En esta ocasión, Miguel Banderas realizó una copia coloreada por él «con lápices Alpino, los del colegio».

La Málaga musulmana ‘en tecnicolor’, prueba del arte y la paciencia de Miguel Banderas, puede admirarse a la entrada de la librería Proteo.

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