Mirando atrás

La Económica, un edificio ‘monumental’

Hace un siglo, el 12 de julio de 1923, la Casa del Consulado, sede de la Sociedad Económica de Amigos del País, fue declarada el primer Monumento Arquitectónico Artístico de Málaga. Esta es la historia del edificio, que también acogió la primera biblioteca pública de la ciudad 

Fastuosa verja de entrada y patio de la antigua Casa del Consulado con la fuente de 1782, el primer edificio protegido de Málaga.

Fastuosa verja de entrada y patio de la antigua Casa del Consulado con la fuente de 1782, el primer edificio protegido de Málaga. / ÁLEX ZEA.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

El malagueño Pedro Gómez Chaix no sólo fue presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País durante 20 años. Como recuerda José María Ruiz Povedano, actual presidente de la institución, al ser nombrado diputado, Gómez Chaix conoció la novedosa ley de 4 de marzo de 1915 sobre los Monumentos Arquitectónicos Artísticos que intentaba frenar el preocupante expolio del Patrimonio español. 

«Él ve que su sede de Málaga, la Económica, podía estar también protegida, de ahí surge una ‘masa gris’ importante con Fernando Guerrero Strachan, Luis Cambronero o Narciso Díaz de Escovar y tras plantearlo en la junta directiva y en la junta general, se autoriza al presidente a solicitarlo», cuenta esta semana José María Ruiz Povedano, actual presidente de la Económica.

Vista desde el patio interior.

Vista desde el patio interior. / ÁLEX ZEA.

Corría el año 1921 y no fue hasta el 12 de julio de 1923 cuando se declaró oficialmente la Casa del Consulado, la sede de la Económica en la plaza de la Constitución, monumento arquitectónico artístico, al tratarse de un «ejemplar interesante de arquitectura civil correspondiente al siglo XVII y reformado en la segunda mitad del XVIII», reza la declaración, publicada en la Gaceta de Madrid del 17 de julio de 1923.

Para conmemorar el siglo de este reconocimiento, el del primer edificio protegido de Málaga -antes incluso que la Catedral, la Alcazaba y Gibralfaro, que no fueron declarados monumentos histórico artísticos hasta 1931- este próximo miércoles 12 de julio se celebrará un acto conmemorativo en la Casa del Consulado, capitaneado por la Sociedad Económica, que hizo posible esta tempranera protección.

De los jesuitas a la Económica

En 1767, con la expulsión de los jesuitas, quedó vacía su casa colegio de calle Compañía, aunque sobrevivían unas escuelas de latín y primeras letras

En 1780, el Montepío de Socorro a los Cosecheros del Obispado de Málaga, que tenía su sede en unos almacenes junto a la antigua alhóndiga, solicitó una parte de este inmueble. Una real cédula se la concedió al año siguiente. 

Vista de la fachada, con la portada diseñada por Martín de Aldehuela.

Vista de la fachada, con la portada diseñada por Martín de Aldehuela. / Alex Zea

Las obras de adaptación comenzaron al momento y se completaron con un edificio balcón que da a la actual plaza de la Constitución, delante del colegio de los jesuitas. «La casa que está delante es una casa balcón, una propiedad privada, sí compran parte del bajo para hacer el acceso a otras dependencias», precisa esta semana la catedrática de Historia del Arte Rosario Camacho. Eso les permite realizar la artística portada de mármol gris diseñada por el famoso arquitecto José Martín de Aldehuela

Medallón de mármol blanco del Montepío de Cosecheros y un llamativo lema en español: ‘Socorre al diligente, niega al perezoso’.

Medallón de mármol blanco del Montepío de Cosecheros y un llamativo lema en español: ‘Socorre al diligente, niega al perezoso’. / Alex Zea

Esta obra está presidida por el medallón de mármol blanco del Montepío, con el lema escrito en español: «Socorre al diligente, niega al perezoso».

Y en el interior, un precioso zaguán con una reja de hierro forjado rematada por el escudo de España entre leones, que Rosario Camacho atribuye al maestro Luis Gómez. La verja da paso a un patio con una fuente de 1782.

En 1786 el Montepío tuvo que compartir espacio con el Consulado del Mar, una nueva institución, antecesora de la Cámara de Comercio, a la que el archivero municipal Francisco Bejarano le dedicó una famosa monografía.

Antigua sala de audiencias del Consulado del Mar, presidida por el retrato de Carlos III.

Antigua sala de audiencias del Consulado del Mar, presidida por el retrato de Carlos III. / Alex Zea

Como recuerda José María Ruiz Povedano, «la función fundamental del Consulado fue jurisdiccional, resolver pleitos, por eso el salón de actos de la Económica tiene toda esa solemnidad: era la sala de audiencias del Consulado». Esta institución, por cierto, fue la que puso en marcha, tras solicitar «el edifico de Casa, Iglesia y Colegio» de los jesuitas, una escuela náutica:el Real Colegio de San Telmo, de cuyas obras se encargó el propio Aldehuela y que se distribuyó entre el edificio de la Económica y el original de los jesuitas, precisa Rosario Camacho.

Francisco Bejarano da buena cuenta del ingente trabajo por Málaga y su provincia del Consulado luego denominado, ya en 1830, Junta de Comercio, aunque siguió en la misma sede.

Por cierto que en la actualidad, en el edificio se conservan dos arcones, uno en el zaguán y el segundo bajo el retrato de Carlos III en el actual salón de actos. Sirvieron para guardar los caudales y documentos del Montepío de Cosecheros y el Consulado de Málaga. 

Una de las dos arcas para caudales o documentos, en el zaguán del edificio.

Una de las dos arcas para caudales o documentos, en el zaguán del edificio. / Alex Zea

Llega la Sociedad Económica

Desaparecido en esa década el Montepío, en 1841, recuerda Bejarano, se concedió permiso para que en el inmueble celebrara sus reuniones la Sociedad Económica de Amigos del País, fundada en 1789 y que históricamente tenía como sede el antiguo Ayuntamiento en la plaza de la Constitución, aunque por breve espacio de tiempo también pasó por los antiguos conventos de San Francisco y San Agustín.

La Casa del Consulado aprovechó parte del Colegio de los Jesuitas y una casa que daba a la hoy plaza de la Constitución. .

La Casa del Consulado aprovechó parte del Colegio de los Jesuitas y una casa que daba a la hoy plaza de la Constitución. . / Alex Zea

Como recuerda José María Ruiz Povedano, fue gracias a Jorge Loring Oyarzábal que la Económica pasó de utilizar la antigua sala de audiencias del Consulado a convertir este edificio en su sede, primero con algunas dependencias y más tarde en su totalidad, en un proceso de varias décadas hasta entrar en el siglo XX -en 1886 nace la Cámara de Comercio que ya no tendrá este edificio como sede-.

La llegada oficial de la Económica tuvo lugar en 1853 y trajo un gran regalo para Málaga: la primera biblioteca pública de la ciudad que hoy sigue estando abierta a investigadores. 

Algunos de los libros digitalizados y documentados.

Algunos de los libros digitalizados y documentados. / Alex Zea

En la primera década de este siglo, los arquitectos Rafael Martín Delgado e Isabel Cámara rehabilitaron el inmueble. En cuanto a la biblioteca más veterana de Málaga, bien puede servir de símbolo del compromiso de la Económica con su sede ‘monumental’. De hecho, la historiadora y archivera malagueña Lucía Reigal detalla cómo, gracias a los fondos europeos Next Generation se han podido digitalizar 10 libros de actas de la Sociedad Económica (que cubren una horquilla de 1789 a 1920), un legajo y el libro de socios, que abarca desde 1888 a la década de 1950. 

La digitalización ha ido acompañada de un nutrido trabajo de archivística «para crear una herramienta para los investigadores», cuenta Lucía Reigal. Además, el programa europeo ha incluido un escáner cenital para futuros trabajos y ha permitido un seminario sobre patrimonio documental en Andalucía y archivos privados. Puesta al día para una joya de nuestro Patrimonio, monumento oficial desde hace cien años.