Crónicas de la ciudad
El monumento funerario a la entrada de la Victoria
En la entrada del Santuario de la Victoria, a la derecha, un monumento funerario emula el estilo de los grandes personajes de Roma para recordar a un noble malagueño
Ya en el Renacimiento español abundaron los textos epigráficos escritos en latín que en algunas ocasiones imitaban los de los antiguos romanos y en otras, se hacían pasar directamente por textos antiguos; es decir, que se hacían falsificaciones como hoy se falsifican bolsos, gorras y camisas de marcas de postín.
El caso de una inscripción funeraria a la derecha de la entrada al Santuario de la Victoria, muy posterior al Renacimiento, entraría en la primera categoría, la de los textos escritos no sólo en latín sino con el estilo y las fórmulas de los antiguos romanos para prestigiar al homenajeado y, de paso, a quienes quisieron recordarlo a la moda de la antigua Roma.
Lástima que el paso del tiempo haya convertido parte de esta piedra de mármol en una superficie de difícil lectura; sin duda, da la impresión de que han pasado no sólo algo más de dos siglos sino bastantes más desde que fue erigido este monumento funerario.
En fotografías de comienzos del siglo XX el conjunto aparecía rematado por una cruz, que también se apreciaba mucho después, en fotos de la reforma de la plaza en los años 80.
Y aunque diera la impresión, por las fórmulas empleadas, que a quien se homenajea es a un senador romano, se trata del malagueño Francisco José Chacón, conde de Mollina y también de Torrubia, puede leerse en la lengua de César. La inscripción habría sido encargada con motivo de su fallecimiento por su hermano José, amigos y allegados y aunque la fecha del deceso está borrosa, parece que se trata del mes de febrero del año 1805 o 6, cuando el conde tenía 58 años y 7 meses, parece rezar el texto.
Con todos estos datos, la web de la Real Academia de la Historia nos informa de que el IV Conde de Mollina, que también era conde de Torrubia, se llamaba Francisco Chacón Manrique de Lara y Messía, nació en Málaga en septiembre de 1748, fue Grande de España y mariscal de campo y falleció en febrero de 1806 en su ciudad natal, lo que cuadraría con el mármol del Santuario. Lo que no concuerda es la edad, pues tendría 57 años. Pero también es posible que un servidor, que es lego en la materia, no sepa leer bien la inscripción, pues quizás podría entenderse que le faltaban 7 meses para los 58 años, números que sí cuadrarían.
En todo caso, lo más llamativo de este militar malagueño es que participó en 1801 en la fugaz pero exitosa Guerra de las Naranjas contra Portugal, promovida por Godoy, que supuso la conquista del precioso pueblo de Olivenza (Badajoz).
Hoy, su memoria todavía se recuerda con los honores de todo un prócer... de Roma.
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