Crónicas de la ciudad

Un cartel del terror en el Convento de la Trinidad

Las promesas se suceden en este BIC, lo único que permanece inmutable es un cartel informativo de unas obras de 2012, a tono con la pasada fiesta de Halloween

El ‘cartel del terror’, el pasado martes en los terrenos del antiguo convento.

El ‘cartel del terror’, el pasado martes en los terrenos del antiguo convento. / A.V.

Alfonso Vázquez

Alfonso Vázquez

En el arranque del año 2012, el entonces consejero socialista de Cultura, Paulino Plata, -futuro promotor del proyecto de ‘misil hotelero’ contra el paisaje de Málaga en terrenos públicos del Puerto- visitaba el Convento de la Trinidad, no para la habitual tanda de declaraciones vacías sino para anunciar unas obras que, esta vez sí, se materializaron.  

Cierto que, en la misma visita, el político de la Junta anunció que el convento albergaría un Centro de Bienes Culturales y Patrimonio Mundial pero, qué cargo público no tiene un desliz. 

Lo importante es que prometió unas obras de consolidación de este Bien de Interés Cultural, que contaron con la participación del Gobierno central y que terminaron haciéndose realidad. A decir verdad, fueron de lo poco tangible hasta la fecha, en uno de los monumentos de Málaga con más kilos de promesas políticas a su espalda.

En este sentido y como curiosidad antropológica, estaban las obras aún en marcha cuando Plata se fue al Puerto a hacer realidad el sueño catarí de un rascacielos en el peor sitio posible -la parcela delante de la Catedral ya la ocupaba el Málaga Palacio-, así que fue su sucesor, el consejero de Cultura Luciano Alonso, quien anunció que el convento albergaría la Biblioteca Provincial de Málaga. Nadie es profeta en su tierra, tampoco a veces en la de adopción, pues Alonso es cacereño. 

Y como era de esperar, en Málaga cada vez que cualquier negociado se embarca en una obra pública planta un cartel y que ahí se las componga. Más de una vez hemos hablado aquí de los numerosos ‘pecios administrativos’ que, en forma de carteles oxidados, jalonan las calles, parcelas y avenidas de nuestra ciudad. 

Son la evidencia de una abulia sazonada con desorganización, lo que debería mover a nuestros cargos públicos a emplazar, por qué no en el Dique de Levante, un Museo del Cartel de moderadas proporciones. De esta manera, frustraría el espanto catarí y la consecuente jubilación forzosa de nuestra Farola de 200 años, a merced del incívico Urbanismo malaguita.

Y para el ‘fondo museístico’ se podría incorporar el cartel que, precisamente, en los terrenos del Convento de la Trinidad todavía anuncia esas obras de consolidación de 2012. 

Estado del parterre junto al convento, en la Calzada de la Trinidad, el pasado martes.

Estado del parterre junto al convento, en la Calzada de la Trinidad, el pasado martes. / A.V.

El aspecto actual es terrorífico, a tono con la pasada fiesta de Halloween: luce cuarteado y descolorido, así que tampoco desentona con la suciedad que escolta el BIC a lo largo de la Calzada de la Trinidad. Por lo tanto, ánimo y a por el museo. Piezas hay de sobra.

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