Comercio

El propietario de la librería Renacer se jubila tras 35 años al frente y busca sucesor

Enrique Ortigosa, que abrió en 1988 esta conocida librería religiosa, se jubila en febrero y estudia el traspaso del negocio, que muy probablemente abandonará la calle Carretería

La librería religiosa que renació en Carretería

Enrique Ortigosa, propietario de la librería Renacer, se jubila tras 35 años al frente de la misma.

Enrique Ortigosa, propietario de la librería Renacer, se jubila tras 35 años al frente de la misma. / Álex Zea

José Vicente Rodríguez

José Vicente Rodríguez

La emblemática librería malagueña Renacer, fundada en 1988 y especializada en la temática cristiana, afronta en este arranque de 2024 un reto decisivo. Su propietario, Enrique Ortigosa, se jubila este próximo mes de febrero, tras nueve años en su actual emplazamiento de la calle Carretería, junto a la plaza de San Francisco. Renacer, muy probablemente, tampoco va a continuar en ese espacio, por lo que esta entrañable librería afronta unas semanas clave en busca de un nuevo responsable y de otra ubicación.

Ortigosa afirma que cuenta, en principio, con varias personas interesadas en darle el relevo (ya sean familiares, gente de su círculo de amistades o profesionales del gremio del libro), pero aún no puede asegurar qué es lo que sucederá finalmente con este popular establecimiento, que inició su andadura en 1988 en la calle Fernando el Católico para luego instalarse en la calle Granada, donde se mantuvo hasta 2015. La enorme subida de los alquileres que ya registraba por aquel entonces esa zona le hizo desplazarse hasta la calle Carretería, donde Renacer ha venido desarrollando en estos últimos años su actividad con la misma pasión bibliófila de siempre. 

«La intención es que cuando tengamos que dejar este local pueda haber una continuidad lo más inmediata posible por parte de quien coja el negocio, y que los clientes sigan informados de todas las novedades», señala Enrique Ortigosa, que cumplirá los 65 años el próximo 3 de febrero y que acometerá durante este primer trimestre del año el posible traspaso del negocio.

Su ilusión sería que Renacer pudiera continuar como librería propia en un nuevo emplazamiento aunque tampoco se descarta un modelo volcado principalmente en la venta on line o la conversión de esta librería malagueña en un segmento especializado en temática religiosa, pero ubicado dentro de otra librería diferente.

Enrique Ortigosa, propietario de la librería Renacer, en el actual local de la calle Carretería.

Enrique Ortigosa, propietario de la librería Renacer, en el actual local de la calle Carretería. / Álex Zea

Acompañar al cliente

A la espera de dilucidar el futuro de su querida Renacer, Ortigosa apura sus últimos días como librero dando las gracias a su fiel clientela, a la que se ha esmerado en servir todos estos años.

«La verdadera piedra de toque es la atención personalizada y el respeto a todo el cliente que llega. Lo importante es conocer a ese lector y saber qué busca. Porque muchas veces la tentación del comerciante es colocar el producto que más te conviene. En mi caso, siempre ha intentando orientar y servir aquello que al cliente le era más idóneo», explica. El librero señala que tan sano criterio tiene, además, una certera dosis de realismo. «Si a un cliente le colocas un libro que luego le resulta decepcionante, lo has quemado para siempre», apunta.

En estos 35 años al frente de Renacer, Enrique destaca que los libros más vendidos siguen siendo los de los gran pléyade de santos y místicos españoles (San Juan de la Cruz, Santa Teresa o San Juan de Ávila) junto a clásicos como Tomás de Kempis, Carlos de Foucauld, Tony de Melo y José Luis Martín Descalzo o referentes más modernos como José María Rodríguez Olaizola, Mariola López Villanueva o Dolores Aleixandre. En los últimos tiempos también se venden mucho los libros sobre Carmen Hernández, que fuera una de las iniciadoras del Camino Neocatecumenal.

«En literatura religiosa es difícil que aparezcan bestsellers. Son temas marcados más por el boca-oído que por el impacto en los medios. Mientras que los bestsellers son mediáticos, lo que se vende en la librería religiosa es más fruto de una comunicación entre personas», comenta. Enrique destaca también el buen compañerismo que siempre reina entre los comerciantes locales de la zona (los de calle Carretería, por ejemplo, han vivido una época dura con las obras de remodelación de la calle), siempre dispuestos a echarse una mano.

En su gremio, en concreto, afirma además que nunca le ha importado aconsejar a algún cliente otra librería cuando él no tenía el libro requerido. O cuando, aunque pudiera pedirlo, le iba a tardar mucho en llegar. "Es verdad que en una semana o diez días se lo voy a tener pero si veo al cliente presuroso, prefierlo mandarlo a un compañero", afirma. Del mismo modo, a Renacer han llegado también personas derivadas desde otras librerías de Málaga en busca de un título religioso determinado.

La librería Renacer, situada en la calle Carretería en Málaga, muy cerca de la plaza de San Francisco.

La librería Renacer, situada en la calle Carretería en Málaga, muy cerca de la plaza de San Francisco. / Álex Zea

Recambio de lectores

El fundador de Renacer reconoce que sobrevivir todos estos años con un pequeño negocio tan especializado ha sido una tarea ardua por la fuerte y creciente competencia de las grandes superficies, aunque ha resultado siempre muy satisfactoria para un "apasionado bibliófilo" como él.  

«El paso de generaciones de lectores era antes más normalizado. Ahora, desde principios del siglo XXI no se está dando tanto. Es decir, hay lectores jóvenes, pero el grueso de la clientela es bastante mayor, con una media de más de 50 años. Hay también lectores jóvenes, claro está, pero son un núcleo reducido», apunta.

Ortigosa admite que esto puede deberse en parte a un menor poso del cristianismo en la sociedad, pero recuerda que el envejecimiento del lector medio y el menor interés de los jóvenes afecta a todas las librerías, en esta época de dominio de lo audiovisual.

Eso sí, Renacer ha apostado siempre por la comunicación directa con sus lectores utilizando la comunicación más dominante de cada momento. Enrique recuerda con cariño cómo, en los años 90, mandaban cartas por Correo a los clientes con carácter mensual o quincenal informando de las novedades editoriales. Luego se pasó al correo electrónico, que ha facilitado mucho esa tarea, y más tarde se incorporó además la comunicación por Facebook.

El último paso ha sido utilizar Instagram, aunque el propietario de esta entrañable librería confiesa que estas últimas redes le han pillado ya «algo mayor», por lo que ha requerido el asesoramiento de algún familiar.