La derrota más dura, en el peor momento de la temporada y ante el peor rival posible. Eso es lo que vivió el Málaga CF en sus carnes ayer ante el Osasuna en La Rosaleda, que demostró las razones por las cuales es líder de Segunda División y el más firme candidato al ascenso directo a Primera. Un bajonazo de los que hacen daño, dejan callo y ponen al equipo blanquiazul en una posición complicada de cara al ascenso directo, a siete puntos del propio Osasuna y a seis del Granada, segundo y al que hay que visitar.

El Málaga atraviesa el peor momento de la temporada y esta derrota, ante un rival directísimo, genera aún más dudas en un equipo que cada vez está más lejos del que solventaba los partidos con oficio y relativa facilidad a principio de temporada.

Dos chispazos en la segunda parte tras dos errores defensivos fatales del Málaga le sirvieron al Osasuna para dejar helada La Rosaleda y remontar el tempranero gol de Adrián que ponía en ventaja a los locales. Lo curioso es que los primeros 45 minutos de ayer fueron de los mejores que ha jugado el cuadro de Muñiz en lo que va de temporada, pero perdonó al líder y lo acabó pagando caro.

Y es que, el cuadro blanquiazul debió sentenciar el partido en la primera parte, donde tuvo ocasiones más que claras y numerosas para dejar al equipo rojillo sin argumentos. Una de Blanco Leschuk, dos de Ontiveros y, sobre todo una de Renato Santos clamorosa, que se fueron al limbo. La falta de gol permitió al Osasuna llegar vivo a la segunda parte.

Con ese oxígeno concedido por el Málaga, el rival se vino arriba y en un chispazo empató tras un error de novatos impropio de un equipo de Muñiz. Porque el gol de Rubén García vino después de un córner lamentablemente botado por Renato Santos que propició un rechazo y posterior contra rojilla. Y con otro fogonazo y gracias a la colaboración puntual de Ricca, que rompió el fuera de juego, el líder remontó un duelo que sí supo cerrar.

Los dos goles neutralizaron al Málaga. Todo lo bueno que generó en la primera parte se tornó en desastroso en la segunda. No supo ni pudo engancharse al partido, pese a que reclamó un penalti por mano de David García que debió ser señalado.

En todo caso, el Málaga no debe encomendarse a las decisiones arbitrales y sí a lo que genera por sí solo durante los 90 minutos, que ayer fue mucho durante 45 minutos y muy poco en los 45 restantes. Además, La Rosaleda, que una vez más respondió a la llamada de auxilio de su equipo pese a ser lunes, le dio el primer toque de atención serio al técnico asturiano en esta temporada. El runrún de partidos anteriores derivó en cánticos hacia Muñiz. El entrenador no estuvo fino en los cambios, que llegaron además algo tarde, lo que desquició a parte del público en el que fue, quizás, el planteamiento de inicio más valiente del asturiano en lo que va de temporada.

Consciente de lo mucho que se jugaba, Muñiz quiso enganchar al público de inicio mirando hacia arriba, plantar en el campo un equipo compensado pero ofensivo e ir con todo a por el partido. Así suele ser más fácil ganar, sumar de tres en tres y estar en la zona alta, aunque tras lo de ayer parezca lo contrario.

Tiene un problema este Málaga con los gallos de la categoría, a los que salvo al Cádiz y Albacete no ha conseguido ganar. Una losa evidente e importante que puede hacer mella a final de temporada. De momento, el Málaga se complica el ascenso directo tras este doloroso traspiés. Muñiz lo sabe y en su discurso ya comienza a contemplar sin rubor la posibilidad de play off. Aún hay tiempo para reaccionar, enfrentamientos directos y sorpresas que depare la categoría, pero la decepción de ayer no nos la quita nadie.