Llegó a Marbella exiliado en 1985. Su hermano, Hafez Al Assad, el todopoderoso dirigente sirio, lo echó del país para que nadie le disputase el poder, que iba a heredar su hijo Bachar, actual dictador de este país de Oriente Medio. Rifaat, sin embargo, no llegó con una mano delante y otra detrás. Lo hizo con 300 millones de dolares. A mediados de los 80 era una cantidad desorbitada. Hoy lo sigue siendo, pero hace 34 años podías comprar media Marbella. Y lo hizo. Poco a poco fue adquiriendo propiedades. De forma silenciosa la primera vez, pero al cabo de los años era conocido por su tenacidad e insistencia hasta hacerse con lo que quería. Eso le proporcionó una notable influencia en Marbella y sus alrededores, que ejercía desde la sombra, ya que apenas compartía momentos con la hedonista noche marbellí. Su discreción era notable.

Pronto empezaron a aparecer sospechas de negocios ilícitos. El cauda de dinero parecía no tener fin y resultó que esa inagotable financiación tenía un origen muy concreto: el blanqueo de capitales. El juez José de la Mata ha iniciado una macrocausa contra Rifaat Al Assad, sus dos esposas, ocho hijos y tres presuntos testaferros, a los que acusa de blanquear 600 millones de euros procedentes de Siria y que explicarían la enorme cantidad de posesiones inmobiliarias que posee.

La lista de propiedades es muy larga en Marbella y otros municipios cercanos de la Costa del Sol, hasta completar 503 entre inmuebles, locales, terrenos e, incluso, un aparcamiento con 244 plazas. Al frente de ellos ponía a sus hijos, en un entramado de 34 sociedades que se iban superponiendo para establecer una gestión opaca que dificultaba rastrear el origen y destino de los fondos. El juez De la Mata, tras dos años de investigación, calcula que cuenta con propiedades valoradas en 690 millones de euros, cuya adquisición se hizo en gran parte mediante dinero sustraído ilícitamente de las arcas públicas sirias.

De esas más de 500 sociedades, incluyendo 22 locales en Puerto Banús y una vivienda en la llamada Milla de Oro, destaca sin embargo la finca llamada La Máquina. Sus 3.300 hectáreas suponía una quinta parte del término municipal de Benahavís y sobre este suelo, adquirido en 1988, se volcaban sus sueños más ambiciosos. Rifaat buscaba construir una gran urbanización de lujo en este suelo, una especie de 'Ciudad siria' en pleno Costa del Sol,pero que se topó con la administración autonómica, que bloqueó su desarrollo, ya que está declarada como Zona de Especial Conservación por la Unión Europea y se incluirá en el Parque Nacional de la Sierra de las Nieves.

La fiebre compradora de Rifaat Al Assad comenzó en 1988, comprando sólo en ese año 82 propiedades valoradas en 43 millones de euros, que ampliaría hasta 1996 con otras 26 propiedades. Sin embargo, la época clave fue entre 1997 y 1998, años antes de que los precios comenzaran a dispararse, cuando el tío de Bachar Al Asad adquirió un mínimo de 335 propiedades, gran parte de ellas en los complejos de lujo de Benabola (101 apartamentos y 247 plazas de garaje) y Gray d'Albión, en Puerto Banús. Finalmente, entre 2000 y 2005, año de la última compra, las sociedades vinculadas a su familia compraron 41 inmuebles.

El hotel Park Plaza Suites, que se abrió al público el pasado febrero con un precio mínimo de la habitación doble de 500 euros la noche, el aparcamiento público de Benabola, un Hollywood Café y otros negocios hosteleros de Puerto Banús, forman parte de este imperio inmobiliario.

Sin embargo, es un imperio basado en unas cuentas ficticias, como señala el propio juez, que sólo ha podido acreditar 625.000 euros de beneficio en diez años pese a tener tantas propiedades. Muchos locales han permanecidos cerrados o han fracasado económicamente. Entonces, ¿de dónde obtenía el dinero para tantas compras? Según De la Mata, del blanqueo de capitales y con Marbella como centro neurálgico de una operación de lavado de dinero de las arcas públicas que duró 31 años.