Romería

Porticate, devoción en Yunquera

Yunquera inició ayer viernes las fiestas en honor de la Virgen del Carmen que culminan el 15 de agosto

 La romería de Porticate es sin duda uno de los mayores eventos sociales de Yunquera. Una festividad, esencia de la devoción a las vírgenes del Carmen. Un rito, un camino, un destino de fe y fraternidad

Romería de Porticate, en Yunquera.

Romería de Porticate, en Yunquera. / josemi sepúlveda. yunquera

Josemi Sepúlveda

Josemi Sepúlveda

A pesar de que la patrona es Nuestra Señora del Rosario, la Virgen o las vírgenes del Carmen de Yunquera levantan pasiones. Son el referente devocional del municipio que ostenta dos imágenes de la virgen bajo la misma advocación. Una de ellas , a la que llaman la virgen grande, mora en la parroquia y otra de pequeña estatura, a la que denominan la virgen chiquita, recibe culto en la ermita del paraje de Porticate, a unos cinco kilómetros de la localidad.

Los cultos y honores entorno a estas imágenes se inician el sábado anterior al 16 de julio onomástica de la Virgen del Carmen, y acaban este 15 de agosto con la tradicional romería en la que todo el pueblo participa. Un festejo religioso-festivo que identifica cada año más el sentir de hermandad de todos los vecinos del municipio y en el que en cada edición se unen más personas de otras localidades aledañas que comparten esta celebración, «junto con la del Corpus, la más importante y sentida para los vecinos de todas las edades», destaca el historiador Francisco Bermúdez Carabantes.

En el mes de julio se produce ‘El Traslado’ que consiste en el cambio de las imágenes. De este modo la chiquita que está en Porticate pasa a la parroquia y la grande la trasladan a la ermita en solemnes procesiones. «La Virgen Chiquita espera a la grande a la altura del Llano del Molino y allí se produce un saludo entre ambas imágenes. Suena la marcha real, el coro les canta antiguas canciones entre muchísima emoción y vítores. La Chiquita durante un mes aproximadamente está en la parroquia para que sea venerada por los vecinos que no tienen oportunidad de ir a su ermita», narra el hermano mayor de la Asociación Cultural Religiosa Virgen del Carmen y Ánimas, Manuel Garcés, un traslado que se produce al menos desde 1900, según Bermúdez Carabantes.

La devoción a la imagen de menor tamaño y también la más antigua se inicia, según la leyenda, cuando la encuentra un joven cabrero por fortuna. Éste la guardó en su zurrón con la intención de ofrecérsela a su esposa cuando llegase a casa tras sus labores. Cuando llegó a casa, la talla había desaparecido de la alforja y creyó haberla extraviado. Al siguiente día, misteriosamente, volvió a encontrarla en el mismo lugar. Un suceso que los vecinos entendieron como un milagro declarando ese lugar especial, divino y venerado desde hace siglos por los yunqueranos. En este sitio, Porticate, se construyó en el siglo XVII una ermita de planta rectangular en honor a la Virgen del Carmen Chiquita.

Sobre esta antiquísima imagen durante la Guerra Civil también se sucedieron fenómenos, experiencias e incluso milagros cuando, según cuentan, la talla estuvo escondida, según algunas versiones, en una grieta de una pared para que no fuese destruida. Durante otro tiempo también se dijo que estuvo oculta, por la misma razón, en la grieta de una higuera.

Durante los primeros días de agosto la Virgen Chiquita visita a todos los mayores y enfermos en sus domicilios, una costumbre que se ha consolidado los últimos años pero que viene manteniendo desde hace décadas la mayordoma de Las Cármenes, María del Carmen Leiva. La imagen entra en las casas para dar su bendición y deja un escapulario bendecido por el párroco del municipio en las manos de los vecinos.

El ritual

Este ritual acaba el 15 de agosto con una peregrinación, una romería, a la ermita del paraje de Porticate. Es el culmen de la tradición en las que se unen el fervor y entusiasmo hacia las imágenes, el pundonor y la alegría que además de los actos religiosos se vive con un ambiente festivo que todos los vecinos de Yunquera celebran, del 11 al 15 de agosto; una tradición que los reconoce, hermana y unifica en la llamada Romería de Porticate. Unos días de fiesta en honor de la Virgen del Carmen con la participación del coro romero de la localidad, en los que se concentran romeros, carrozas y caballistas, y donde se celebran concursos clásicos infantiles y actuaciones musicales.

La romería acaba con el traslado de las imágenes a sus lugares de origen en carretas tiradas por bueyes y acompañadas por todo el pueblo y el coro romero. «Uno de los momentos más emocionantes es la llegada de Virgen del Carmen de mayor tamaño al pueblo donde se le acoge con collares con flores de jazmín y se van colocando en el trono racimos de uvas, ramas de castaños, ramos de olivo o de cítricos y espigas para agradecer la cosecha anterior y pedir que las venideras sean mejores». Los vecinos se emocionan, cantan y los más pequeños bailan delante de la carroza, cuenta Carmen Díaz de la Torre miembro de la asociación.