Opinión | Málaga solidaria

Pilar Torralvo Ruiz

Autoempleo y libertad

Se trata de conseguir que alguien que ha estado un tiempo institucionalizado adquiera mayor autonomía para desarrollar su propio proyecto personal

En el último trimestre del controvertido 2020, una nueva edición del programa Rumbo al cambio desarrollado por la Asociación Arrabal-AID, la Fundación Incyde de las Cámaras de Comercio y el Fondo Social Europeo buscaba empoderar a un grupo de 60 internos e internas del Centro Penitenciario Málaga I situado en Alhaurín de la Torre. Un programa donde se dan herramientas para el emprendimiento, mostrando el autoempleo como una opción de reinserción sociolaboral a través de competencias útiles para la vida. De este colectivo recalco las ganas que tienen de sobreponerse a las adversidades. Cuando obtienen la libertad, se les plantea la búsqueda de empleo como vía para conseguir una estabilidad social-económica. Pero seamos realistas, nos encontramos con las amenazas del exterior y esto unido a poca experiencia laboral y un bajo nivel formativo, hace que la formación para el autoempleo sea una semilla para el cambio: la creación de su propio proyecto, y por tanto, una salida laboral real. Aunque el papel del autónomo aún sea visto con matices negativos, el perfil de «poca experiencia laboral y bajo nivel formativo», suele tener que hacer frente a largos periodos de inactividad laboral, trabajos sin asegurar, escasa remuneración, condiciones no satisfactorias y poca durabilidad en el tiempo. A través de esta metodología educativa se trata de conseguir que alguien que ha estado un tiempo institucionalizado adquiera mayor autonomía para desarrollar su propio proyecto personal. Quienes formamos el equipo docente de Arrabal-AID no tenemos el clásico papel de profesorado, adoptamos más bien una postura vocacional de mentor o persona de apoyo. Aunque se imparte una formación, se personaliza cada itinerario adecuándose a las necesidades y características del participante porque, como se dice, «cada persona es un mundo» y hay que romper el trato que han recibido de manera genérica. Trabajamos por generar segundas oportunidades, sin caer en prejuicios, mirando más allá de las etiquetas sociales impuestas (siempre negativas) y tratando de que cada interno e interna rompa con éstas últimas que han interiorizado como suyas. Ya durante el desarrollo del programa observamos cambios en su motivación y autoestima, derribando creencias limitantes y adquiriendo habilidades asertivas. Al final, terminas celebrando sus éxitos como tuyos. Es muy gratificante ver cómo alguien tiene de nuevo una ilusión por desarrollar una idea y consigue llevarla a cabo después de formarse, demostrando constancia y esfuerzo. Reconforta conseguir que personas privadas de libertad recuperen un papel activo en la sociedad, ver que consiguen no solo un oficio que les gusta, sino ponerlo en marcha siendo capaces de gestionar su propio negocio. Todo este cambio que se produce lo llamaría «efecto mariposa», que repercute no solo en su entorno más cercano como es la familia, sino además en su barrio, y en general, en toda la ciudad. Afrontamos con ilusión un nuevo año, donde la Asociación Arrabal-AID a través de acciones de acompañamiento, orientación e identificación del objetivo profesional seguiremos prestando apoyo a toda persona que busque marcar un nuevo rumbo en su camino laboral.