Opinión | La Libreta del Duque de Chantada

Cuando el peligro se llama Jenkins

Diecinueve días sin jugar no parece la mejor medicina después de una derrota. El gen competitivo de los jugadores necesita buscar rápidamente una victoria para olvidar los tropiezos de la competición. Un paréntesis que termina con 2 partidos en 3 días, y además dos partidos importantes en la lucha por los play off que los malagueños mantienen con Gran Canaria, Manresa y Andorra. Sólo hay un puesto para los cuatro. Esta noche un Bilbao Basket que lucha por salvarse y el domingo un Tenerife que lucha por la tercera posición de la tabla. En ambos casos el protagonista se llama Jenkins.

John Jenkins se está mostrando como una de las bazas más sólidas de los bilbaínos junto a Ondrej Balvin. Especializado en estudios religiosos por la Universidad de Vanderbilt fue comparado con Stephen Curry en su época colegial. Su rapidez en armar el brazo le hicieron famoso. En su último año en Station Camp High School con una media de 42,3 puntos por partido. En la universidad tuvo temporadas con el 48% en acierto en los triples. Johnny J acudió al Draft como el mejor tirador de la NCAA y fue elegido el número 23 por los Atlanta Hawks. La aventura de la NBA no salió bien aunque jugó casi 200 partidos pero Jenkins estaba preparado para eso. «Mantente humilde, santo y hambriento» afirmaba en su biografía de la universidad. Una universidad que eligió cerca de casa para «poder volver cuando quisiera, así que mantuve la calma y tenía gente a mí alrededor para mantenerme humilde (cuando llegaban los grandes elogios)». Después de una carrera en Estados Unidos solo salpicada por una temporada en Burgos y otra en China busca asentarse en Bilbao. Llegó a mediados de diciembre con un contrato de 2 meses y ya ha renovado hasta final de año.

Charles T. Jenkins espera a Unicaja el domingo en Tenerife. Recién llegado a las islas desde Olimpiacos, este base de Brooklyn reforzara la ya temible batería exterior de los canarios. La temporada de los griegos ha terminado, ya que no juegan su liga doméstica, y después de 110 partidos en 3 años en la NBA y 8 temporadas consecutivas en al Euroliga busca el asalto a la BCL y la ACB. Nacido en el conflictivo Brownsville en el distrito 16 de Brooklyn, es el barrio neoyorquino que presenta una de las cuotas más altas de pobreza y delincuencia de todo New York. En ese ambiente creció, y allí cuando tenía 11 años vio morir a su hermano Kareem Albritton a los 22 años de edad. Fue en uno de los múltiples tiroteos sin sentido que se sucedían en el barrio y supuso un punto de inflexión en su vida. Su padre, Charles Sr, había intentado evitar la tragedia trasladando a su familia a Queens 5 años antes pero Kareem no podía mantenerse alejado de ese vecindario como cuenta Ken Berger en un reportaje de la CBS.

Su padre al ver que Charles seguía el camino de su hermano, fue expulsado de Holy Cross HS por faltar a clase, le recordó: «Sé que amabas a tu hermano, pero este es el resultado para algunas personas que viven este estilo de vida», unas palabras que nunca olvidó. Producto de las denostadas escuelas públicas de NY, se formó en Springfield Gardens HS, la misma escuela donde estudió el ex Knick Anthony Mason. Reclutado por la Universidad de Hofstra en Long Island dio el salto al número 44 del Draft. Todo con el número 22 a su espalda en homenaje a Kareem y con Kemoni Albritton, la hija de su hermano que todavía no había cumplido un año cuando su padre murió, en la memoria. Svetlana Hamlet, la consejera que le guió en la escuela pública de NY, David Duke, el entrenador que le reclutó para Hofstra, su coach Mo Cassara, su sobrina y sobre todo su hermano, «el único fanático en las gradas en su primer partido de baloncesto juvenil en Queens, y el entrenador del equipo con el que ganó su primer partido» le guían en su camino. Un especialista defensivo y un buen tirador exterior que pondrá a prueba a un Unicaja que después de tantos días sin competir y con las bajas de Mekel, Suárez y Nzosa es una incógnita. Suerte… y poneros la mascarilla.