Opinión | El Palique

La poesía de María Gaitán

«Hay pocas palabras con las que me llevo bien. Y las he ido eligiendo con cuidado»

Playa de Torremolinos en Málaga.

Playa de Torremolinos en Málaga. / L. O.

Hoy vengo a dar noticia de una joven poeta malagueña, María Gaitán, que acaba de publicar ‘Memorándum’, un poemario fresco y vitalista editado por Jákara con ilustración de portada de Evaristo Guerra.

«Me gustan las guitarras de los carnavaleros. Pasar por mi facultad cuando ya no hay coches. Los pájaros que anidan en la buganvilla. Febrero. La playa. Mi coche viejo. Y los amigos de siempre», nos dice Gaitán, profesora y escritora por vocación, placer y linaje. Su cuaderno de poemas, bellamente editado, es el número cinco de de la colección La vie en rose de la mencionada Jákara Editores. En esa misma colección ya han publicado José María Prieto, Juan Gaitán, Antonio J. Quesada, Jiménez Millán, Jesús Aguado o José Infante, que fuera premio Adonais, entre otros.

«Hay pequeñas cosas que se aprenden, como el insomnio, la música, el café y no ponerle título a los poemas», reza (es que parece una bendita oración laica) otro poema de la autora, que contiene un guiño a su progenitor, el novelista, poeta (poema sin título todos los lunes en sus redes) y columnista de La Opinión de Málaga y Prensa Ibérica Juan Gaitán. Del que ahora por cierto se reedita ‘Hombres de luz’, una de sus primeras novelas.

El libro de María Gaitán se abre con una cita de Borges: «Solo una cosa no hay. Es el olvido». Y continúa con un total de 24 poemas que nos hacen brincar el ánimo, respirar alegría y a veces sudar nostalgia. Hay siempre cariño a lo inmediato, a los seres queridos que nos rodean y a los objetos cotidianos. Encontramos también una mirada a la niñez, a los orígenes, al chavea o chavala que fuimos y a los instantes felices. Como cuando a la abuela «veía coser, abanicarse y aliñar la ensalada. Los sábados de churros y el olor a Juanolas». A María Gaitán le gustan los pasodobles de Juan Carlos, el sol que sale tras el tercer día de lluvia, enseñar Filosofía y las ciudades que dan al mar.

También le gusta hacer memoria, salpicarnos con sus recuerdos, evocar la playa, el sur, la amistad y compartirnos sus palabras favoritas. Como papel, tinta, carnaval, perro o niña. Y libertad.

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