ARTÍCULOS DE BROMA

Intervención salsamentaria

En un largo tiempo en el que el territorio del parlamentarismo fue la palabra hablada crecieron magníficos oradores

Pleno del Congreso de los Diputados , en la imagen Míriam Nogueras.

Pleno del Congreso de los Diputados , en la imagen Míriam Nogueras. / David Castro

Javier Cuervo

Javier Cuervo

Se pide endurecer las normas parlamentarias para acabar con malos modales hechos de malas palabras. Sus señorías se escandalizaron (mostrarán indignación, real o fingida) por la burrada de la diputada de Vox, Carla Toscano, a la ministra de Igualdad, Irene Montero, que sirvió para un entremés antifascistas de serie de sobremesa. La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que tiende a tachar del diario de sesiones, se enfadó y muchos grupos también. Estas reacciones son correctas dentro del parlamento, donde se protege por ley que se pueda decir todo. Como en Twitter, pero sin impunidad.

En el Parlamento se puede decir todo y reprobar lo que se quiera. Los insultos y los comentarios machistas, racistas y demás, son peores para quien los empuña que para quien los recibe en un ambiente de rigurosa atención política a lo que se dice. Toscano puede decirle a Montero lo que le dijo pero/ porque, al hacerlo, es como si se cagara encima por propia voluntad.

Se entiende el parlamento como el lugar de parlamentar (entablar conversaciones con la parte contraria para intentar ajustar la paz, una rendición, un contrato o para zanjar cualquier diferencia) aunque haya quien lo use para parlar (hablar con desembarazo o expedición). Las formas del parlamento se han ido ajustando a lo que repercute fuera más que a lo que se habla dentro. Siempre ha sido así.

En un largo tiempo en el que el territorio del parlamentarismo fue la palabra hablada crecieron magníficos oradores cuyas intervenciones sacaban a la calle estupendos cronistas y un periodismo satírico que cuanto más satírico era, más periodístico resultaba. Hace muchos años ya se imaginan las intervenciones para la televisión como alocuciones, camisetas, pancartas o gestos para los telediarios. En el último tiempo el parlamentarismo se hace para las redes sociales y cualquier razonamiento o ley puede ser reducido a unos pocos caracteres con ingenio y sabiduría o solo el zasca aprendido en las cutres revistas de salseo. El salsamentarismo tiene el futuro que le quieran dar sus señorías.

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