Parece una tontería

Educación y Desigualdad

Mujeres en una universidad en Kabul, Afganistán

Mujeres en una universidad en Kabul, Afganistán / SAIFURAHMAN SAFI / XINHUA NEWS / CONTACTOPHOTO

Mónica Cabanillas Bautista

Quizás por lo obvio que nos resulta hablar sobre la importancia de la educación para el desarrollo de cualquier sociedad y de las personas que la componen, es todavía más sorprenderte constatar que no existe una definición internacionalmente aceptada acerca de qué constituye una educación de calidad y cómo medirla.

Sí que contamos con enfoques complementarios señalando la importancia de los distintos aspectos que conforman la educación. Algunos son de carácter cuantitativo tales como: el número de escuelas, el grado de escolarización en menores y las diferencias por género, número de profesores con cualificación, etc. Otros estudios ponen mayor énfasis en el rendimiento académico, enfocándose en aspectos como el número de estudiantes que acceden a educación superior, el grado de alfabetización de la población o cualquier otro aspecto relevante del currículo.

En el improbable caso de sea usted, lector de este artículo, una niña o un niño afgano, tiene la enorme fortuna de que las dificultades del párrafo anterior le son totalmente ajenas. Afganistán no posee a día de hoy un sistema de evaluación estandarizado o exámenes a nivel nacional para medir el rendimiento de sus alumnos.

Considerar como improbable que sea usted un lector afgano no es simplemente una frase. Según datos de la Unesco, el 57% de la población adulta (mayor de 15 años) en Afganistán no sabe leer ni escribir e incluso dicha cifra hay que observarla con mayor detalle. Si es usted mujer, sus posibilidades de no poder leer son de un 80% frente al 51% en el caso de los varones.

No parece que la situación vaya a revertirse en un futuro próximo, muy al contrario, la prohibición de asistencia en institutos y universidades a las niñas y mujeres afganas ofrece un panorama más que desolador.

Medido en términos de Producto Interior Bruto (PIB), el gasto en educación en Afganistán es de tan sólo un 3,9%, muy por debajo de lo considerado como recomendable y que es del 6%. Dicha cantidad depende además fuertemente de las donaciones y ayudas internacionales dedicadas a tal fin y que suponen aproximadamente la mitad del presupuesto total. El problema se verá agravado en los próximos años ya que, a diferencia de otros países en la región, las tasas de fertilidad no parecen disminuir, sino que, debido a la gran cantidad de matrimonios en edades muy tempranas, las mujeres afganas tienen un promedio de 4,6 niños, lo cual lo sitúa como uno de los países con mayor número de habitantes menores de 25 años del planeta, el 64% aproximadamente según los últimos datos facilitados por la Unesco. Una perspectiva inaceptable si usted no ha sido muy afortunado en la lotería de su país de nacimiento.

Sobre lo que no parece existir discusión es en el hecho de que mayores niveles de educación y alfabetización dan como resultado una vida más saludable, mayor independencia y capacidad de tomar decisiones por sí mismo, como individuo. Por este motivo Incide incluye entre sus valores dar prioridad al derecho a una educación igualitaria y de calidad al conjunto de la sociedad, en cualquier momento de su vida.

Coordinadora de Proyectos INCIDE

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