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Como decía Paulo Freire: «La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo»

Alumnado graduado en 2023 Palma Palmilla

Alumnado graduado en 2023 Palma Palmilla / L. O.

Mariví Romero Escalona*

El último informe de UNICEF sobre bienestar infantil señala que dicho bienestar presenta considerables variaciones en los 21 países de la OCDE. Concretamente, en España hay cerca de 1.200.000 menores escolarizados en situación de pobreza.

El sistema educativo actual tiene entre sus objetivos disminuir las cifras de fracaso escolar ligadas a la situación de riesgo que sufren muchos/as menores y velar por su inclusión.

Pese a esto, las cifras del alumnado que abandona la escuela siguen aumentando, lo que nos hace reflexionar.

Personalmente, como profesional de la enseñanza y tras mi experiencia en centros ubicados en zonas en riesgo de exclusión social, veo que tenemos una imagen errónea de lo que llamamos fracaso escolar.

Si sólo analizamos el fracaso escolar desde una única perspectiva, el resultado académico o abandono del estudiante, hace que nos quedemos en la superficie del problema y no ver todo lo que hay detrás de ese resultado. Debemos incidir más en la raíz del problema y preguntarnos cómo ha llegado ahí ese alumnado.

Parándonos a pensar un momento, nos daremos cuenta de que el fracaso escolar, no solo tiene una única causa, sino varias. El fracaso escolar es un fracaso de todos/as, por eso debemos trabajar en una misma dirección y con un mismo propósito, dejando a un lado la búsqueda de culpables ya que todos/as somos responsables, familias, docentes y por supuesto el sistema educativo.

Como docente he de decir que vivimos en una sociedad en la que cada vez queremos menos responsabilidades, menos problemas. Cada día vivo situaciones en las que se reflejan como tendemos a tirar balones fuera para no vernos salpicados por la realidad.

Pero me gustaría señalar otra cara de mi realidad como maestra en un centro educativo, y cómo cada día me encuentro con más menores que acuden fuera del horario lectivo a diversos programas que tienen como objetivo frenar estas cifras de absentismo y fracaso escolar. Más concretamente, quiero destacar el programa CaixaProinfancia del cual además formo parte como educadora socioescolar de la ONGD Prodiversa desde hace años.

Resaltar la gran labor que realizan a diario los equipos educativos de este tipo de servicios tan necesarios para que desciendan esas cifras de absentismo y fracaso escolar. Sirva de ejemplo el centenar de menores de Primaria y Secundaria que han acudido este curso a nuestro servicio de refuerzo educativo en Palma-Palmilla y la satisfacción de ver resultados como los 23 alumnos/as que se nos han graduado este curso, gracias especialmente a su esfuerzo y al compromiso de las familias, de maestras y maestros, de monitores, educadores, que nos implicamos y luchamos por la educación como motor de transformación

Y es que como decía Paulo Freire: «La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo».

*Romero es educadora de Prodiversa

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