Málaga de un vistazo

Ninguneo

Angelines de Lorenzo

Angelines de Lorenzo

El ninguneo se está asentando como moda en todos los ámbitos de la vida, ahora lo llaman «ghosting», en ocasiones también lo hemos denominado «hacer el vacío a alguien» pero vamos tan rápido hacia la muerte que hasta en hablar ahorramos. Quizás influya también otro tipo de ahorro que nos imponen sobre bienes imprescindibles, como el aceite… incluso las opiniones, en una época en la que abundan, sin embargo, muchos políticos, petimetres, chupatintas y zánganos. Así, debe suceder como el principio de Arquímedes al sumergir un cuerpo en líquido, de tal forma que: a mayor volumen de ineptos inmersos en política, mayores despropósitos derraman. Total, que dar de lado e ignorar a la gente es lo que mola, porque ofrece superioridad a quien lo practica, como seres sobrenaturales tocados por una suerte de virtudes, que quizás sólo ellos ven, mientras levitan por encima de escoria. En este tipo de actitudes se aprecia claramente la falta de personalidad, de educación y empatía. Esconde miedo y las propias faltas, que palían con esta práctica.

Sufrir ninguneo te obliga a ser recíproco, si no quieres hablar con una pared, por lo que finalmente respetas su descortesía, derrochando tu cortesía para no violentar la escena. Paradigmático. Para el ninguneo no es necesario haber discutido ni nada, porque de mediar desencuentro o enfrentamiento un silencio es lógico. Definitivamente, lo otro es cinismo.

Hemos visto en el Congreso al presidente en funciones alardear de ninguneo y cinismo. Pero que los políticos (presidentes, diputados, alcaldes…) no respondan ante la Justicia de sus propios cambios de principios, objetivos y programas, soslayando la legalidad, como su subrepción, es intolerable, aunque parecemos aleccionados y no mordemos la mano del amo, peleamos entre nosotros por migajas, pero ellos no nos dan de comer. ¡Mordamos!

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