Viento fresco

El coñazo de viajar en tren

Retrasos, excusas, impuntualidades, obras y caos. Un día sí y otro más. Adif y Renfe llevan mucho sin funcionar bien

Jose María de Loma

Jose María de Loma

El pasado viernes tenía que tomar un tren de Málaga a Sevilla a las 9.12 de la mañana. Pero a las diez y media, cuando decidí marcharme de la estación porque ya no llegaba a tiempo a mi cita, aún no había salido. Un rato después, leí en el periódico que Adif reconocía, y solo en un rato, el caos en decenas de trenes, pero afirmaba que los retrasos a lo largo de la mañana habían sido de un cuarto de hora. No hay nada mejor para detectar una mentira que saber uno de lo que habla. La excusa era un fallo en las señalizaciones en no sé qué punto del trayecto. Ayer lunes, las conexiones volvieron a resentirse a mansalva. Por toda Andalucía. Hubo quien habló de que solo se produjeron «retrasos puntuales», lo cual es una deliciosa paradoja. Esta vez la cosa era por el temporal (¿¿en toda Andalucía??) y a los viajeros se les había ofrecido hacer trayectos en autobús. Menos mal que no en burro. La pasada semana, un familiar tomó un AVE de Málaga a Madrid, el jueves, que tardó tres horas y media. Así, por la cara. El de vuelta, el viernes, salió con una hora y cuarto de retraso e invirtió en el trayecto casi cuatro horas. El carajal en Atocha fue de órdago, mucha lluvia. Pero el viernes, no el jueves. En fin, demasiados temporales, obras y excusas y señalizaciones y el Cristo que lo fundó. Lo ferroviario en España, Renfe, Adif, está mal, caduco. Con déficit de mantenimiento. Y, muy curioso, coincidiendo en el tiempo con la llegada de los operadores privados. Hay dos indicios de, indicadores, del grado de civismo, de civilización, de un país: la puntualidad de sus trenes y la limpieza de los cuartos de baño de las gasolineras. No hay día, desde hace meses, en el que todo vaya razonablemente bien. Ciertos imprevistos, averías, etc. son normales, lo que no es normal es la escasez de plazas y buenos trenes en líneas muy demandadas y rentables como no es normal tanta avería y tanta obra y tanto «solo ha sido un cuarto de hora». Mentiras a todo tren y soluciones de vía estrecha. Luego dicen que habría que eliminar los trayectos cortos por avión. Y que hay que utilizar menos el coche. Sí, también podemos no ir nunca a ningún sitio. Lo cual sería ideal para el progreso, los negocios y, ay, el turismo.

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