Opinión | En corto

Otra vez en la casilla de salida

Viendo ‘Los niños de Wenton’ voy procesando y analizando, al modo de ver pelis del viejo cineclubista: la necesidad, pese a su aparente inutilidad, de reavivar la memoria de horrores de la guerra, la inexorable ley de que en ella se sufre y se muere en el frente de las trincheras, el de la retaguardia y el de los refugiados (a veces el peor), por lo que nadie al que le pille queda a salvo, la doble indefensión que en ella padecen ancianos y niños, los dos mundos absolutos que son guerra y paz, el soez y estúpido confort de ésta cuando olvida la guerra que hubo a sus espaldas, y hasta el talento de los británicos para salir guapos y heroicos en sus filmes. Tras el ¡plop! de las luces bajamos el pasillo en silencio, pensando los dos lo mismo mientras recorremos el camino de salida, hasta que ella, simplificando, resume: estamos otra vez en la casilla de salida, ¿no? Eso es, respondo.

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