Opinión | Málaga de un vistazo

¿Abril, el mes más cruel?

Abril, Aprilis, derivada de latín aperire cuyo significado es abrir. En este período la madre tierra se abre para comenzar a generar flores y frutos y la primavera estalla; se representa en un hombre en actitud de bailar al sonido de un instrumento. T.S. Eliot danzó con este mes en ‘La Tierra baldía’, considerado como el poema cumbre del autor y uno de los más importantes de la literatura inglesa del siglo XX, publicado en el primer número de la revista ‘The Criterion’ en octubre de 1922. Esta composición vanguardista comienza con la estrofa: «Abril es el mes más cruel, criando/ lilas de la tierra muerta, mezclando/ memoria y deseo, removiendo/ turbias raíces con lluvia de primavera». Abril es el ciclo que revela la vida, donde se agasaja al amor y se iluminan los días; acerca la lluvia a los campos y por ello provoca la resurrección de la naturaleza: una explosión vital, sin embargo, hay que despedir a los que marcharon y enterrarlos en el terreno, en esa misma tierra que comienza a despertar tras un seco invierno. Los críticos han analizado el poema de Eliot como un cambio de la perspectiva habitual de la primavera, una época de luminosa reforma, y la interpreta en recordatorio de la pérdida y el dolor.

Relegando el tiempo y la coyuntura en la que se escribió – un orbe destrozado después de la I Guerra Mundial; una crisis existencial del creador-, la fuerza del mensaje nos sigue llegando de igual modo. Para quien ha perdido a alguien cercano, abril es un mes cruel siguiendo el pensamiento: «¿Cómo se atreve la vida a continuar si los nuestros quedaron atrás?». El dolor de la despedida nos cala de forma honda y no hay primavera capaz de sanar las ausencias. La ciudad de Málaga tiene las suyas, expectante siempre a recomponerse de tanto vaivén donde baila al son de un devenir, como el mundo, incierto.