Opinión | En corto

Gracias, amigo petirrojo

¿Para quién canta? Lo pongo en singular porque todos son a la vez el mismo, por más que cada cual haga su vida. Chiquito pero atrevido en extremo, el petirrojo recita siempre encaramado al lugar más elevado, una chimenea, la rama más alta, un pináculo de lo que sea, ampliando su radio de influencia y dejando ver su pequeña figura recortada en el fondo. Pero ¿cuál es, como suele decirse, su público-objetivo?, ¿solo su pareja o la que espera conquistar? Lo sabríamos de poder descifrar los mensajes que encierran sus notas y tono, tan poco repetitivos. ¿O cabría imaginar que no guarden otro propósito que hacer notar su presencia virtuosa, comunicar su entusiasmo, puro ego, pues? ¿Podrá descifrar un día este enigma la inteligencia artificial? La certeza de que no es una fuente de esperanza, de que no todo está perdido. Otra razón más, petirrojo amigo, para agradecer tus bellas entregas.

Suscríbete para seguir leyendo