Semana Santa 2024

Rescate, una nueva oportunidad para la fraternidad

La cofradía de calle Agua trata de dejar a un lado sus diferencias internas brillando en la calle

José Luis Pérez Cerón

José Luis Pérez Cerón

Se llama Diego y es su primera vez con un capirote. Su padre es cofrade, pero no del Martes Santo. Él tuvo claro que quería salir "de coloraíto" y, mientras esperaba en el patio del colegio Maristas, era ajeno a las historias internas que unos pocos evidenciaron hace meses. Es muy sencillo: a un niño le importa vivir esa experiencia, sin inquinas, con los ojos limpios.

Desde esa misma óptica, cientos de hermanos del Rescate se unieron una vez más bajo el capirote y los varales para poner su procesión en la calle. Pedro Ramírez, designado como responsable máximo de la cofradía por el Obispado, desea que su mandato temporal no llegue a la próxima Semana Santa. Y en esa tarea hay hermanos dispuestos a aparcar sus diferencias para sacar su procesión a la calle.

Y como si de un faro de viva luz se tratase, la capilla de calle Agua mostraba puerto seguro para calmar las penas. Entre ellas las de una familia cuya pequeña hija sufre una severa enfermedad y cuya madre dio los primeros toques de campana. Fraternidad, un pequeño detalle por delante de políticos y cargos eclesiásticos. Como -ay- debería ser.

Imagen de la cofradía del Rescate en el Martes Santo de 2024.

Un instante de la salida de Jesús del Rescate. / Eduardo Nieto

Jesús del Rescate salvó con facilidad la siempre compleja maniobra de salida con las marchas 'Tú eres la vida' y 'La esperanza de María', encarando con agilidad la calle Victoria a los sones de San Lorenzo Mártir. El exorno floral, en tonos morados, acertó en el contraste con la delicadeza de las flores que llevaba la Virgen de Gracia. Otro acierto es la disposición de sus manos, que dotan de mayor expresividad a la talla. En las estrecheces de su calle Agua, y frente a Ella, dos hermanos se abrazaban entre lágrimas con el firme compromiso de volver a ser parte de su cortejo.

Una vez superada la casa hermandad de El Rico, donde ambos tronos fueron recibidos con campanillas, se adentraron ambas secciones en el centro histórico. La separación, eso sí, merecía una pequeña revisión que se solventó en Carretería.

Allí luchaban sin descanso por encender una candelería que el viento se afanaba por apagar. Con lo que Eolo no podría es con la real voluntad de reconciliación.