Semana Santa de Málaga 2024

La lluvia frustra la noche del Viernes Santo

Santo Traslado, Piedad, Sepulcro y Servitas anunciaron la suspensión de sus salidas procesionales ante la amenaza de lluvia, que era de una probabilidad de hasta un 80% a partir de las 23.00 horas, pero que finalmente se adelantó una hora

Salón de tronos de la hermandad de Sepulcro

Salón de tronos de la hermandad de Sepulcro / Ana Barranco

La amenaza de lluvia fue suficiente para que las cuatro cofradías de la noche del Viernes Santo anunciaran la suspensión de sus salidas procesionales. Fue un anuncio coordinado por la Agrupación de Cofradías y coordinado entre todas. Parecía precipitado para muchos hermanos, que sobre las 19.00 horas miraban al cielo y lo veían sin nubes, pero sobre las 22.00 horas se reveló más que acertada, ya que la lluvia se había adelantado en una hora y empezaba a descargar en Málaga.

Santo Traslado

Había incredulidad mezclada con resignación en el barrio de la Trinidad. La suspensión de la salida procesional del Santo Traslado y Soledad de San Pablo había cogido desprevenidos a muchos. La tarde cálida, el cielo raso y con tres cofradias en la calle se antojaban buenos augurios. No tanto que sobre las 18.30 se supiera que la cofradía del Amor anunciara su regreso a la casa hermandad desde la plaza de la Merced. Pero todavía había esperanza.

Entre la casa hermandad y la iglesia de San Pablo se distribuían los componentes del cortejo. Portadores cerca del salón de tronos y los nazarenos en San Pablo, donde el hermano mayor, Jesús Díaz, se encontraba en ese momento viendo los partes meteorológicos en coordinación con Sepulcro y Piedad. La espera aumentaba los nervios, hasta que empezaron a llamarse a los hermanos. Se empezaban a conocer noticias de otras cofradías: Sepulcro y Piedad ya habían anunciado la suspensión de sus procesiones y solo quedaba el Santo Traslado. La soledad que vivía el hermano mayor en San Pablo era evidente, ante el vacío de comunicar una decisión difícil. No saldrían.

No fue el resultado de una intuición, sino de partes meteorológicos que anunciaban un 80% de lluvia a partir de las 23.00 horas y durante toda la noche.

“No vamos a salir para correr o dar una vuelta. Vamos a hacer una estación penitencial y no se iba a poder hacer”, explicaba Jesús Díaz.

Entre la desilusión, una historia de fidelidad

Antes de que se anunciara la suspensión, se podía ver a la familia Periago Moreno reunida en la calle Trinidad. Cuatro generaciones vinculadas a la hermandad del Santo Traslado y Soledad de San Pablo. En concreto a la sección de la Virgen, donde salen desde la madre de 88 años hasta la bisnieta de dos meses, que este Viernes Santo se revistió de nazarena por primera vez. Es un ejemplo de lo que es esta cofradía trinitaria, de tradición familiar, que reúne todos los años a varias generaciones alrededor de estas advocaciones. En 2025, volverán de nuevo.

Piedad

La cadena de suspensiones de la jornada hacía pensar que el desenlace sería el mismo en el último vértice de El Molinillo. Fue el último comunicado de la jornada en llegar y en la pequeña capilla callejera fue una hermana la que dio el aviso: "No salimos. Este año no salgo y mi Virgen, tampoco". La hermandad fue inmediata en el aviso en San Dámaso y su salón de tronos.

Pese a que el cielo estaba completamente despejado mientras atardecía, la hermandad tuvo claro que el pronóstico no era favorable. Es más, supeditaron su traslado posterior a que la lluvia no hiciese acto de presencia. Las puertas de la casa hermandad abrieron a las ocho de la tarde para que el barrio volviese a ver a la Virgen alzada en su trono.

La banda de música de Zamarrilla llegó con sonido de tambores roncos hasta la calle Alderete para interpretar tres marchas ante la Virgen de la Piedad: 'Piedad', 'En los brazos de una madre' y 'Ave María'. El pregonero de la Semana Santa, Augusto Pansard, se adivinaba en la puerta de la casa hermandad vestido de traje. Un ejemplo que, quizás, deberían seguir algunos de sus hermanos que pasearon por el centro histórico vestidos de nazarenos, monaguillos y hombres de trono pese a las peticiones expresas de la hermandad en redes sociales. La cultura de respeto a la túnica debe calar más en la ciudad.

En el interior del salón de tronos, mientras, la penumbra invitaba a la contemplación de la imagen de Palma Burgos, que muestra una visión diferente según desde dónde se mire. Se asentaba la Virgen sobre un monte de rosas y lirios, bordeado por espinos, mejorando la estética del trono con unos sencillos cambios a la espera del futuro proyecto de andas procesionales.

Y aunque su barrio no sea ya el mismo, aunque sus fieles tengan que venir de lejos o incluso solo puedan ser receptores de una fotografía en su móvil, El Molinillo nunca deja sola a la Virgen por la que suspira.

Sepulcro

Solo una de las puertas de la casa hermandad se encuentra entreabierta. La vista no alcanza para observar, ni siquiera de reojo, a Nuestro Padre Jesús del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. En el salón de tronos, todo es velocidad y bullicio a un minuto de las siete de la tarde. Desde un altavoz, se hace una llamada a los portadores, que, con las túnicas negras puestas, comienzan a caminar agachados debajo de los varales. 

Esta Semana de Pasión, ellos no podrán ser los pies de sus titulares en las calles de Málaga. “Hoy estamos más unidos que nunca”, sentencian desde el altavoz. Algunos se lo esperaban, otros buscan unos brazos cálidos donde poder desahogarse al menos unos minutos. Durante unos momentos, el color plateado de los varales se pierde entre las túnicas de los hombres y mujeres de trono. Comienzan los preparativos para permitir que “la gente de Málaga pueda visitar a los titulares”. 

Los varales comienzan a retirarse así como las botellas de agua del submarino. En la acera frente al Teatro Romano y la Alcazaba, la escena es un constante vaivén de capirotes, turistas y locales que esperan para poder acercarse a las imágenes de la hermandad. No es mucho más tarde cuando se cumple, otro día más, la que ha sido la paradoja de esta Semanq Santa: Una estación de penitencia que suena, a base de marchas y toques de campana, y otra que permanece en silencio en el interior de un salón, donde el viento no es capaz de apagar los cirios de los tronos. 

Oraciones a la luz de las velas

La calma llega al salón de tronos del Sepulcro con las llamas de las velas encendidas en torno a las imágenes de sus titulares. El sacerdote anima a los hermanos presentes a rezar un Padre Nuestro y un Ave María, y a mantenerse en silencio, como lo habrían hecho en su salida procesional. A las puertas, los devotos continúan esperando, al igual que lo hacen en el interior algunas de las cofrades que ordenan en sus manos las estampas del Cristo y la Virgen que, este año, repartirán cara a cara. “Vamos a pedirle al Señor para que el año que viene todos los que estamos aquí tengamos salud y podamos salir con él en nuestra estación de penitencia”.

Servitas

Piensen por un momento en la Virgen de los Dolores de Servitas: una joya de Fernando Ortiz del siglo XVIII. Ahora piensen en el carácter sobrio y reflexivo de la orden seglar. Su sino es la formación, el ejercicio de la caridad y la oración en torno a la figura de María. Todos estos factores hacen que los pies se pongan firmes en el suelo para decidir no salir en procesión si la climatología de la noche y madrugada del Viernes Santo es adversa.

Los miembros de la orden de Servitas realizaron junto a su párroco, Alejandro Pérez Verdugo, el Sermón de la Soledad con las puertas abiertas mientras la cola empezaba a abrazar al templo. En el centro de las circulares naves, la Virgen se veía iluminada por los cirios y un foco que remarcaba su rostro dada la oscuridad de la iglesia. En el altar, el estandarte con el corazón traspasado se veía también a la luz de las velas.

Mientras la atmósfera interna era de recogimiento y oración, fuera las familias tomaban a Servitas como un producto de consumo, algo desgraciadamente habitual. Faltaban al respeto a voces, con risas y sin más curiosidad que otra foto más para el olvodo en la memoria digital.

Sobre la Virgen resaltaba la figura de la fe que corona el templete del altar mayor de la iglesia, quizás invitando a agarrarnos a ella para un futuro Viernes Santo en el que se rece de nuevo la corona dolorosa en las calles.