Problemáticas Sociales / Toxicología

Se populariza una peligrosa droga "zombie" en África occidental: contendría huesos humanos molidos

Es una letal mezcla de cannabis, fentanilo, tramadol, formaldehído y, según se cree, extractos de huesos humanos

El Kush está diezmando a la población de jóvenes en algunas zonas del continente africano.

El Kush está diezmando a la población de jóvenes en algunas zonas del continente africano. / Crédito: Ralf Kunze en Pixabay.

Pablo Javier Piacente

Una nueva droga llamada Kush está causando estragos en África occidental, particularmente en Sierra Leona, donde se estima que mata a una docena de personas por semana. La droga, consumida principalmente por hombres de entre 18 y 25 años, hace que las personas se queden dormidas mientras caminan, se caigan y se golpeen sus cabezas contra superficies duras o caminen hacia el tráfico en movimiento. Se cree que la sustancia incluye huesos humanos, aparentemente extraídos a través de hurtos en tumbas.

Un especialista británico ha publicado un artículo en The Conversation en el cual resume las principales características y los efectos perjudiciales del Kush, una nueva droga que se está difundiendo peligrosamente por África occidental. Aunque impacta en mayor medida en Sierra Leona, también ha provocado graves consecuencias en países limítrofes como Guinea y Liberia. Se trata de una droga “zombie”, ya que prácticamente inmoviliza la actividad cerebral consciente y deja al adicto a merced de los peligros que existan en su entorno.

¿Huesos humanos molidos?

Según Michael Cole, Profesor de Ciencias Forenses en la Universidad Anglia Ruskin (ARU), en Reino Unido, el primer punto a tener en cuenta es que el Kush africano no debe confundirse con la droga estadounidense del mismo nombre. El Kush de Estados Unidos es una mezcla de una gran cantidad de sustancias químicas en constante cambio, pulverizadas sobre materia vegetal y ahumadas. En tanto, el Kush de Sierra Leona es muy diferente: combina cannabis, fentanilo, tramadol, formaldehído y, según diferentes versiones, huesos humanos molidos.

Todo indica que la presencia de huesos humanos se debería al contenido de azufre, que generaría una leve excitación. Otra razón podría ser el contenido de droga en los propios huesos de la persona fallecida, como fentanilo o tramadol. Las teorías que se conocen en los países africanos sugieren que los huesos serían proporcionados por profanadores de tumbas, aunque aún no ha podido probarse esta conexión ni la presencia de huesos humanos molidos como ingrediente habitual de la droga.

En cuanto a los otros ingredientes, aunque el cannabis se cultiva ampliamente en Sierra Leona, se cree que el fentanilo se origina en laboratorios clandestinos en China, donde la droga se fabrica ilegalmente y se envía a África occidental. Tramadol tiene una fuente similar: laboratorios ilegales en todo el territorio asiático. Por último, el formaldehído, que puede provocar alucinaciones, también se encuentra en la mezcla que compone la peligrosa droga.

Múltiples dramas sociales y efectos muy graves

El Kush africano es consumido principalmente por hombres de entre 18 y 25 años: se comercializa por porro, un cigarrillo con estupefaciente similar al usado con la marihuana, que pueden consumir dos o tres personas. Los especialistas creen que el consumo llega hasta 40 porros en un día, debido al intenso poder adictivo de la droga: hace que las personas se duerman de pie, golpeen sus cabezas contra diferentes superficies o sean víctimas de graves accidentes de tráfico.

Estos efectos se deben a las sustancias que componen la droga. El fentanilo, un opioide extremadamente potente, produce euforia y confusión y provoca somnolencia, entre una amplia gama de otros efectos secundarios. Por su parte, el tramadol, que también es un opioide pero menos potente que el fentanilo, hace que los adictos se sientan somnolientos, sin poder de atención y desconectados de lo que sucede a su alrededor.

Las estadísticas muestran que esta droga africana está matando a alrededor de 12 personas por semana y llevando a miles a los hospitales, solo en Sierra Leona. Como sucede con el resto de las drogas, a los efectos perjudiciales del consumo se suman los delitos o hábitos nocivos (prostitución, principalmente) que llevan adelante los adictos para conseguir el dinero para comprar el próximo porro. Cada cigarrillo cuesta alrededor de 5 leones, una cantidad de la moneda africana que prácticamente no posee valor en euros. Sin embargo, representa un gran esfuerzo en un país en donde el ingreso anual per cápita es de alrededor de 580 euros.

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