Basketball Champions League

86-68: Un Unicaja ridículo pierde en Ostende su ventaja europea

Los verdes ceden en Bélgica y dependen ahora del Oostende-Cluj de la próxima semana para saber si quedan primeros o segundos de grupo

El Unicaja hizo un partido lamentable en Ostende.

El Unicaja hizo un partido lamentable en Ostende. / BCL

Emilio Fernández

Emilio Fernández

Otro día para tirar a la basura del Unicaja, el enésimo de la temporada, sirvió para dejarse en Bélgica toda la ventaja europea que había traído el equipo de Rumanía la semana anterior. El Unicaja estará el viernes 25 de marzo en el sorteo de los cuartos de final de la Basketball Champions League. Eso ya es oficial, pero esta derrota en Ostende le impide hacerlo como campeón de grupo de forma matemática. Los verdes son oficialmente ya uno de los 8 mejores equipos de esta competición, pero de una manera agridulce por la oportunidad perdida y por la lamentable imagen de impotencia exhibida en la pista belga.

Sin tres jugadores importantes del perímetro, con muchas dudas después de un malísimo día en Las Palmas el sábado anterior y con la agonía de la situación límite que tiene el equipo en la Liga Endesa, no era un partido fácil. Pero tampoco puede ser excusa para perpetrar semejante ridículo como el de estos 40 minutos del Versluys Dome.

Y es que el Unicaja fue un desastre. No supo jugar sus cartas ante un rival menor. Porque este Filou Oostende es, de largo, el peor equipo del grupo (Prometey incluido). Está muy limitado de talento y tampoco es una exuberancia física. Randolph es verdad que pareció Kevin Durant, pero es que la defensa verde le dejó crecer y creérselo hasta firmar un partido de ensueño con 35 puntos, 4 rebotes y 2 asistencias.

Fue un partido equilibrado en los tres primero cuartos y un vendaval belga en los diez últimos minutos. El Unicaja aguantó a su rival, pero siempre yendo por detrás en el marcador. El Oostende tuvo un par de veces contra las cuerdas a los de Navarro, pero a trompicones y gracias a una versión muy acertada de Francis Alonso, el Unicaja llegó vivo a un último cuarto en el que desapareció de forma vergonzosa. Inadmisibles los últimos minutos de los verdes.

El inicio del partido fue un intercambio de golpes en un lado y en el otro de la pista. El Unicaja empezó muy fluido en su ataque, buscando balones interiores y dando una buena imagen, 12-15. Pero las ideas, la paciencia y el buen trato al balón se perdió en el esprint final de un primer cuarto, que terminó con 8 abajo, 25-17 y en el que se estrenó como cajista el cadete Mario Saint Supery

La desventaja fue a más, tras un 18-2 que encendió todas las alarmas, 30-17. Ibon Navarro devolvió a Alberto Díaz a la dirección en la pista y el equipo se recompuso, volvió a defender, a atacar mejor y el panorama cambió. Brizuela, muy perdido de "1", se sintió más cómodo jugando en su posición natural de escolta. Los puntos del vasco fueron importantes para el 33-30, todavía con tres minutos largos para llegar al descanso. El partido alcanzó el intermedio con la sensación de haber salvado un momento crítico y con todo por decidir de cara a los segundos 20 minutos: 39-38.

Un triple de Francis Alonso puso al Unicaja por delante en el tercer acto, 51-52. El escolta canterano estuvo muy fino en los tiros y fue clave para que el equipo no se descompusiera cuando más apretó el Filou Oostende en el primer tiempo. Navarro movió sus piezas buscando siempre un cinco que fuera competitivo y también frescura pensando en el esprint final del partido. El choque llegó al minuto 30 con más emoción que juego y un 59-56 que mantenía a los verdes todavía vivos en su camino hacia el liderato del grupo.

Otra buena racha de Francis desde el 6.75 igualó otra vez las fuerzas, 64-64, con siete minutos por delante. Pero en ese momento, en el que los niños tienen que dejar paso a los hombres, el Unicaja se desconectó y se convirtió en una caricatura.

El Oostende, sin hacer nada del otro miércoles, estuvo más acertado y el 73-66, con 4 minutos para el final volvió a colocar a los verdes en una situación límite para la que ya no hubo reacción. El equipo se olvidó de buscar a Francis y Cameron Oliver tampoco tuvo ningún protagonismo en el juego ofensivo de un Unicaja sin ideas. El parcial creció al 75-66, después de un 10-0 "matador".

El Unicaja se rindió antes de tiempo. ¿Por qué? Ni idea. Ellos sabrán. Pero digan lo que digan no tienen perdón. Hicieron ataques sin sentido, no circularon el balón, hubo demasiados uno contra todos y el final fue tan apacible para los belgas que entraron en los últimos 60 segundos 12 arriba, 79-67. Al final, la máxima: 86-68. Durísima derrota y patética imagen. No se puede decir otra cosa.