Nunca antes el Partido Popular de Andalucía había vivido una crisis orgánica de tanta envergadura y con tanto desconcierto entre sus cuadros directivos y militantes. A un día de que mañana miércoles expire el plazo para presentar los 90 avales necesarios para optar a ser el nuevo presidente del partido en Andalucía nadie había movido ficha a la espera de lo que decida Mariano Rajoy. Sólo él tiene la última palabra para nombrar al nuevo candidato que reemplazará al alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, en la presidencia de los populares y cuyo nombre será aclamado posteriormente en el congreso extraordinario que se celebrará en Sevilla el 1 y 2 de marzo.

Durante todo el día de ayer la palabra más repetida por varios dirigentes de las ocho provincias fue «no sé nada» o «esperamos noticias de Madrid», una decisión que parecía que se iba a transmitir ayer pero que Rajoy seguía meditando ayer noche pues no veía nada claro que el alcalde de Tomares (Sevilla), José Luis Sanz, candidato favorito de la secretaria general, María Dolores de Cospedal, y de Zoido, sea el perfil adecuado para liderar a los populares andaluces.

«Desconcierto», «sorpresa», «una estrategia disparatada» fueron otras de las palabras usadas por un alto dirigente del PP andaluz que relataba a La Opinión de Málaga las fuertes presiones que tanto Cospedal como Zoido estaban ejerciendo sobre Mariano Rajoy para que aceptara a la tercera el nombre de José Luis Sanz. Un posible candidato que sigue contando con el rechazo de una parte importante del partido como son las provincias de Almería, Cádiz y Málaga y que, según estas fuentes, sería una «apuesta arriesgada tanto para la unidad del partido como desde el punto de vista electoral pues no es un líder ni candidato que entusiasme».

Lo cierto es que Rajoy con su meditado silencio ahondó aún más en la llaga del PP andaluz y sembró el desconcierto cuando ni siquiera mantuvo ayer una ronda de contacto telefónico para calibrar los apoyos que podrían tener los candidatos que se han barajado en los últimos días.

En las quinielas no suena ningún nombre nuevo, según fuentes del PP, y siguen en liza los ya conocidos del alcalde de Tomares, José Luis Sanz; la delegada del Gobierno en Andalucía, Carmen Crespo; y el secretario de Estado de Asuntos Sociales, Juan Manuel Moreno Bonilla.

Este pulso entre varias provincias con la dirección regional y Dolores de Cospedal es insólito en la reciente historia del PP andaluz e incluso algunos dirigentes populares explicaron ayer a este periódico que que no era lógico todo el apoyo mediático que desde el propio aparato del partido le estaban dando a la posible candidatura de José Luis Sanz.

Y a la espera de que Rajoy decida hoy el nuevo referente del PP andaluz antes de iniciar un viaje oficial a Ankara, la confusión era tal que ni altos cargos ni dirigentes se atrevían a pronosticar o confirmar ningún tipo de rumor que corría por las redes sociales o columnas firmadas en diarios digitales. Uno de ellos, El Confidencial, publicaba ayer noche que José Luis Sanz presentará hoy su candidatura y que cuenta con el apoyo de la dirección nacional del partido y de su presidente, Mariano Rajoy.

«Ya no sabemos lo que es cierto o lo que son maniobras para presionar aún más a Rajoy, pero está claro que el alcalde de Tomares juega con ventaja al tener a la dirección regional y a Cospedal apoyándolo sin fisuras».

A la espera de lo que hoy cocine Rajoy, el día de ayer sólo sirvió para que las distintas provincias eligieran a sus compromisarios para el congreso de marzo y para esperar en la sedes de sus partidos a que sonara el teléfono rojo que escupiera el nombre del candidato.

La única que sí movió ficha ayer fue la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, que se autodescartó después de que el PP de Fuengirola la postulara a través de una campaña en las redes sociales. Luego acaparó la atención en la junta directiva del PP de Málaga y cerró el asunto alineándose con la tesis de Esperanza Aguirre al animar a José Luis Sanz y a Carmen Crespo a que presenten los avales para concurrir a un congreso abierto como sucedió en Galicia o Baleares.

Hoy Rajoy, con casi toda posibilidad, dará el nombre del nominado y cerrará el primer capítulo de la larga historia que le queda al PP andaluz, que no levanta cabeza desde que Javier Arenas marchara a Madrid y dejaran al alcalde de Sevilla al frente de un partido que ganó en las tres últimas citas electorales en Andalucía y que estuvo a punto de gobernar. Ahora el desconcierto y la división se extiende al no coincidir en el tiempos la urgencia de los populares andaluces y las meditaciones de Rajoy para cerrar una etapa sin liderazgo interno y sin voz en el Parlamento andaluz para hacer frente a una presidenta de la Junta de Andalucía que se consolida por el mero hecho de no tener oposición.