Música

Cómo Mónica Naranjo cambió la España de los años noventa

El periodista Juan Sanguino analiza en su nuevo libro, Apriétame más fuerte, la apertura a la diversidad que se produjo en la sociedad española justo antes del nuevo siglo a través de Palabra de mujer, el disco que confirmó a la cantante como estrella del pop y que resultó un vector sociocultural, un punto de inflexión para el movimiento feminista y el colectivo gay

La Pantera de Figueras actuará esta noche en la Cantera de Nagüeles, en el Starlite Festival, para repasar los numerosos hitos de su singular carrera artística

Mónica Naranjo, en la época en que lanzó «Palabra de mujer».

Mónica Naranjo, en la época en que lanzó «Palabra de mujer». / La Opinión

Eduardo Bravo

«Por mis cojones que yo vendo discos de Mónica Naranjo en España». La frase la pronunció en 1997 Manolo Moreno, máximo responsable de la compañía Epic en nuestro país, durante una reunión que había comenzado con el propio Moreno arrodillado ante la artista rogándole «Mónica, perdónanos, por favor, ¡perdónanos!». Para encontrar la razón a semejante acto de constricción había que remontarse a 1994. Ese año, Epic, subsidiaria de Sony Music, había sacado el primer disco de la artista, que no acabó de funcionar. Desencantada, la cantante aceptó la propuesta de la discográfica de probar suerte en México, donde se convirtió en todo un fenómeno. Mientras que en España las ventas apenas habían superado las mil quinientas copias, en el país norteamericano despachó un millón de discos.

Abochornados, en Epic se plantearon relanzar ese primer trabajo en España pero, para no paralizar la carrera mexicana de la artista, se decidió grabar un segundo trabajo. Titulado Palabra de mujer, el nuevo disco debía ser la consagración de Naranjo en España pero, para disgusto de todos, las expectativas tampoco se cumplieron. «Si Manolo Moreno se había empeñado en que Palabra de mujer iba a sonar por sus cojones, muchos popes de la intelectualidad reaccionaron con la misma actitud: Mónica Naranjo no iba a disfrutar del prestigio cultural por los suyos», escribe Juan Sanguino en uno de los pasajes de Apriétame más fuerte. El año que Mónica Naranjo desató a un millón de chonis, maricas y marujas, recién publicado por Lengua de Trapo. El título juega con un verso de Desátame, el gran hit de la cantante que se incluía en aquel álbum.

«Es un híbrido que no es una biografía, pero tiene datos biográficos; que no es un libro sobre la industria musical, pero en el que tiene mucho peso ese tema y en el que hay una parte de ensayo para que llegue a los que, sin ser fans de Mónica, les interese un disco que, de todos los que aparecieron en la época, fue el que mejor funcionó como vector sociocultural», explica Sanguino, cuyo trabajo es, en el fondo, un interesante análisis de la década de 1990.

«Los noventa son el canto de cisne de una forma de vida. Si la cultura de la celebridad comenzó a finales del siglo XIX, con las estrellas de teatro, las modelos, las grandes estirpes como los Vanderbilt o los Kennedy y la aparición de los ídolos del cine, es en los noventa cuando vive todo su apogeo. Además, es la década en que la civilización estuvo más desarrollada antes de la aparición de internet, que lo cambia todo. De hecho, es una época en la que aún no han aparecido los famosos de internet o de los realities y todavía se mantienen esos famosos que lo eran por desarrollar una actividad artística. Ese es el caso de Mónica Naranjo, que vino a ocupar un espacio que estaba vacío en España. Aquí, aunque teníamos referentes internacionales, no había una estrella del pop femenina o masculina que impactase de esa manera. Lo más cercano había sido Miguel Bosé en los 80, que era, al mismo tiempo, la mayor estrella femenina y masculina porque mujeres no había».

Una pantera de raíces malagueñas

Aunque no hace gala de ello (quizás por la privacidad absoluta en torno a su vida que siempre ha tratado de imponer), lo cierto es que Mónica Naranjo es medio malagueña. Como tantos, esta catalana de Figueras es hija de emigrantes andaluces: su padre, Francisco, es de Montejaque; su madre, Patricia, de Sevilla. Buscaron una nueva vida en la Cataluña de los años 60, y ahí encontraron su sitio, creando una familia formada por Mónica, la primogénita,y sus hermanos Raquel y Enrique.

Época bisagra

A la hora de abordar ese periodo histórico, Sanguino ha evitado caer en el error de narrar esa década con los ojos del presente. A cambio, el periodista ha preferido mostrar al lector la percepción que se tenía entonces de movimientos como el feminismo o el colectivo gay, cuyos miembros, que aún no tenían reconocidos derechos como el del matrimonio igualitario, fueron clave para que Palabra de mujer acabase siendo el disco de mayor éxito de Mónica Naranjo.

«Los noventa fueron una época bisagra porque, si bien no se había dejado atrás el lado siniestro que rodeaba a la homosexualidad, como demostraba el Caso Arny, esa imagen empezaba a coexistir con la del marica de los 2000. Un marica simpático, que caía bien, que no era una figura amenazante y que podía vivir su sexualidad más o menos abiertamente. De hecho, aunque lo fácil hubiera sido colgarle una medalla a Sony Music diciendo: Fíjate, qué rompedores con la inercia social conservadora, que se apoyaron en los gays para promocionar el disco, no es cierto. Mucha gente que trabajaba allí me insistió en que recurrieron al público gay por desesperación. Ningún medio generalista les cogía el teléfono y lo mismo sucedía con la revista Shangay, a la que ninguna discográfica le prestaba atención por ser una revista dirigida al público gay. En ese sentido, se ayudaron mutuamente», comenta Sanguino, que recuerda cómo Sony ya había desarrollado una estrategia de promoción semejante con Raphael.

«Sin ser Raphael un icono gay, en 1992 publicó Escándalo, su comeback comercial después de unos años en los que no solo no tuvo éxitos, sino que se tuvo que ir de España porque se le asociaba con el franquismo. Escándalo era muy kitsch, muy hortera y con muchísima retranca porque jugaba con esa ambigüedad sexual que siempre ha rodeado al cantante. Sony Music repartió Escándalo en las discotecas gays, pero de eso ni tu madre ni mi madre se enteraron. Ellas veían a Raphael cantando Escándalo en Noche de fiesta, en el especial de Nochevieja o en Furor y les parecía muy simpática, pero no sabían que era un auténtico boom en las discotecas gays. En el caso de Mónica fue distinto, porque en cualquier medio de comunicación en el que se hablaba de ella, fuera El País, Interviú, la Nuevo Vale o Antena3, se mencionaba al público gay. Fue la primera vez que en los medios generalistas se citaba al colectivo gay como un grupo demográfico que podía interesar a la industria porque era económicamente viable. Por eso es importante puntualizar que, en un primer momento, los gais no se integraron en la sociedad por su dignidad como seres humanos, sino por ser consumidores».

El equipo de Lady Gaga estudió la carrera de Mónica Naranjo para diseñar la de la artista estadounidense

Entre las revelaciones que incluye Apriétame más fuerte está, por ejemplo, que el equipo de Lady Gaga ha estudiado la carrera de Mónica Naranjo para diseñar la de la artista estadounidense o que el éxito internacional de Believe de Cher gracias al apoyo del público gay fue posterior a la estrategia de Sony Music España con Palabra de Mujer. Anécdotas que ponen de relevancia la importancia de Mónica Naranjo como una artista que, casi tres décadas después, sigue siendo ignorada por la crítica, como demuestra que más de diez periodistas musicales activos en los años 90 declinaran participar en el libro.

Suscríbete para seguir leyendo