Agrupación joven

Orbis, presente y futuro de la música clásica malagueña

La orquesta sinfónica, asociación cultural y escuela, integradas en su mayoría por y para jovenes, al servicio de entidades públicas tendrá su próximo concierto el lunes 20

Alejandro Escañuela , director, emprende con un exclusivo formato de recital didáctico, “Orbis explica…”, en el que pretende romper la barrera elitista que separa al escenario de las butacas, acercando la música a los jóvenes

La Orquesta Sinfónica Orbis y su director Alejandro Escañuela junto a la delega territorial de Cultura en Málaga, Gemma del Corral en Cosentino City

La Orquesta Sinfónica Orbis y su director Alejandro Escañuela junto a la delega territorial de Cultura en Málaga, Gemma del Corral en Cosentino City / Roberto Montero Parada

Roberto Montero Parada

Cuando se le pide a Alejandro Escañuela perderse en la memoria y hacer el esfuerzo de volver a subirse a aquel atril del Auditorio Edgar Neville, con apenas 16 años, éste cierra los ojos. Los mantiene varios segundos, se ajusta numerosas veces los puños de la camisa y empieza: “Todo el mundo estaba muy nervioso, yo lo recuerdo como algo natural. Tres horas más tarde me di cuenta de lo concentrado que estaba… Perdí por completo la sensación de espacio y sobre todo la noción del tiempo”. Acababa de dirigir a su primera orquesta sinfónica. Actualmente, tiene nombre propio: Orbis

Se trata de una agrupación musical que junto a una escuela para las batutas del mañana nacen de la Asociación Cultural sin ánimo de lucro Orbis, surgida un 18 de junio de 2018 en Madrid por noveles melómanos andaluces y foráneostan cualificados como apasionados y para los que, según su máximo representante, fundador y cara pública, "la música lo es todo”. 

Su objetivo es dejar atrás el misticismo elitista y el miedo intelectual con el que pueden arremeter los vals de Tchaikovsky, el dramatismo del 'Coriolano' de Beethoven basado en la literatura de Shakespeare, la ópera 'Il Bountempone' de Asenjo Barbieri o las obras de Leonard Bernstein. En definitiva, romper la barrera entre el escenario y las butacas para hacer entender que “no hay que saber de música clásica para escuchar y disfrutar de la música clásica… Habla de temas universales: el amor, el desamor o la frustración. No hemos cambiado tanto: antes se llevaba peluca y ahora no”.

Alejandro Escañuela, director general y artístico de la Asociación Cultural sin ánimo de lucro Orbis

Alejandro Escañuela, director general y artístico de la Asociación Cultural sin ánimo de lucro Orbis / Roberto Montero Parada

¿Cómo? “Orbis explica…”, el as bajo la manga de esta organización totalmente estructurada que sorprende con su disciplina y unidad a los profesores colaboradores, siempre pretendiendo dar salida laboral a sus precoces talentos. Una idea única en España e inspirada en los conciertos didácticos de Leonard Bernstein: a la vez que dirige, Escañuela también narra, no se coloca de espaldas al público, los hace partícipes desentrañando al autor y la intención de la pieza. Moldea el código y el método sin cambiar el contenido para acercarlo a los jóvenes y que no se sientan “abuelos con caspa”. Si gusta—con mucho énfasis—“es porque es Beethoven, y lo tocamos de arriba a abajo”. Su próximo recital será sobre la 7ª sinfonía de Beethoven y la obertura 'Coriolano', el lunes 20 a las 20.00 en el Edgar Neville de la Diputación de Málaga a un precio de entrada de 8,55 euros

De idea a realidad

Adiestrado bajo la tutela de maestros como Octav Calleya, Tugan Sokhiev, Juan Luis Martínez o Miquel Ortega en Málaga, Madrid, Toulouse, San Petersburgo y Londres. Alejandro Escañuela iba poniendo forma y profundidad al sueño que desarrolló mientras hacía los deberes a la espera del fin de las clases de ballet de su hermana mayor, que duraban cuatro horas. “Fue amor a primera vista” el piano que de fondo tañía lo que podría ser un vals, pero seguro de Tchaikovsky, y “una llamada” la interpretación del 'Cascanueces' que fue a ver con seis años juntos a sus padres al Teatro Cervantes. 

Desde entonces la sensación sólo fue a más: a los 13 años Escañuela, alentado por el éxito de la Joven Orquesta Provincial de Málaga de Ángel Luis Pérez Garrido, dirigió una “orquestita” en su instituto, el IES Huelin. Con 16 presentó su primer proyecto “de miles de euros”, sin mucho éxito y con sumo fracaso, a instituciones locales como la Diputación o al Conservatorio Gonzalo Martín Tenllado, donde se formó. Pero, como dice la canción, el espectáculo debe continuar. 

Mientras estudiaba su 1º curso de dirección de orquesta en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid germinó el primer brote de un concepto: JOREM, la Joven Orquesta de Encuentros de Málaga. Este callejón sin salida le llevó a algo más grande, algo que descubrieron un grupo de andaluces traumatizados por los acrónimos y que trasteaban con el traductor de Google en la calle Conde de Romanones: a “orbis”, es decir, compás en latín—explica Escañuela a la vez que chasquea los dedos al tempo de un compás silencioso. También de órbita, la que completan juntos orquesta y público. 

No es que lo siguiente fuera más sencillo, pero al final vino. Entre 2018 y 2022, migraron de un humilde comienzo como cuarteto de cuerdas hacia el grado de “sinfónica”, el registro oficial de asociación, la creación del Festival Bahía de Cádiz auspiciado por el Ayuntamiento gaditano, el estreno mundial de “Il Buontempone” y la repetición en Fuenlabrada a petición de su concejala de Cultura. Aún así, Orbis no tiene sede oficial alguna, ensayan donde pueden o les permiten, pero según confirma su dirigente: “estamos en conversaciones”.

Infraestructura

La junta directiva de la Asociación Cultural sin ánimo de lucro Orbis la componen la jefa de producción, profesora de español en Francia y futura presidenta, Adina Sanchiz; la encargada de secretaría, coordinación y músico, Andrea Garrido; y el director general y artístico, Alejandro Escañuela. Recientemente han cerrado la incorporación de una asistente de producción en las tareas de gestión cultural, Lorena Chinea.

La Orquesta Sinfónica Orbis durante un concierto en el Edgar Neville de la Diputación de Málaga

La Orquesta Sinfónica Orbis durante un concierto en el Edgar Neville de la Diputación de Málaga / La Opinión

Por mucho que el propio Escañuela favorezca a las artes, afirmando que “son muy agradecidas” y la relación prácticamente matrimonial, aunque “muy a la antigua, sin divorcios”, que se puede tener, una cosa es cierta: no dan de comer tan fácilmente. Son necesarias las siluetas de los patrocinadores, los mecenas o las partidas presupuestarias. Al ser preguntado por la gestión económica, su director responde: “por el momento los patrocinadores y mecenas somos mis padres, los amigos de Orbis y yo”. Antes de 2018 no hubo respaldo presupuestario alguno, con una cuota de 15 euros mensuales ofrecidos por la cúpula se subsanan los gastos estructurales. Son los contratos con las diferentes instituciones públicas los que garantizan a la orquesta sinfónica un horario de ensayos, dada la seguridad de un pago, que se reparte equitativamente entre sus miembros. 

Alejandro Escañuela suscita que para todas las cosas que hace en la vida “desprende una gran ilusión”, una gasolina que no le ha permitido rendirse ante las usuales condescendencias llovidas por su pronta edad, y es que, “a ojos de las instituciones públicas, molesta ser tan joven”. Confía en Málaga y su músculo cerebral: la cultura, también en su talentosa cantera, llegando a denominar a la ciudad como “la capital cultural de España, y no Madrid”. Apuesta—fiera mirada incluida—que será referencia europea y vela por la creación de un Auditorio de Málaga que así lo respalde, pero para ver cumplir el objetivo de la partida presupuestaria ya destinada a este proyecto todavía queda tiempo. Al fin y al cabo, la buena música requiere cariño.