Entrevista | Juan Antonio Vigar Director del Festival de Málaga

«Los productores en Madrid me han dicho: Qué caro se ha puesto estar en el Festival de Málaga»

«Para configurar el área española de la Sección Oficial hemos dejado fuera 160 de los 180 audiovisuales que hemos visionado. Eso creo que ya supone una criba importante», asegura

Juan Antonio Vigar, posando con una cámara en la puerta del Teatro Cervantes.

Juan Antonio Vigar, posando con una cámara en la puerta del Teatro Cervantes. / ÁLEX ZEA

Víctor A. Gómez

Víctor A. Gómez

 A pocos días del comienzo, el 1 de marzo, de la nueva edición del certamen de cine en español hablamos con su timonel de su récord de películas programadas (casi 250) en sus diferentes secciones, del futuro más o menos inmediato de la cita y, sin que sirva de precedente, de un asunto personal: el problema de salud que le mantuvo fuera de combate unos meses y que ha terminado redefiniendo su mirada a la vida y al trabajo. 

Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga, nos recibe en su despacho del Teatro Cervantes. Todo sigue aparentemente igual pero mucho ha cambiado en realidad; se nota en una de sus estanterías, presidida humildemente por un pequeño lema: «La cultura es alegría». Al él se refiere en el momento de la conversación en que abordamos cómo un problema de salud el año pasado, justo después de la finalización de la anterior edición del certamen, le obligó a detenerse, reflexionar (una de sus palabras favoritas) y reajustar su ritmo de vida. De eso y de las claves de la inminente convocatoria con el cine en español, la vigésimo séptima ya, hablamos largo y tendido.

El director del Festival de Málaga, en la puerta del Teatro Cervantes. | ÁLEX ZEA

El director del Festival de Málaga, en la puerta del Teatro Cervantes. / ÁLEX ZEA

La edición pasada del Festival terminó con varias críticas que apuntaban un exceso de largometrajes fuera de las áreas competitivas. El propio certamen aseguró que habría una reflexión al respecto pero ahora vemos que el certamen ha batido su propio récord de número de películas seleccionadas: 250. ¿A qué conclusión se llegó en ese proceso de reflexión?

Siempre intentamos escuchar lo que se nos dice y escuchamos lo que se nos dijo sobre el exceso de películas fuera de competición. Y reflexionamos mucho sobre ello. Nuestra intención era, efectivamente, adelgazar el área no competitiva de la Sección Oficial... Pero luego la realidad se impone: hemos recibido este año muchos más audiovisuales que el año pasado, un 10 por ciento más; en largometrajes susceptibles de entrar en Sección Oficial hemos visto 181 películas españolas y latinas, un total de 242 para ser exactos. Cuando te sientas a ver todas y cada una de esas películas eres consciente de que sólo tienes 11 lugares en la Sección Oficial a concurso para el cine español, por ejemplo. Y entonces te pones a reflexionar de nuevo y piensas que si el Festival quiere ser útil a un sector tiene que ayudar a la visibilidad de sus películas. Y entonces llega el momento en que tienes que tomar una decisión: o hacemos caso a los medios que nos piden que se adelgace el número de películas o somos fieles a nuestro planteamiento de utilidad al sector, creando una sección oficial fuera de competición que sea amplia y que pueda mostrar todo eso que no cabe en Oficial. La reflexión nos llevó a la segunda opción. Así que asumimos que otra vez nos digáis que hay demasiadas películas para ver. Pero también es cierto que un festival grande como el de Málaga no tiene por qué ser abarcable para un cinéfilo, éste debe elegir.

No sólo los medios de comunicación criticaron ese exceso de películas. También hubo equipos de algunos largometrajes que se presentaban en el Festival que se quejaban de lo difícil que resultaba conseguir esa visibilidad incluso habiendo sido seleccionados. La competencia por los flashes empieza a parecerse a una jungla...

Fruto de la experiencia y de las conversaciones que hemos tenido este año con el sector, le puedo decir que lo que está caro en realidad es estar en Málaga, da igual en qué sección. «Qué caro se ha puesto estar en Málaga», así me lo dijeron varios productores en Madrid hace unos días. Son conscientes de la enorme proyección pública y mediática del Festival de Málaga y de que el hecho de estar aquí ya te puede propiciar esa visibilidad que buscan. Luego depende de la capacidad de los productores y sus equipos de prensa el conseguir mayor visibilidad todavía con sus propuestas.

Pero, ¿no es la función de un festival la de cribar, ser una selección de lo interesante, lo pertinente, lo importante?

Por ejemplo, hemos visto 180 películas españolas para terminar eligiendo 11 a concurso y 15 fuera de competición. Dejar fuera 160 audiovisuales creo que ya supone una criba. Y somos conscientes de las ilusiones, la inversión y las ilusiones detrás de todas ellas; dejarlas fuera de la carrera resulta doloroso, sobre todo para nosotros. Así que lo que va a llegar a Málaga es el destilado de todo lo que hemos visto, lo que creemos que define una imagen de lo que se está haciendo en el cine en español, esa foto fija a la que yo siempre me refiero. Desde ese destilado y la variedad que ofrecemos, de formatos, narrativas y miradas, creo que se conforma un festival interesante para todos.

Será una edición muy importante para usted, la primera después de un problema de salud que le mantuvo unos meses del año pasado fuera de sus obligaciones profesionales con el Festival y el Teatro Cervantes. ¿Cómo afronta la cita?

Sí, he vivido una experiencia personal fruto de un tema de salud que me ha hecho reflexionar mucho sobre las cosas. Regresé al trabajo relativamente pronto, pero no por capricho personal. Fue una cosa meditada y hablada con mi cardiólogo; le dije: «Necesito volver a trabajar porque anímicamente también tengo que sanar». Siempre digo que estoy en la organización de un festival de cine no porque me guste organizar festivales sino porque me apasiona el cine. Así que estar conectado con el cine, con la gente que lo hace, también era una medicina desde el punto de vista anímico.

"Sigo las recomendaciones de mi cardiólogo y tengo claro que las ansiedades de los demás son suyas"

¿Y qué le ha recomendado el cardiólogo?

Su única recomendación, y la estoy tratando de llevar adelante de la mejor manera posible, es que gestione mejor el tiempo, las emociones y el estrés. Lo que estoy haciendo este año es intentar dejar claro que las ansiedades de los demás son suyas y que tengo que seguir la máxima de «Vísteme despacio que tengo prisa». Desde la experiencia personal todo esto me ha servido para extranjerizarme de mí mismo, de lo que significa el vértigo cuando uno entra en un proyecto de esta naturaleza y a partir de ahí ser un poco más objetivo con lo que va pasando. Toca relativizar las cosas y al final hacerlas lo mejor que uno puede, pero con el tempo y la intención que te permita disfrutarlas más [Apunta con el dedo el citado cartel situado en una de las estanterías de su despacho] Nada más regresar al trabajo situé ese lema en mi despacho: «La cultura es alegría». Y es así: tenemos que disfrutar haciendo este proyecto. Sí, surgirán tensiones, momentos de complejidad, pero con el mejor ánimo y la serenidad que intento aplicar a las cosas podremos hacer que el festival sea un festival pleno de alegría.

Vigar, junto al cartel del 27º Festival de Málaga, que comenzará el próximo 1 de marzo.

Vigar, junto al cartel del 27º Festival de Málaga, que comenzará el próximo 1 de marzo. / Álex Zea

El cine le ayudaría mucho en su recuperación, me imagino.

Muchísimo, y también la lectura, otra de mis pasiones. En ese periodo en que decidí estar completamente apartado de la realidad profesional, porque era necesario para mi recuperación, el cine fue ese último refugio, parafraseando aquel título de película, que uno tiene y en el que siempre encuentra felicidad y momentos de alegría y, sobre todo, donde la mente la llevas a otros mundos, que te sacan de esa realidad con momentos complejos, de dolores, de medicación... Me gusta usar esta expresión, se la pedí prestada al maestro Alcántara [el articulista y poeta Manuel Alcántara]: la pantalla del cine es ese estanque vertical en que tú te zambulles para entrar en un mundo que reúne todas las virtudes. Y así ha seguiendo siéndolo estos meses.

Volvamos el Festival. Las obras de NeoAlbéniz comenzaron esta misma semana. ¿Qué salto dará el certamen cuando esté disponible al fin su sede?

Será un importante salto cualitativo. En estos siete años desde que surgió la idea hemos defendido la necesidad de esa espacio, porque tiene varias virtudes. La primera, nos dotará de espacios de exhibición adicionales, no sólo durante el Festival, sino en el día a día del Cine Albéniz; ahora podremos ofrecerle una programación más amplia y rica a las 25.000 personas que forman parte de nuestro club de fidelización y a los que quieran sumarse. Además, en segundo lugar, el Festival tendrá una sede ya de verdad, acorde al prestigio y al nivel que el certamen ha alcanzado a nivel nacional e internacional, un espacio que dignificará al propio festival. Y, en tercer lugar, vamos a ofrecer la posibilidad a compañías del sector audiovisual de tener microcontenedores empresariales donde ubicarse y, al margen de sus propias instalaciones, puedan disponer de un espacio donde poder hacer visible su oferta, relacionarse con las empresas que vienen a rodar a Málaga... Eso permitirá un dinamismo y un nivel de uso que harán del NeoAlbéniz, como dijo la arquitecta Natalia Muñoz, «un pequeño edificio pero de un gran valor».

"Sueño con un proyecto que durante 4 semanas, con los 10 días del Festival como epicentro, sea una cita con la Cultura con mayúsculas"

En 2017 el Festival de Málaga se reformuló con lo que usted siempre denomina «el abrazo al cine iberoamericano», una decisión que, aunque al principio controvertido, ha terminado cuajando. ¿Ha encontrado ya el certamen su identidad definitiva o se preparan nuevas transformaciones en algún sentido?

El Festival ha encontrado su personalidad en cuanto a su vinculación con el sector audiovisual. Estos dos cimientos, porque al abrazo al cine iberoamericano hay que añadir la potenciación del área de industria, son los más sólidos sobre los que estamos construyendo nuestro edificio. Pero necesitan asentarse todavía más. Aunque sigo soñando con que en este tiempo que yo pueda estar en el festival se produzca una mayor permeabilidad entre el cine y las artes creativas ya durante la celebración del propio certamen. Hemos creado Neópolis, un proyecto aún embrionario que vincula el audiovisual con la ciencia y la tecnología, algo muy importante en los tiempos en los que estamos; hemos recuperado el FM Festival [conciertos en la Sala París 15 durante el certamen, con nombres como Chambao o La Bien Querida]... Pero sueño con que durante cuatro semanas, con los diez días del Festival como epicentro, estemos desarrollando un gran proyecto de Cultura, cultura con mayúsculas. Estamos trabajando para que los diez días del certamen todas las personas inquietas y con deseos de indagar no sólo puedan ver películas sino participar en otros hechos creativos que impulsen a la reflexión.

«El tiempo que yo pueda estar en el Festival» acaba de decirme. ¿Estamos ya en una fase crepuscular de su gestión al frente de la cita?

Me encuentro fuerte y confiado, pero también soy consciente de que los proyectos también tienen su tiempo. Yo tengo mi compromiso con nuestro alcalde hasta la finalización de esta Corporación y luego habrá que reflexionar y valorar. Pero, en líneas generales, pienso que el paso del tiempo hace necesario que vengan otras personas a los proyectos, personas más protagonistas de su tiempo por razón de edad, energía, dinamismo... Y porque la capacidad creativa mengua con el paso del tiempo, aunque yo me encuentre ahora mismo en un momento fértil en ese sentido. Pero soy muy realista: cuando considere que no aporto al proyecto será cuando tranquila y sosegadamente me retire de él. Y en esa retirada mi último refugio será el cine, por supuesto.

Juan Antonio Vigar, director del Festival de Málaga y director del Teatro Cervantes

Juan Antonio Vigar: "Soy muy realista: cuando considere que no aporto al Festival será cuando tranquila y sosegadamente me retire de él" / Álex Zea

Ya que su programación es casi infinita, recomiéndenos algunas de las actividades de la próxima edición del certamen.

Me quedo con dos nuevas secciones que nacen de mi particular necesidad de recuperar el patrimonio fílmico español. Somos un festival muy de presente y con un indudable proyección de futuro pero nadie debe olvidar dónde están sus raíces. La primera, con el asesoramiento de Luis Parés, es La Cápsula del Tiempo, la recuperación de películas muy primigenias de nuestro cine, de los años 30, para curarnos de la ignorancia fruto de creer que lo estamos inventando todo. No serán simples proyecciones sino que se contará con un formato más cómplice, con actuaciones musicales, por ejemplo.

¿Y la segunda sección?

Se titula El Underground Andaluz y es algo que me parecía de justicia: necesitamos que se recupere el cine andaluz, que sea conocido a partir de una serie de películas como Kárate a muerte en Torremolinos o La furia de McKenzie. Tenemos que volver a esa alegría, a la explosión de creatividad del underground andaluz. Se lo comenté hace un par de años a Alberto Rodríguez [cineasta, autor de La isla mínima y Modelo 77, entre otras] y al final ya lo hemos podido hacer. Proyectamos las dos películas que he citado y reuniremos a muchos de sus protagonistas, de aquella época y que lo son todavía, como el propio Rodríguez, Pedro Temboury, Gervasio Iglesias, Santi Amodeo... O sea, la realidad y el presente de nuestro cine andaluz. Nos juntaremos para conjurarnos y procurar el mayor disfrute de nuestro cine.

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