María Oruña y el enigma de la habitación cerrada

Destino publica ‘Lo que la marea esconde’, un nuevo trabajo de María Oruña, una de las grandes damas de la novela negra española, un libro en el que se enfrenta, con éxito, al viejo enigma de la habitación cerrada

María Oruña

María Oruña

José Antonio Sau

José Antonio Sau

Me gusta la novela negra, aunque pocas veces me asomo a su veta más comercial. No es que desmerezca esa producción, claro, que tan buenísimos exponentes ha dado a lo largo de los últimos años, pero la verdadera novela negra late lejos de los focos y de los diarios de tirada masiva. Eso sí, de vez en cuanto sí me gusta asomarme a ese balcón y degustar alguna de sus creaciones: en este caso le ha tocado a ‘Lo que la marea esconde’, de la escritora gallega María Oruña, una autora de esas que venden decenas de miles de libros y que, además, lo hacen bien. Muy bien, de hecho. En esta novela Oruña se enfrenta al viejo enigma de la habitación cerrada: cómo alguien ha podido ser asesinado en una habitación de la que nadie puede salir ni entrar, al menos de forma aparente. En algún punto de su carrera, todos los autores de novela negra o policiaca se enfrentan a sí mismos y a este delicioso enigma y Oruña lo solventa con suficiencia y calidad narrativas.

La presidenta del Real Club de Tenis de Santander es una de las mujeres con más poder, y también más odiadas de la ciudad. Una noche ha dispuesto una cena en un barco recién restaurado por la entidad que preside, evento al que asisten insignes personalidades de la sociedad local, leyendas del tenis, empresarios y otros personajes. Judith Pombo, que así se llama la víctima, ya en la goleta, acude a su habitación y ya nunca saldrá de ella. Un pequeño grito alerta a los asistentes de que Pombo es ya pasado. Todos ellos, no sólo los invitados sino también la tripulación, pasarán automáticamente a ser sospechosos. Pero he aquí que es Valentina Redondo, una teniente de la Guardia Civil experimentada, obsesiva y rota de dolor por una traumática experiencia profesional que acaba anegando también su vida personal, la que se enfrenta a este complicado crimen. Debe resolverlo eficaz y rápidamente, porque entre otras cosas hay cierto revuelo antimonárquico en la ciudad y se espera la visita del Rey a un importante evento tenístico. Oruña riza el rizo, porque el barco está en alta mar, sólo los invitados se hallan a bordo y hasta la forma de morir de la odiada dama de la alta sociedad santanderina es inverosímil: una pequeña incisión cerca del corazón. Se ha usado un arma blanca, pero ¿quién ha podido hacerlo si no se puede entrar ni salir de ese habitáculo?

Dos aspectos a destacar de esta novela:la documentación es muy sólida, se nota que la escritora conoce los diferentes grupos operativos de la Guardia Civil y el funcionamiento de los distintos departamentos, y no sólo policiales, también judiciales y forenses. Por ahí, como es habitual en otros autores, no flaquea la novela. Y también la magnífica descripción global de Santander y de algunos de sus edificios emblemáticos, que la convierten en un personaje más de una rica trama coral en la que sobresale la magnética y torturada personalidad de Valentina Redondo.

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